La red Iberos+ liderada por la UVigo testa en conejos implantes de origen marino para regeneración ósea

El consorcio transfronterizo demuestra la fiabilidad de biomateriales elaborados con piel y dientes de tintoreras: forman más tejido y se degradan menos que los actuales

Reunión de lanzamiento de la red Iberos+ el pasado noviembre en el Hospital Álvaro Cunqueiro.

Reunión de lanzamiento de la red Iberos+ el pasado noviembre en el Hospital Álvaro Cunqueiro. / S.P.

Sandra Penelas

Sandra Penelas

La red Iberos+, liderada por la UVigo e integrada por más de 150 investigadores de Galicia y el norte de Portugal, ha testado con éxito la fiabilidad de implantes para la regeneración ósea elaborados a partir de la piel y los dientes de tintoreras. Los ensayos con animales han demostrado que estos dispositivos fabricados a partir de descartes pesqueros forman más tejido y se degradan menos que los actuales.

El trabajo arranca del primer consorcio transfronterizo Iberos, que el año pasado renovó su financiación hasta 2026. Y que además se amplió con la entrada de cuatro empresas que ahora estudian la viabilidad de trasladar estos biomateriales al mercado. Un claro ejemplo de los objetivos que persigue la red, convertir el conocimiento puntero de los laboratorios en productos de interés comercial y hacer de la Eurorregión “un polo en biotecnología”.

“Los proyectos deben tener una continuidad con financiación a medio plazo, porque en tres años apenas te da tiempo de empezar. La fórmula para asegurar el éxito es invertir en consorcios estables para que se puedan afianzar y empezar a generar resultados”, defiende el catedrático de la UVigo y coordinador de Iberos+, Pío González.

El desarrollo de estos nuevos biomateriales de origen marino implicó a investigadores del Cintecx de la UVigo, el Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC, el grupo 3B’s de la Universidad de Minho, la Facultad de Veterinaria de la USC y la empresa de base tecnológica iBoneLab.

El catedrático de Fisica Aplicada, Pío González.

El catedrático de Fisica Aplicada, Pío González. / Ricardo Grobas

El grupo de Nuevos Materiales que lidera Pío González ya demostró in vivo la viabilidad de implantes óseos obtenidos a partir de dientes de tiburón. Y este estudio supone “un paso más”, ya que los dispositivos también integran colágeno, con lo cual su composición es más similar a la del hueso.

Los expertos de la UVigo mantienen una estrecha colaboración con dos grupos del IIM –Bioquímica de Alimentos y Reciclado y Valorización de Residuos–, cuyos expertos buscan darle un valor añadido a los descartes y subproductos pesqueros. “Ellos extraen colágeno de las pieles de tintoreras y a nosotros nos suministran las cabezas para aprovechar los dientes, de los que extraemos fosfatos cálcicos (apatitas). Ambos elementos son, en realidad, la composición del hueso y los obtenemos a partir de la cabeza de esta especie de tiburón, que ahora solo se utiliza para hacer harina de pescado”, destaca González.

Con estos materiales de origen marino, el grupo 3B’s de Minho, especializado en ingeniería de tejidos y medicina regenerativa, fabricó los dispositivos biomédicos. “Construyeron un material poroso o andamiaje (scaffold) de colágeno con incrustaciones de fosfato cálcico que, una vez implantado, facilita que las células de tipo óseo del paciente empiecen a colonizarlo y formen el tejido nuevo”, explica.

Y estos biocomposites viajaron desde Portugal al campus de Lugo para que los investigadores de Veterinaria que también han creado la empresa iBoneLab los implantaran en el fémur de conejos de Nueva Zelanda.

El siguiente paso fue realizar un estudio comparativo entre el biomaterial de origen marino y el fabricado con colágeno bovino e hidroxiapatita sintética, que está considerado el estándar de oro y es el que se utiliza actualmente. Y los resultados demostraron que, en ciertos aspectos, el de Iberos+ incluso lo mejora.

Laboratorio del grupo de Nuevos Materiales.

Laboratorio del grupo de Nuevos Materiales. / FDV

Los composites fabricados a partir de piel y dientes de tintorera presentan porosidades más altas, propiedades mecánicas mejoradas y tasas de degradación más lentas. Doce semanas después de la cirugía, las pruebas de imagen y de histomorfometría revelaron que la formación de tejido nuevo era de un 17,9 y un 13,1%, respectivamente, frente al 11 y el 10,4% de los dispositivos convencionales.

Finalizados los ensayos, cuyos resultados acaban de aparecer publicados en la revista Biomaterials Advances, esta línea de trabajo continúa en el ámbito científico y en el de la transferencia. “Los investigadores del IIM-CSIC están intentando fabricar esponjas de colágeno en las que introducir después las apatitas y poder obtener un producto sanitario. En principio, para el mercado veterinario, y luego se vería si se puede extender al ámbito de la salud humana. Las empresas del consorcio están estudiando los procesos regulatorios y analizando la viabilidad comercial”, comenta González.

En todo caso, el catedrático considera que el salto podría ser “perfectamente abordable”: “Está en sus manos decidir hasta qué punto están en condiciones de invertir y arriesgar, ya que cualquier nuevo proceso implica un coste inicial que hay que amortizar en un tiempo razonable. Pero yo creo que podría ser muy viable. Sobre todo, para empezar en el mercado veterinario”.

El objetivo de Iberos+ es continuar generando trabajos científicos y nuevos productos para el mercado. “La Eurorregión cuenta con grupos muy potentes y con tecnologías en la vanguardia de la innovación. No solo en la biofabricación y la ingeniería de tejidos, sino también en la bioimpresión, los organ-on-chip, que son como laboratorios en miniatura, o los esferoides y organoides, que permitirán ensayar muchos fármacos y hacer medicina personalizada”, resume González sobre las principales líneas del consorcio.

“La gente está con ganas y hemos visitado las empresas de la red para que nos planteen necesidades y nichos de mercado y valorar cómo podemos contribuir nosotros a esos futuros productos. Se puede consolidar todo un sector económico en la Eurorregión”, subraya.

El máster en Biofabricación, único en España, formará a 21 alumnos en diseño de órganos y tejidos

La red Iberos+ reúne a 17 grupos de cinco universidades de Galicia y el norte de Portugal y de cinco centros de investigación, así como al Sergas, la Fundación Biomédica Galicia Sur, y a cuatro empresas innovadoras. Su puesta en marcha coincide con el inminente estreno del nuevo máster en Biofabricación, que impartirá la UVigo desde septiembre de forma conjunta con sus homólogas de Santiago y A Coruña.

A falta del último visto bueno del ministerio, el programa, pionera en España y uno de los pocos en este ámbito en toda Europa arrancará con 21 alumnos, 7 por cada universidad. Y, con la intención de formar grupos multidisciplinares, en consonancia con el trabajo que se desarrolla en laboratorios y empresas, la entrada se realizará por cupos para alumnos de Física e Ingeniería Biomédica, por un lado ; Biología, Biotecnología o Bioquímica, por otro; y también Veterinaria, Farmacia, Medicina o Fisioterapia.

El equipo docente procede de grupos de referencia en Galicia, vinculados a los tres institutos de investigación sanitaria y a centros singulares como el Cinbio y Cintecx, en el caso de la UVigo.

“La rueda está cogiendo inercia y esperemos que se mantenga. La biofabricación en Galicia está en un momento dulce, ideal, solo falta darle el empujón. Hay centros y grupos punteros, están apareciendo empresas ávidas de recibir estas innovaciones y este máster formará a profesionales en el campo. La Xunta quiere potenciar en Galicia este sector y estamos ante una oportunidad que necesita apoyo y financiación sostenida para que no se diluya. La Eurorregión puede posicionarse como un polo europeo”, destaca Pío González.

Se trata de un ámbito tan novedoso que las salidas profesionales todavía pueden parecer un tanto difusas, pero el potencial es muy grande. Los alumnos del máster adquirirán formación teórica y práctica en biofabricación, bioimpresión, ingeniería de tejidos o medicina regenerativa, entre otros contenidos, y podrán incorporarse a los grupos de investigación, las agencias públicas de calidad o inspección, así como a empresas.

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