El exgrapo de Castrelos amenazó con la misma pistola a una empleada bancaria

Ocurrió en una sucursal de Portanet un año antes de disparar al joven del parque canino

Sacó el arma y se la mostró a la trabajadora durante una discusión por su cuenta corriente

Manuel Baña, acompañado por agentes en el registro de su domicilio y en el recuadro, captura del vídeo grabado por la víctima de Castrelos, con la pistola con la que disparó

Manuel Baña, acompañado por agentes en el registro de su domicilio y en el recuadro, captura del vídeo grabado por la víctima de Castrelos, con la pistola con la que disparó / José Lores / FDV

Marta Fontán

Marta Fontán

Manuel Baña Gil (Pontevedra, 1954) es el exgrapo que la tarde del 14 de septiembre de este 2023 disparó dos veces contra un joven en el parque canino de Castrelos. Afortunadamente, ninguno de los tiros impactó en la víctima, que, acompañado por su novia en aquellas fechas en avanzado estado de gestación, pudo grabar con su teléfono móvil el violento altercado, imágenes que se han convertido en una prueba clave de la investigación que lleva el Juzgado de Instrucción número 5 de Vigo.

En prisión provisional desde entonces a la espera de juicio, el atestado elaborado por la Policía Nacional revela que, junto a su antigua pertenencia a la banda terrorista GRAPO, por la que cumplió pena de cárcel y que quedó sellada en su historial policial con reseñas en 1981 y 1985, a este sexagenario le constan también otros antecedentes, atestados o denuncias previas que, a juicio de los agentes, “ponen de manifiesto su carácter violento y amenazador”. Uno de los hechos que expresamente se mencionan ocurrió el 6 de octubre de 2022, un año antes del suceso de Castrelos, cuando este hombre sacó la misma pistola a modo de gesto intimidante en una entidad bancaria durante una discusión que mantenía con una trabajadora por problemas relacionados con su cuenta corriente.

Sucedió concretamente en una sucursal de la avenida de Portanet de la que al menos en aquellas fechas el exgrapo era cliente. “Esa mañana y en el transcurso de una discusión que mantenía con una empleada por problemas de gestión derivados de su cuenta corriente, Manuel extrajo de un bolso bandolera un arma de fuego corta dentro de su funda y se la mostró a la trabajadora, sujetándola sobre la palma de su mano derecha. Una vez exhibida volvió a guardarla”, detalla el atestado. Y se agrega que en las entrevistas con el personal de la entidad a raíz de ese incidente éstos contaron que ya otras veces este vigués se había mostrado “muy agresivo” ante las explicaciones financieras que le daban, llegando a emitir amenazas “genéricas” contra el banco, como que estaría dispuesto a “pegar un tiro”.

En aquel momento, debido a su pasada relación con el GRAPO, la información fue trasladada a la Brigada Local de Información de la comisaría viguesa “para su explotación”, sin que conste más información al respecto.

Vídeo completo de los disparos del ex GRAPO a un hombre en el parque de Castrelos

FDV

Los investigadores del Grupo UDEV II recogen lo ocurrido en la entidad bancaria en su informe sobre los recientes disparos al joven en Castrelos también para hacer constar que, cotejada la pistola usada en el parque canino con las imágenes de la mostrada durante ese incidente en el banco, llegan a la conclusión de que se trataría del mismo arma atendiendo a sus características físicas –tamaño pequeño– y formales –culata plateada y otras partes oscuras–.

Recuperada sin seguro

Esa pistola es una de las piezas de convicción de la causa judicial de Castrelos ya que fue recuperada la tarde del 15 de septiembre, un día después de los disparos, tras manifestar de forma espontánea el detenido que quería informar del lugar donde la había tirado. Acompañado de la comisión judicial y los policías, Manuel Baña fue conducido al parque canino y, siguiendo la senda del río Lagares, los llevó a la zona de monte en talud donde la había dejado. Allí, bajo la maleza, apareció efectivamente la pistola enfundada: estaba sin el seguro puesto, con un cartucho en la recámara y varios más en el cargador, “preparada para realizar fuego en cuanto se accionase el gatillo”.

El posterior análisis realizado por la Brigada Local de la Policía Científica desveló que es una pistola de la marca FEG, semiautomática y recamarada para disparar cartuchos de calibre 9mm (9X18 Makarov), con funcionamiento mecánico y operativo “correcto” y estado de conservación “excelente”. Considerada un arma de fuego corta, fue fabricada por la empresa FegArmy Kft de Budapest (Hungría). En el registro en su piso, en una cajonera en el pasillo encontraron un cargador auxiliar con 6 cartuchos y dos cajas que contenían, en total, 44 cartuchos más.

Denunciado por maltrato y por un compañero de trabajo: “Vas a aparecer con un tiro en la cuneta”

Junto al incidente en la sucursal bancaria ocurrido en octubre de 2022, la Policía Nacional, en el atestado enviado al juzgado instructor, hace referencia a otras denuncias, éstas ya más antiguas, que constaban en su base de datos en relación con el exgrapo. Los agentes detallan en primer lugar un atestado policial de septiembre de 2007 en el que se concretan las presuntas amenazas vertidas por el investigado sobre un compañero de trabajo a raíz de una disputa laboral. El denunciante contó que Manuel se dirigió a él con frases como “un día de estos vas a aparecer en la cuneta con un tiro en la cabeza” y que en ocasiones anteriores ya lo había amenazado haciendo referencias a “pegarle un tiro o poner una bomba”. Otro atestado policial es de dos años después, de abril de 2009, cuando su entonces esposa denunció al exgrapo por “malos tratos psíquicos e insultos durante su matrimonio”.

En A Lama a la espera de juicio y pendiente del informe de imputabilidad

Tras su detención por los disparos del parque canino, el juzgado decretó el ingreso en prisión provisional de Manuel Baña, quien permanece en A Lama, concretamente, al menos hasta fechas recientes, en el módulo de Enfermería, donde sigue tratamiento médico. Una de las diligencias que estaba pendiente de hacer a petición de la defensa es un informe de imputabilidad por parte de los médicos forenses del Imelga. Estas periciales se suelen interesar para indagar en si un investigado padece algún trastorno que, penalmente, pueda fundamentar la solicitud de alguna circunstancia atenuante o eximente.

El juzgado atribuye al exgrapo la presunta comisión de un delito de homicidio en grado de tentativa o amenazas –a determinar durante la instrucción– y de otro de tenencia ilícita de armas. La defensa recurrió en su momento el auto de prisión preventiva, pero la jueza desestimó el recurso y mantuvo la medida privativa de libertad debido a la gravedad de los hechos y al riesgo de reiteración delictiva.

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Tras el suceso en el parque canino, además de tomar declaración a la víctima, a su novia y a dos mujeres que paseaban por las inmediaciones cuando fueron los disparos, la Policía Nacional acudió al punto de la avenida de Castrelos donde vivía el exgrapo, entrevistándose con vecinos de la zona. Varias personas, según recoge en el atestado, contaron a los agentes que Manuel era una persona “muy problemática” que en más de una ocasión habría amenazado con “reventar con bombonas el edificio y con pegar tiros con una escopeta”, concretando que una de las veces en las que le escucharon este tipo de frases fue en una reunión de la comunidad de propietarios en la que se le reclamaban presuntas deudas que tenía con la misma.

En la zona refirieron además los problemas que tenía cuando paseaba a sus perros, a los que llevaba con largas cuerdas, algo por lo que era conocido en el barrio y en el parque. Con el joven del altercado que acabó a disparos ya había tenido otros incidentes antes del 14 de septiembre porque los animales de Manuel habían mordido al parecer al can de la víctima. Uno de esos encontronazos previos, ocurrido en junio, llegará pronto a juicio en un juzgado de Instrucción ya que habría acabado con una agresión mutua y el exgrapo denunció al joven. Justo tras el suceso de los disparos de septiembre y cuando estaba custodiado por la Policía tras su arresto, el investigado dejó constancia de la inquina que tenía al chico. “Lo voy a matar, si no lo hago yo mando a alguien”, habría dicho reiteradamente.

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