Entrevista | Dolores Troncoso Catedrática jubilada de Literatura española

“Es muy recomendable recuperar el pasado frente al peligro que existe hoy de regresiones”

La Biblioteca Castro publica un volumen sobre el escritor vasco Juan Antonio de Zunzunegui prologado por la experta

Dolores Troncoso, en una imagen de archivo.

Dolores Troncoso, en una imagen de archivo. / Ricardo Grobas

Sandra Penelas

Sandra Penelas

La Biblioteca Castro recupera a uno de los escritores olvidados de nuestra literatura reciente de la mano de Dolores Troncoso. Juan Antonio de Zunzunegui (Portugalete, 1901-Madrid, 1982), hijo de una familia burguesa, falangista en su juventud y miembro de la Real Academia Española, criticó la sociedad española de posguerra y retrató con humor la vida bilbaína en las dos obras que se incluyen en este volumen, “La vida sigue” y “Cuentos y patrañas de mi ría”. La librería Librouro acogerá una presentación de la obra prologada por la catedrática viguesa la próxima semana.

–¿Qué destacaría de las dos obras incluidas en esta edición?

–”El mundo sigue” es su novela más importante. Zunzunegui era un señorito rico de Bilbao y estaba llamado a heredar los negocios de su familia, pero se fue a Madrid para dedicarse a la literatura y, como escritor, vivió con relativas penurias. Era falangista desde los primeros tiempos y, cuando estalló la guerra, empezó a ver cosas en el bando nacional que le horrorizaban. Y no digamos en la posguerra. Devuelve el carné y, sin hablar directamente de política, empieza a escribir una obra muy crítica con la sociedad franquista, que le repele porque es materialista y carece de ideales y ética. Y, en ese sentido, la novela refleja la sociedad de Madrid de forma exacta. El retrato es magnífico. Los cuentos, sin embargo, tienen un estilo completamente distinto, son muchísimo más libres y mucho menos canónicos. Resultan muy entretenidos. Él creía mucho en los cánones de la literatura, en cambio, el cuento entra en la fantasía y él reprime esa tendencia suya a los vericuetos y a dar consejos. Zunzunegui tenía amor y odio por Bilbao, conocía muy bien el ambiente de ricachones y “Cuentos y patrañas de mi ría” es una colección de retratos de situaciones que ocurren en la ciudad, también críticos a veces, pero con mucha gracia.

Portada del libro editado por Biblioteca Castro.

Portada del libro editado por Biblioteca Castro. / Fundación José Antonio de Castro

–¿Es ese pasado falangista lo que hace que hoy sea un autor tan desconocido?

–Él fue una persona muy orgullosa, iba por libre. Cuando empieza a escribir desencantado de las que habían sido sus esperanzas en una revolución falangista y hace esa crítica tan grande de la sociedad de los años 50 y 60, al mismo tiempo, sigue siendo un hombre muy cristiano y de derechas, conservador. Ni se quiere vincular a la novela social que hacen entonces autores como Sánchez Ferlosio o Aldecoa, que son mucho más jóvenes que él, ni quiere tener trato con Cela o Delibes. Se queda un poco aislado. Su propia generación, que era la de Sénder y Ayala, se había exiliado. Ese pasado falangista, por una parte, y el hecho de ser tan crítico, por otra, hacen que ni tirios ni troyanos le tengan simpatía. Y aún así en los años 60 tuvo muchos premios y era miembro de la Real Academia de la Lengua. Pero después es olvidado y borrado rápidamente. La verdad es que borramos bastante. ¿Quién lee hoy a Marsé o a Sánchez Ferlosio? Pues los profesores o los críticos de literatura. La figura de Zunzunegui se recupera a raíz de que la película de Fernán Gómez basada en “La vida sigue” sea reconocida ya en los años 2000 como una de las mejores españolas de todos los tiempos. Fernán Gómez tuvo el mérito de darse cuenta de que estaba ante un novelón.

Cartel de la película de Fernán Gómez.

Cartel de la película de Fernán Gómez. / El mundo sigue

–Es muy recomendable leer la novela para conocer cómo era la sociedad española de entonces.

–Hay que leerlo, primero, porque si no conoces tu pasado, lo repites. Hay que conocer la España de Franco para tener claro que, con todos los defectos, ahora estamos en jauja. Tenemos que saber cómo era la España en la que vivieron nuestros padres. Hace poco leía a Rafael Chirbes, sus ensayos, y contaba cómo la llegada de Felipe González y el socialismo supuso un avance económico enorme, pero también hubo un borrado de las huellas de la España gris y dura. Y relata cómo cuando fue a su pueblo de Extremadura en el año 82 no quedaba nada de la casa de sus padres y de sus abuelos, de todos los sacrificios que habían hecho, porque solo había lugar para la modernidad. Es terrible olvidar los sacrificios que pasaron los españoles que vivían en los años 40 y 50 para que sus hijos estudiaran y salieran adelante. Para llegar a la España que tenemos hoy.

–Ni siquiera dentro de las mismas familias se hablaba de esos sacrificios.

–Porque había un poco de vergüenza y además era peligroso si, por ejemplo, habían sido republicanos. Por eso recuperar ese tiempo de la guerra y la posguerra es muy recomendable frente al peligro de regresiones, tanto religiosas como políticas, que existe hoy.

Secuencia de la película dirigida y protagonizada por Fernando Fernán Gómez.

Secuencia de la película dirigida y protagonizada por Fernando Fernán Gómez. / La vida sigue

Una película maldita e incluida entre las mejores de todos los tiempos

A partir de la novela de Zunzunegui, Fernando Fernán Gómez retrata la pobreza moral y económica de la España franquista a través de la historia de una familia humilde madrileña y de sus dos hijas enfrentadas por su distinta manera de afrontar la vida. Rodada en 1963, sufrió la censura franquista y no logró estrenarse hasta dos años después en un cine de Bilbao. Así que permaneció casi en el olvido hasta la llegada del siglo XXI, cuando la crítica la incluyó de forma unánime entre las mejores películas españolas de todos los tiempos.

En 2016, un año después de ser restaurada por el hijo del productor, la Fundación SGAE y Caimán Cuaderno de Cine la incluyeron en el top ten de nuestra filmografía, junto con títulos como Viridiana o El espíritu de la colmena. “La película es muy interesante y Fernán Gómez logra reducir una obra larguísima a dos horas, eliminando todas las historias secundarias que casi hacen que pierdas el hilo en la novela”, comenta Dolores Troncoso.

Al contrario de lo que ocurrió con la película, el escritor vasco logró sortear con más fortuna la censura de la época: “Hay muchas escenas eróticas, incluso desagradables. Y una de las protagonistas se enriquece acostándose con unos y con otros. La censura terrible del franquismo, que, sobre todo, era eclesiástica, se lo permite porque Zunzunegui es una persona de derechas y reconocida. Y lo mismo ocurre con esas frases críticas en las que no nombra directamente a Franco pero sí denuncia al Estado que apoya a los ricos”

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