El acusado de asesinar a su vecina en la calle Zamora: “Perdí el control y salí con el cuchillo para matarla”

El sexagenario afirma que vivía una “pesadilla” por los ruidos que atribuye a la mujer y que "perdió los papeles" cuando ella le mandó "a la mierda" | La fiscal pide 18 años de prisión y la acusación particular 25 por el “sufrimiento inhumano” que padeció la víctima

Marta Fontán

Marta Fontán

El próximo lunes se cumplirá un año del crimen de la calle Zamora, el ocurrido cuando Pablo Posada, de 63 años, mató a puñaladas a su vecina María Jesús Cruz Fernández, una mujer de 56 años que vivía sola casi puerta con puerta con el que se convirtió en su agresor. Un problema de convivencia vecinal por los ruidos que el sexagenario atribuía a la víctima es el telón de fondo de unos hechos que este martes, días antes de su primer aniversario, llegaron a juicio en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo. Y pese a que escasos momentos antes se acababa de leer en la sala de vistas el escrito de su abogado defensor pidiendo la libre absolución al negar que su cliente fuese el autor de los hechos, el acusado, en su declaración ante el jurado popular, confesó el crimen. “Perdí el control”, “perdí los papeles”, “no era yo”, afirmó, antes de admitir que aquella tarde de domingo salió de casa con un cuchillo de cocina con un claro objetivo: “salí para matarla”.

El crimen ocurrió a última hora de la tarde del 23 de octubre de 2022 en el edificio del número 70 de la calle Zamora. María Jesús, que vivía sola y tenía una hija y un nieto de corta edad, fue atacada en la entrada de su apartamento cuando volvía, en zapatillas de casa, de echar la basura. Su agresor la sorprendió cuando abría con llaves la puerta: la acuchilló primero por la espalda y, pese a que la víctima gritó e intentó agarrar el arma, la apuñaló de nuevo, esta vez con más fuerza y de frente, en la zona abdominal. Esa herida ya fue “necesariamente mortal”. La mujer se cayó al suelo y aún sufrió un tercer ataque, ya que él se puso sobre ella y le clavó el cuchillo esta vez en la mama, alcanzándole al pulmón y al corazón. La fuerza fue tal que el mango se rompió y la hoja quedó dentro del cuerpo de la fallecida.

"Son hechos gravísimos"

“Son hechos gravísimos: esperó a María Jesús, la atacó por detrás para que no pudiese defenderse y, sabiendo lo que hacía, decidió matarla de la forma más ventajosa posible”, describió la fiscal ante el tribunal popular, añadiendo que lo ocurrido reúne las características un delito de “asesinato” con alevosía, motivo por el que solicita 18 años de prisión. La acusación particular, que representa a la hija de la mujer, eleva su petición a 25 años al añadir el ensañamiento. La víctima, resaltó, padeció un “sufrimiento inhumano”. Para esta parte, el crimen fue “premeditado, pensado y calculado”, ya que el agresor buscó asegurarse de que “ese día y a esa hora”, en referencia al momento de los hechos, María Jesús “ya nunca más volvería a salir a tirar la basura, a charlar con sus amigos o a pasear a su nieto”.

La defensa, que pidió a un jurado que es mayoritariamente masculino que actuase con “objetividad”, solicitó en su escrito la libre absolución y de forma subsidiaria en caso de condena la aplicación de una eximente de trastorno mental transitorio. Su cliente, el acusado, fue el primero en declarar. Y, a preguntas de la fiscal, confesó el crimen. Comenzó contando que residía en ese edificio desde 2017 y, sobre su relación de vecindad con María Jesús, afirmó que aunque el agosto previo al asesinato él le llegó a hacer un favor por un problema con su llave de agua, después empezó una “pesadilla” por el ruido que, manifestó, ella hacía en su apartamento y del que, dijo, se quejaron más vecinos. “Pero yo vivía más cerca y lo oía más”, dijo.

“Los problemas con los ruidos eran desde la mañana hasta la noche, la última vez no pude dormir porque parecía que tenía en su piso a la Orquesta Panorama... Le pedí por favor que parase el ruido, de todas las maneras posibles...”, indicó, contando que llegó a ir a comisaría para quejarse de esta situación y que, por consejo policial, envió dos cartas al presidente de la comunidad informándole del problema de convivencia. “Pero siguió el mismo barullo...”, afirmó.

"Solo recuerdo una puñalada"

Sobre el día de los hechos, negó que discutiese con ella en el portal. Su versión es que cuando se cruzaron, la mujer le mandó “a la mierda” y, ante esa expresión, él “perdió el control”, “perdió los papeles”. Subió a su apartamento, ella lo hizo a continuación y, tras coger un cuchillo en la cocina, salió de su estudio “para matarla”. “Dejé de ser yo, no se lo que me pasó”, afirmó. Solo recuerda haberle asestado una puñalada, en el costado y la víctima se cayó. “Si hubo más puñaladas no lo negaré, pero yo recuerdo solo una”, insistió. Tras esos hechos, se metió en su casa, se lavó una herida de la mano y salió, agregó, para entregarse en el cercano cuartel de la Guardia Civil. Pero en el rellano ya estaba la Policía Nacional. En la casa del acusado, en el registro, se hallaron “notas” dirigidas a la mujer aún sin entregar. Y es que, antes del crimen, ya le había dejado otras similares bajo la puerta. María Jesús se encontró una de esas notas cuando estaba con su nieto. “De mí no te vas a reír, te vas a reír de tu madre”, rezaba la misma. Cuando fue el crimen, vecinos atribuyeron los ruidos que hacía la mujer a que tenía un problema en las manos y “se le caían las cosas”.

"Estaba tranquilo, no mostró arrepentimiento"

También declararon vecinos y policías. Los agentes que fueron al lugar del crimen relataron que el hombre les confesó allí lo ocurrido diciendo que se le había ido “de las manos”. Estaba “tranquilo” y no mostró arrepentimiento. Varios vecinos escucharon los gritos de auxilio de la víctima: una mujer contó que el acusado se presentó ante los agentes con la mano ensangrentada y “chupando la sangre” mientras decía “está muerta”.

La hija de la víctima, Néledi Blanco, en el centro de la imagen.

La hija de la víctima, Néledi Blanco, en el centro de la imagen. / Marta G. Brea

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Matar sale “barato”, se lamentaba este martes Néledi Blanco Cruz, hija de la víctima, indignada porque no se puede aplicar la prisión permanente revisable. “Era una buena madre, una buena abuela, súper alegre y valiente”, describió. Su madre le había confesado los problemas que tenía con su vecino. “Él le dejaba notas y también le golpeaba la puerta”, relató la joven.

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