Las caras de la verdadera felicidad

La noche de Reyes deja la alegría tatuada en el rostro de los vigueses más pequeños que abarrotaron las calles por donde pasaba la comitiva real engalanada de mar

La emoción era tan grande ayer, que al preguntar a los niños qué esperaban de esta noche no sabían qué decir. No había una sola vaya de la Avenida de Castelao, sin pequeños. Agarrados como hacen los koalas con los árboles, abrazaban el único objeto que les separaba de las carrozas de los Reyes Magos de Oriente. Así y a punto de comenzar la cabalgata, la emoción estaba a flor de piel en ellos, alternando la abstracción absoluta ante la comitiva real allí parada, con los gritos nerviosos porque esta es la noche en la que recibirán los regalos que llevan esperando todo el año.

  • Pablo, Nacho, Guille, Alejandro y Lucas: "Le he pedido a los Reyes un 'scooter' y una tabla de Wind foil"

    Este grupo de amigos espera la salida de las carrozas. Como el resto de los chavales están deseando hacerse con algunos dulces. Mientras, juegan y comentan lo que han pedido en su carta a los Resyes. ”Le he pedido un scooter y una tabla de Wind Foil”, dice uno de ellos. A lo que el resto contesta “¡Yo también!”.

  • Mariángel y María Alejandra: "Espero un maletín de acuarelas para pintar el arcoíris"

    Mariángel solo tiene seis años, pero en su carta ha pedido un maletín de acuarelas. “Me gusta pintar el arcoiris”, dice ella con una gran sonrisa. Dice que hoy se va a acostar pronto porque está deseando ver sus regalos. Acompañada de su abuela, María Alejandra, las carrozas que, en su Venezuela natal, “son muy coloridas”, dicen.

Ni la lluvia, amenazante que asomó al principio pudo acabar con las “ganas de caramelos”, que espetó uno de ellos a su madre. Así, y sin límite de edad, lo mismo daba estar entrando ya en la adolescencia que aún ser un bebé. Padres y abuelos bajaban la avenida rodeados de su prole en busca de algún sitio con mejor visibilidad -si es que eso era posible. Pero es que la calle, empinada hacia Plaza de España y con los pedazos de jardín arbolado encharcados, estaba abarrotada.

  • Pablo, Alicia y Carlos: "Me gustan mucho los caramelos y a ellos también"

    Tener tres años y luchar como los demás por hacerse con unos cuantos caramelos es una empresa difícil, pero requiere un gran valor. Pablo, Alicia y Carlos esperan juntos que los caramelos comiencen a volar. Mientras, aguantan los empujones desde las filas de detrás y ríen con sus padres y abuela. “Me gustan mucho los caramelos y a ellos también”, afirma Alicia.

Aunque siempre hay quien tira de ingenio al comprender que lo mejor es aprovechar lo que la calle ofrece. Así las cosas, hubo quienes “depositaron” a los niños en las estructuras del mobiliario urbano situadas en alto. A falta de primera línea, buena era una “torre” desde la que ver pasar a Sus Majestades.

  • Martín, Hugo y Martín: "Baltasar y Melchor son nuestros reyes favoritos"

    Martín, Hugo y Martín, no tienen muy claro quién es su rey mago favorito, aunque Melchor apunta maneras, pero sí que no se van a perder la cabalgata bajo ningún concepto. No hay espacio en las vayas así que, con ayuda de sus padres, han subido a un murete de la calle. Desde ahí ya planean cómo van a coger los caramelos. “¡Nos gusta Melchor! Baltasar y Melchor!, gritan juntos.

Y llegaron los caramelos. Lanzados con fuerza, para llegar hasta las aceras donde se aglutinaba la gente, caían en manos, cabezas y suelo. Alguna que otra capucha también llevó una sorpresa para casa. Los que podían los pillaban al vuelo. Los que no, sin perder la alegría, se agachaban a coger los que podrían salvar del suelo mojado. Los más organizados... ¡Con las cestas de Halloween en mano! “Ahí me caben todos los caramelos y puedo llevarlos a casa mejor”, explicaba una niña. Sus hermanos no tenían, pero claro, es que “ellos son pequeños”. Así que ella se encarga de guardar los de todos. El reparto vendrá después, cuando mamá esté pendiente para que el más pequeño no se ahogue con alguno.

  • Lara: "Quiero juegos de mesa, unos pendientes y libros"

    Lara tiene 11 años y un montón de ganas de ver los regalos que le dejarán los tres de Oriente esta noche. “He pedido juegos de mesa, unos pendientes y libros”, cuenta ella feliz. Detrás de los más pequeños y sin dejar de sonreír, espera como el resto acompañada de familiares e intentando sobrellevar los nervios.

  • Leo, Erea, Izan y Joel: "Tengo un plan para grabar a los Reyes en casa"

    Erea lo tiene claro, no se pierde la visita real en casa de ninguna manera. “Tengo un plan ver a los Reyes. Voy a coger el móvil de mamá y a ponerlo a grabar para cuando vengan a casa”, dice ella orgullosa. A su lado, los chicos no dejan de moverse entusiasmados con la cercanía de las carrozas.

Cada pasada de una carroza era griterío y nervios a la altura de la vaya correspondiente. Como si una gran estrella de cine o un gran artista musical hiciera su aparición sorpresa. Y los padres...Los padres sin dejar de sonreír a pesar de que, en ellos, el frío y la humedad sí se dejaba notar. “Hay que venir porque es emocionante. Y cuando ellos sean mayores seguiremos haciéndolo poque a nosotros nos gusta”, comenta un grupo de madres.

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