La Privada Moderna seguirá habitada: los vecinos declinan la oferta de la Sareb

La entidad, dueña de los pisos, les propuso realojarlos en viviendas de la ciudad y dinero para intentar convencerlos

”Queremos que nos arregle ya los desperfectos”, reclaman

Los vecinos de la Privada Moderna, entre sus viviendas

Los vecinos de la Privada Moderna, entre sus viviendas / Marta G. Brea

Los 12 residentes de la Privada Moderna que viven en seis de los 42 pisos propiedad de la Sareb (Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria) rechazan las ofertas de realojo del también conocido como banco malo, participado mayoritariamente por el Estado. Defienden que su intención es quedarse a vivir en los hogares donde guardan los recuerdos de toda una vida y reclaman a su casera el cumplimiento de la sentencia que le obliga a ejecutar obras de conservación –algunas de ellas, de carácter urgente– en los inmuebles, ordenadas en resoluciones dictadas por el Concello en 2017.

Los residentes sufren humedades y filtraciones de agua y desperfectos en espacios comunes y redes de fontanería y saneamiento. La Sareb aseguró a FARO hace meses que “es más caro rehabilitar el inmueble que tirarlo y volver a construir”. “Esta inversión sería a cargo del contribuyente español –vía deuda pública–. La intención de la Sareb es vender ese suelo tal y como está”, apuntaban.

“Nos dieron dos opciones: más de 30.000 euros y un piso o 58.000 euros”, detalla Alfonso, uno de los residentes. Indica que las viviendas están ubicadas en el entorno del Xeral, A Florida, López Mora o cerca de la Travesía de Vigo. “O son pequeños o no están listos para entrar a vivir: sin puertas, sin muebles, sin rodapiés y sin pintar”, indica antes de señalar que la propuesta contemplaba mantener la cuantía de la renta antigua que abona mensualmente: “Pagamos 60,24 euros. Queremos seguir viviendo aquí mi mujer y yo, donde estamos desde hace casi 50 años, y que arreglen todos los pisos. No han hecho nada desde 2017”.

Su mujer, Concepción, deja claro que la idea de marcharse no se le pasa por la cabeza porque significaría alejarse de sus hijos y nietos, que viven cerca de la Privada Moderna, y de las amistades que han hecho en el barrio, así como dejar de lado la comodidad de disponer de servicios de confianza en la zona, como el centro de salud. “Llevamos toda la vida aquí. Además, gastamos mucho dinero en este piso: pusimos la cocina, ventanales, el baño…”, enumera, a la vez que critica la postura de la Sareb: “Nos quiere hacer la vida imposible para que nos vayamos: pedimos que nos arreglen los desperfectos desde 2017, ya es hora de que hagan algo. Tendrían que pagarnos por los daños psicológicos”.

"Estamos cansados: mi casa está llena de humedades y moho"

A su hermana Carmen, también vecina de la Privada Moderna, la Sareb le ofreció lo mismo, según relata Concepción, al igual que a Loli y su marido, a quienes los acompaña su nieto de cuatro años en ocasiones. “Nos quedamos aquí a la espera de que nos arreglen las viviendas. Estamos cansados: mi casa está llena de humedades y moho, es insalubre. Llevamos así años y va a peor. Tengo todo el salón negro, también la habitación”, lamenta. La Sareb les enseñó pisos que ya les había ofrecido “hace más de ocho años, casi nueve”. “Queremos que cumpla cuanto antes la sentencia”, apostilla.

Carmela es la más veterana. El banco malo ofreció a esta octogenaria 50.000 euros, según concreta. “Les dije que no. Mi intención es quedarme aquí y que esto se arregle. Llevo 52 años viviendo en la Privada Moderna, 40 de casada con mi marido. Siempre lo pasé muy bien”, recuerda. Su deseo es que la Sareb reforme las viviendas habitadas, pero también las desocupadas para que esta zona próxima a Llorones se vuelva a llenar de familias con niños. “Sigo durmiendo fuera de casa por culpa de las filtraciones. Pedí que me solucionaran el problema hace meses, pero no lo hacen”, explica.

La Sareb acatará la sentencia

El también conocido como 'banco malo' confirmó a FARO hace semanas que acatará la sentencia: los vecinos podrían reclamar su ejecución forzosa si no se realizan estas actuaciones en el plazo de dos meses desde que el tribunal que emitió el primer fallo lo declare firme –se cumple a finales de marzo–.

Mariano y Paco fueron dos vecinos que ni siquiera quisieron escuchar las propuestas de la Sareb. Su única voluntad es que cumpla el fallo. Mariano defiende que los pisos desocupados deben ser puestos a disposición de las administraciones públicas para dedicarlos a alquiler social. Es, precisamente, una de las demandas que apoya el foro socioeducativo Os Ninguéns y formaciones como BNG, Podemos o Sumar.

Pontevedra, a favor de limitar el alquiler... y Vigo lo rechaza

A Coruña, Santiago de Compostela... y, ahora, Pontevedra. Son las tres ciudades gallegas que ya han mostrado su voluntad de que se apliquen limitaciones al precio del alquiler, medida contemplada en la nueva ley de vivienda estatal, en vigor desde el pasado mes de mayo, con el objetivo de facilitar el acceso a un hogar, un derecho constitucional.

En la capital provincial, el BNG aceptará una propuesta del PSOE para analizar la situación en el casco urbano. Son los socialistas los que impulsan esta iniciativa, al igual que ocurrió en Santiago y A Coruña. Sin embargo, en Vigo, con las mismas siglas al frente del gobierno local, el Ayuntamiento anunció hace meses que no tomará este camino para bajar la cuantía de las rentas, de récord. Según Idealista, el precio medio del metro cuadrado en Vigo nunca había sido tan alto: 9,8 euros en febrero, un 5,5% más que en el mismo mes de 2023.

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