Los pisos turísticos extienden sus tentáculos a los barrios vigueses: un edificio completo en Teis

Un bloque en Sanjurjo Badía dedicado a arrendamiento tradicional será reformado para alumbrar garajes y 14 viviendas de uso vacacional en el bajo, cinco alturas y bajocubierta

Edificio en Teis ya en reformas.

Edificio en Teis ya en reformas. / Marta G. Brea

El auge turístico de la ciudad, motivado, principalmente, por las playas, las islas Cíes y la suavidad de las temperaturas en verano y la Navidad y su alumbrado en invierno, potencia el músculo de las viviendas vacacionales, que siguen creciendo semana a semana y no solo en las zonas más céntricas, también en los barrios. En Teis, un edificio entero –incluido el bajo comercial– dedicado hasta hace poco al alquiler tradicional ya está en reforma con el objetivo de destinarlo al alquiler vacacional.

El bloque, con más de 60 años de antigüedad, se levanta en el número 105 de la calle Sanjurjo Badía, cerca del barrio das Flores. Será remozado con un presupuesto que supera los 700.000 euros. Las obras que autoriza la Xerencia Municipal de Urbanismo consisten en la reforma interior de las 10 viviendas existentes y la construcción de cuatro nuevas: dos en la planta baja modificando el uso comercial -estaba el negocio de fotografías Arela- y otras dos en la bajocubierta, donde desaparece el uso de almacén.

Además, se crearán 13 plazas de garaje repartidas en dos sótanos, se instalará un nuevo ascensor de mayores dimensiones que comunicará la zona de aparcamiento con las viviendas y se realizarán nuevas escaleras independentes entre el garaje y la planta baja. Se renovará también la envolvente de la edificación. Tras la reforma autorizada, resultará un edificio de dos plantas para garajes, planta baja para portal y dos viviendas, y plantas primera, segunda, tercera, cuarta, quinta y bajocubierta con dos viviendas por planta. En total, 14 pisos y 13 plazas de aparcamiento.

Esta intervención es un ejemplo más de la proliferación de viviendas de uso turístico (VUT) en la ciudad olívica, que registra datos récord de visitantes a pesar de los graves problemas de conexión que padece, sobre todo, por tren y avión. Según el registro de empresas y actividades turísticas de la Xunta de Galicia, ya son 1.673. En abril de 2023, hace un año, sumaban 1.055. En resumen: el parque de este tipo de alojamientos coge músculo a un ritmo medio de casi dos inmuebles más por día. Si proyectamos las cifras, Vigo finalizaría este 2024 con más de 2.000.

Como se puede ver en el registro autonómico, las VUT están repartidas por todo el municipio, pero se concentran en el centro. Las hay en García Barbón, Castrelos, Torrecedeira, Sanjurjo Badía, Policarpo Sanz, Rosalía de Castro, Rogelio Abalde, Luis Taboada, Oporto, Velázquez Moreno, Julia Minguillón, Castelao, Camelias, Barcelona, Travesía de Vigo, Real, López Mora... pero también en Lavadores, Teixugueiras (Navia), Comesaña, Coruxo, San Miguel de Oia, Valladares, Cabral, Bouzas, Beade o Bembrive.

Subida del precio de los alquileres

El Sindicato de Inquilinas de Vigo-Tui-Baixo Miño vincula directamente el aumento de viviendas de uso turístico con la subida de los precios de los alquileres –a 9,8 euros el metro cuadrado en marzo, según el portal digital Idealista, récord histórico; y la oferta, en mínimos, con menos de 400 disponibles–, por lo que considera fundamental su restricción. Están en el mismo barco 15 entidades vecinales de diferentes partes del Estado –entre las que está la Federación de Asociaciones Vecinales de Vigo Eduardo Chao (Favec)–, que advierten de la gentrificación como una de las consecuencias. La Asociación de Hoteles de Vigo (Ahosvi) también exige su limitación y pone el acento en la diferencia de exigencias con los establecimientos hoteleros.

Precisamente, la intención anunciada en octubre por la responsable de Urbanismo del Concello, la concejala María José Caride, es “limitar nuevas actuaciones de pisos turísticos”, medida sobre la que, por ahora, no se ha concretado nada. Fue una de las medidas que citó en el paquete para intentar bajar los precios de los alquileres, así como la construcción de vivienda protegida y la movilización de las propiedades vacías –aplica un recargo del 50% en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) desde 2020–. Además, estudia la petición de zonas tensionadas para topar los precios, paso que también ven con buenos ojos los ayuntamientos de A Coruña y Santiago.

Las comunidades de propietarios de Vigo se están moviendo para intentar contener la eclosión de las viviendas de uso turístico y los malos comportamientos que se asocian a ellos en algunos casos, como ruidos derivados de fiestas o desperfectos en los elementos comunes de los edificios –principalmente, cuando se trata de jóvenes–. Ante las dudas que siguen existiendo sobre la legalidad al respecto de su prohibición –hay sentencias en España a favor y en contra–, lo que están haciendo los residentes es establecer un reglamento interno a los que se deben someter tanto los dueños de los pisos en alquiler vacacional como los turistas, pero también los estudiantes que viven en pisos universitarios.

Para afrontar contratiempos relacionados con la convivencia en los edificios, también se están aprobando en juntas de vecinos la instalación de cámaras de vigilancia en las zonas comunes. Sirven para potenciar la seguridad, pero también como elementos disuasorios para aquellos propietarios que estudian utilizar sus apartamentos de forma inadecuada.

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