El “desmantelamiento” de áreas del IEO en Vigo ya fue advertido por técnicos en 2020

Un informe de InvestOPI, de profesionales del propio Instituto, denunció que gran parte del equipamiento está “averiado”

Solo dos científicos pueden trabajar en la nave de cultivos, con casco, por su riesgo estructural

La nave de cultivos del IEOde Vigo, en Cabo Estai, enriesgo de derreumbe.   / A. VILLAR

La nave de cultivos del IEOde Vigo, en Cabo Estai, enriesgo de derreumbe. / A. VILLAR / Lara Graña

Lara Graña

Lara Graña

No hay noticias, de momento, del plan anunciado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para la reforma integral del centro vigués del Instituto Español de Oceanografía (IEO). Una actuación calificada como “necesaria” ya en el año 2014, cuando desde Madrid trazaron una serie de “acciones” ante el mal estado del edificio; ninguna, como ha reconocido el propio Gobierno central por escrito, se materializó. Ahora, casi diez años después, la nave de cultivos se cae –literalmente, es obligatorio entrar con casco–, las campanas extractoras tienen problemas de evacuación de aires y los sistemas de anclaje del edificio administrativo presentan “daños de graves a severos”, como constató un informe externo divulgado por FARO. Porque todas las alertas y denuncias previas respecto al abandono del centro de Cabo Estai cayeron una y otra vez en saco roto. Incluso las de los propios profesionales del Instituto, que en 2020 ya condenaron el “desmantelamiento” del área de cultivos de esta entidad. Área, y solo como ejemplo, en la que el IEO vigués fue pionero en la transferencia de tecnología en cultivo de rodaballos.

Lo hicieron a través del Informe de diagnóstico de la crisis del IEO y propuestas de actuación, rematado en junio de 2020 y que disecciona con precisión los problemas del Instituto a lo largo de 135 páginas. Su autoría corresponde al denominado InvestOPI, que es la asociación profesional cuyos miembros son investigadores de los Organismos Públicos de Investigación. En este caso, del propio Instituto Español de Oceanografía. “Sorprende que el Área [de cultivos, en toda España] solo cuente con 10 científicos y 5 técnicos superiores, lo que indica el nivel de abandono de este campo de investigación en el IEO”, expone literalmente el documento, al que ha tenido acceso este periódico.

Y prosigue: “Las instalaciones se están deteriorando por insuficiente esfuerzo de mantenimiento a pesar de las dotaciones FEMP para este fin”, y clama contra el “desmantelamiento” de la investigación en acuicultura. Cabo Estai está especializado en “nutrición y fisiología de la reproducción, mejora de los rendimientos reproductivos y del engorde, cultivo de nuevas especies de zooplancton, alimentos funcionales y desarrollo y puesta a punto de herramientas genéticas” o el cultivo de nuevas especies como el pulpo, cherna o merluza. El del pulpo fue, de hecho, un hito global al lograr conseguir su reproducción en cautividad. A juicio de los profesionales del InvestOPI, disponer del área de cultivos es una “fortaleza”, aunque no en el actual estado. “Las infraestructuras están en pésimo estado de conservación, muy antiguas [...] El mobiliario está anticuado y no se ajusta a las necesidades actuales de un puesto de trabajo. Gran parte del equipamiento científico del IEO se encuentra averiado o en el último tramo de su vida operativa lo que supone una notable pérdida de eficacia y eficiencia, siendo urgente su actualización y renovación”.

Traslado

Es más, los propios profesionales someten a debate la posibilidad de trasladar la sede central del Instituto, actualmente en la calle Corazón de María de Madrid, a alguno de los centros repartidos por la geografía española. “Existe un brecha importante, en cuanto a instalaciones entre el IEO y otros centros públicos de I+D, ejemplo la propia sede en Madrid (¿sería oportuno su traslado a un CO?)”. El Gobierno central ya rechazó esta posibilidad, a pesar de que, como analizó FARO, ninguna institución científica de estas características se dirige lejos del mar en ningún país del mundo.

El proyecto para renovar las instalaciones de Cabo Estai supondría una inversión de unos 10 millones de euros, según indicó a este periódico el propio director del IEO, Javier Ruiz. Pero se haría en todo caso con cargo a fondos europeos, no asignados de momento y, con unas elecciones generales a la vista, es un proyecto en stand by. A día de hoy, solo dos profesionales están autorizados para acceder a la nave de cultivos, y siempre han de hacerlo con casco. “Caen cascotes”, denuncia un empleado. El informe externo determinó que su “estado estructural está clasificado como potencialmente peligroso”. “No hay riesgo de colapso (derrumbe) a corto plazo pero los daños son irreversibles y habrá que demolerlo total o parcialmente”. Cuando la dirección del IEO de Vigo recibió el resultado de ese examen técnico sobre los edificios, en febrero, ya obligó a trazar un “plan de desalojo a corto plazo” y reubicación de personal. No solo a otras áreas del centro vigués –se ha habilitado el salón de actos como espacio de trabajo–, sino a otros edificios ajenos al IEO o al CSIC. Por ejemplo, a la Ecimat (Estación de Ciencias Mariñas de Toralla), de la Universidade de Vigo, o al Centro de Apoio Científico-Tecnolóxico á Investigación (Cacti).

El “desmantelamiento” de áreas del IEO en Vigo ya fue advertido por técnicos en 2020

El “desmantelamiento” de áreas del IEO en Vigo ya fue advertido por técnicos en 2020 / Lara Graña

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Será el mejor exponente no solo de la investigación oceanográfica a nivel global, sino también del buen hacer de la industria gallega de construcción naval. El Odón de Buen, la construcción 140 de Armón Vigo para el Instituto Español de Oceanografía (IEO), tocará el agua por primera vez este miércoles, para cuando está fijada la ceremonia de botadura. Con 84,3 metros de eslora y otros 17,8 de manga, el astillero que dirige Santiago Martín se hizo con el contrato público con una oferta de 69,6 millones de euros, y superó la propuesta de Construcciones Navales Paulino Freire (Freire Shipyard).

El buque contará con 500 metros cuadrados de laboratorio, espacio para 58 tripulantes, y vehículos submarinos que podrán bajar a más de 6.000 metros de profundidad. Cuenta con siete cubiertas, incluidas la del puente y la de plataforma de observación. Los oceanográficos del IEO Ángeles Alvariño y Ramón Margalef llevan, también, el sello de Armón. Este llevará en el casco el nombre del considerado fundador de la investigación oceanográfica en España, Odón de Buen. Precisamente este domingo, la dirección del Instituto lamentaba en su cuenta de Twitter el fallecimiento del presidente de la Fundación Odón de Buen, Luis Antonio Zubieta Lacámara.

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