El plan económico para Galicia del profesor Outes

El catedrático diseña un programa que apuesta por la banca pública, una agencia energética propia y una nueva política forestal que ayude a frenar la desertización demográfica

El catedrático de Economía José Luis Outes.

El catedrático de Economía José Luis Outes. / Ricardo Grobas

Sandra Penelas

Sandra Penelas

Tras publicar un libro de relatos y un poemario, el catedrático José Luis Outes da a conocer el que, según dice, será su último trabajo sobre economía, un programa para impulsar el desarrollo de nuestra comunidad y frenar la desertización demográfica y las desigualdades sociales. Bajo el título de “Un feixe de flores para Galicia” e ilustrado por el periodista y dibujante Andrés Vázquez de Sola, este plan estratégico elaborado por una de las voces más autorizadas es una declaración de intenciones ya desde su misma portada, que ironiza sobre el “triste” dilema de elegir entre la salud de la economía y la de la gente.

La obra, en la que ha trabajado durante los últimos dos años, es una reacción al nuevo paradigma neoliberal en el que el Estado “pierde poder como elemento interventor” frente al papel “cada vez más fuerte de los poderes fácticos económicos y financieros”. Una cesión que genera desigualdades cada vez mayores a nivel global. En España, la recaudación de impuestos como el IVA se ha reducido mientras aumentaba por vía indirecta, de forma que la presión fiscal crece para las rentas más bajas. “Éste es el resultado de las políticas neoliberales y tremendamente regresivas que a menudo no ocupan el lugar que deberían en el discurso diario. Estamos asistiendo a un capitalismo tremendamente autoritario donde la pérdida de valores democráticos es un hecho. El mercado no lo puede resolver todo, a no ser que queramos convertir esto en una jungla”, advierte Outes.

José Luis Outes, con un ejemplar de su libro de relatos "El tiempo, la mirada y la palabra

José Luis Outes, con un ejemplar de su libro de relatos "El tiempo, la mirada y la palabra / Ricardo Grobas

Junto con la creación de una banca pública gallega, éstas son algunas de las medidas de su programa:

Agencia energética gallega.

Las empresas eléctricas y la banca son un ejemplo del “incremento fortísimo” de los oligopolios en nuestro país. Así que el economista propone una agencia propia que impulse un sector energético basado en la biomasa de los bosques gallegos –”cantidades ingentes y no aprovechadas”– a la espera de recuperar a más largo plazo las compañías privadas. “Está decidido por los tribunales y tienen que pasar a manos públicas de forma automática cuando se les acabe la concesión”, recuerda.

Diseño “urgente” de una nueva política forestal.

Es una de las propuestas más importantes, dado que considera que el último plan diseñado por la Xunta, con vigencia hasta 2042, “es un desastre”. “Galicia puede ser una gran potencia forestal a nivel mundial. Y esto no es ninguna boutade, no es soñar despierto. Es el cuarto país con mayor superficie forestal respecto a su superficie total y aporta el 50% de las cortas en España. Pero no tenemos un bosque de calidad y con especies de alto valor añadido, sino todo lo contrario. Hay más de 600.000 hectáreas totalmente abandonadas”, critica.

“El sector forestal hoy solo representa el 3,7% del PIB gallego, pero con un plan basado en sus capacidades endógenas de crecimiento, que defienda la naturaleza y la biodiversidad y que apueste por especies nobles con gran capacidad de exportación podría alcanzar el 10%. Está llamado a ser un elemento primordial en la creación de puestos de trabajo y además de alta cualificación. Sin duda, no solo podría ser un gran revulsivo para la economía gallega, sino también uno de los pilares fundamentales en la regeneración de lo que llamo la Galicia desertizada”, defiende.

Industria pública eficiente y moderna.

Es una de las medidas a largo plazo, pero el punto de partida serían los astilleros de Navantia en Ferrol y San Cibrao y la creación de otros públicos en la Ría de Vigo. “Los que están en crisis debieran pasar a manos de un sector público industrial que debe estar bien gestionado y ofrecer productos innovadores y adaptados a las necesidades económicas y sociales de Galicia”, apunta.

Lucha contra la desertización demográfica y la desigualdad.

La despoblación es “brutal” –”Galicia tiene hoy apenas la misma población que a principios del siglo XX”, subraya– y la exclusión social, según un informe de Cáritas publicado a finales de 2022, afecta a casi el 18%. “Son datos tremendos y los de la Fundación Foessa van en la misma dirección. Las propuestas, entre otras, van por la congelación y creación de puestos de trabajo, nuevas políticas de vivienda, regeneración de zonas desertizadas demográficamente y asistencia social”, enumera.

Política educativa e innovación.

El abandono escolar supera la media europea y el porcentaje de parados con escaso nivel de cualificación es “demasiado alto”, lo que dificulta cualquier intento de renovar el tejido industrial: “Hay que practicar políticas muy activas y contundentes centradas en la innovación y la tecnología, sobre todo, para las pymes. Y esto solo puede llevarse a cabo si hay financiación de esa banca pública gallega que defiendo”.

Medio ambiente y biodiversidad.

Están presentes de manera transversal a lo largo de todo el programa. Outes lamenta que Galicia sea una de las comunidades con menos superficie bajo la denominación de espacio natural y demanda políticas de defensa frente a acciones como la instalación de parques eólicos en zonas protegidas.

“Los tres bancos europeos de mayor solvencia son públicos”

“La creación de una banca pública gallega no solo es posible por ley, sino también necesaria para llevar adelante diversos programas de regeneración y reactivación de la economía. Se necesita este soporte financiero para las familias, las pymes, el sector de la construcción, renovar el agrícola y el forestal y potenciar otros llamados a ser el futuro motor económico de la comunidad”, defiende Outes.

“En España no existe, pero no es el caso de Alemania, Francia, Noruega o Países Bajos, porque a ningún estado moderno se le ocurre prescindir de su banca pública. A Merkel nunca se le ocurrió aceptar lo que le decían desde Bruselas en los peores años de crisis y no prescindieron de sus cajas de ahorro ni de sus volksbanken. En las últimas pruebas de esfuerzo del BCE, los tres bancos de mayor solvencia son públicos”, destaca.

Eso sí, el catedrático de Economía, que dirigió el Observatorio Socioeconómico de Vigo durante 13 años hasta su cierre justo antes ante la irrupción de la crisis, advierte que esta banca pública gallega debe estar bien gestionada, con un “enorme nivel” de profesionalidad y que no tenga como objetivo el máximo beneficio. “Eso fue lo que se persiguió en los años 2000 y así nos fue con los activos tóxicos. No puede actuar como una banca de inversión, sino apoyar a las pymes, a las familias o las políticas de inversión en vivienda pública de los ayuntamientos. No queremos una banca pública que responda a determinadas necesidades políticas o sectores empresariales. La experiencia con las cajas nos dice que no es el camino”, insiste.

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