Las familias de Lucas José Mayo Abeijón, Manuel María Tajes Lestón y Manuel Indalecio Mayo Brea están unidas en el dolor y la desesperación. Solo los últimos tienen la certeza de que este marinero del Santa Ana está muerto, ya que su cadáver fue recuperado e identificado ayer. Y esto, aunque suene trágico, y lo es, resulta para ellos un consuelo, porque "al menos podemos llorarlo y enterrarlo".

Eso es lo que quieren los familiares de Lucas Mayo y Manuel Tajes. Cuanto más pasa el tiempo menos esperanzas tienen de encontrarlos con vida, y casi todos consideran, aunque se resistan a decirlo, que pueden estar muertos también, atrapados en el interior del barco hundido en Avilés. "Lo único que queremos es recuperar los cuerpos y enterrarlos", dicen las familias una y otra vez mientras tratan de consolarse entre ellas.

Y no están solas, ni mucho menos; su pueblo, y en general toda la ría de Muros-Noia, están a su lado. No sirve para recuperar a sus seres queridos, pero ayuda a superar los momentos más duros. "Estamos agradecidos por la gran cantidad de gente que nos ha llamado o ha venido a casa para interesarse por lo sucedido y ofrecer apoyo", destaca un joven amigo de otro joven como él, Lucas José Mayo.

En un bar cercano a sus casas algunos no querían ni oír hablar de lo ocurrido, pero otros aprovechaban la presencia multitudinaria de medios de comunicación para rendir homenaje a Lucas hablando de él como "un hombre noble" que, "pase lo que pase", nunca olvidarán.

Especialmente significativo ha sido el apoyo de cuantos viven de la mar, que en Muros son muchos. Entre ellos el patrón mayor, Daniel Formoso, quien declaró que el Santa Ana disponía de moderna tecnología y vaticinó que "la fuerte rompiente" en el lugar del naufragio complicará el rescate de los cadáveres.