Un mártir sin riñones a ojos del doctor

El urólogo Fernando Domínguez ingresa en la Real Academia de Medicina de Galicia con un discurso sobre San Zoilo, sanador de patologías renales y patrón de su pueblo paterno

Domínguez Freire, a la derecha, a yer en la ceremonia

Domínguez Freire, a la derecha, a yer en la ceremonia / Iago López

En todas las vacaciones de su infancia, Fernando Domínguez Freire (Vigo,1966) viajaba al pueblo de su padre, Carrión de los Condes (Palencia) y creció visitando su monasterio, donde dice la tradición cristiana que descansan las reliquias de San Zoilo. A este mártir cordobés, al que decapitaron tras quitar los riñones, se le considera intercesor en las enfermedades renales. Quiso la casualidad que el doctor Domínguez acabara especializándose en Urología. Ayer, “aunó lo personal y lo profesional” centrando en esta figura su discurso de ingreso en la Real Academia de Medicina de Galicia (RAMG).

Licenciado en Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), el doctor Domínguez Freire se especializó en Urología en el antiguo Xeral. Trabajó luego en diversos hospitales de Galicia –Verín, Barco de Valdeorras, Salnés y Pontevedra–, hasta regresar a su ciudad, al Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi), donde ejerce en la actualidad. Desde hace más de 15 años también tiene una consulta privada.

Recuerda que fue a través de un artículo de FARO DE VIGO que aludía a una cirugía de extracción de piedra de la vejiga que había realizado de forma pionera en la ciudad el doctor Enrique Lanzós como comenzó su interés por la historia de la Medicina en la ciudad. “Fue un filón”, asegura. Empezó a dedicar su tiempo libre a bucear en ella y acabó cristalizando en la tesis “Evolución del pensamiento médico de entresiglos (1878-1932) en Galicia: de la caridad a la asistencia, El caso de Vigo”, con la que logró el doctorado, también por la USC, en noviembre de 2020.

La dirigió el doctor Fernando Ponte, académico numerario del sillón de Historia de la Medicina de la RAMG, que ayer se encargó del laudatorio al doctor. “Vigués, ejerciente, profundo, esencial, cósmico y antropológico”. Así definió al urólogo, al que considera “el más destacado historiador de la ciencia de Vigo”. Domínguez colabora también con la oficina de historia de la Sociedad Española de Urología e incluso con Historia de la Veterinaria.

“San Zoilo, mártir anéfrico. Hagiografía, arte y medicina”, es el título del discurso que pronunció el ya académico numerario. Mientras cuentan que a Santa Lucía le quitaron los ojos o a Santa Águeda, los pechos, a San Zoilo le extrajeron los riñones. Las actas lo fechan en el siglo III en Códoba. Fue siete siglos después cuando el infante Fernando de Carrión, como pago por los servicios prestados como mercenario, pidió a las autoridades musulmanas el traslado de las reliquias al monasterio San Juan Bautista, de la localidad palentina. Su madre, noble benefactora de esta institución, se había impregnado de la devoción a este mártir con la llegada de monjes escapados de Al-Andalus. Explica que la tradición cuenta que los riñones habían sido arrojados a un pozo de Córdoba, al que la gente iba a beber agua en busca de protección frente a enfermedades renales.

Más santos sanadores

No es el único santo sanador de dolores de riñones. En su relato, el doctor Domínguez repasó el corpus documental de la biblioteca hagiográfica –sobre los santos– latina en esta línea, se refirió a las actas del martirio y abordó las manifestaciones iconográficas del martirio. Y lo hizo con los ojos de la Medicina.

“Es una forma de dar a conocer nuestra cultura, nuestra historia y una manera de conocer localizaciones, obras… En definitiva, cultura española relacionada con el arte con la hagiografía y con la historia de la Medicina”, resumía antes de la celebración del acto, que tuvo lugar ayer, en la sede de la RAMG y en el que también intervino su presidente, Francisco Martelo Villar,. Al evento acudieron la gerente del Sergas, Estrella López Pardo, la presidenta de la Sociedad Gallega de Urología, Elena López, el jefe de mando de apoyo a la maniobra Juan Francisco Arrazola, el coronel director del Museo Histórico Militar de A Coruña, Antonio Montero, y la presidenta de la Fundación Barrié, Pilar Romero, entre otras autoridades, compañeros de profesión, académicos y familiares.

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