Apenas setenta viviendas para alquiler en Vigo cuestan menos de setecientos euros

La mayoría de pisos por menos de ese precio tienen solo una habitación y menos de 60 m2 | La antigüedad de muchos apartamentos no supone una bajada en la renta

Una mujer ve anuncios de pisos en el escaparate de una inmobiliaria de Vigo.

Una mujer ve anuncios de pisos en el escaparate de una inmobiliaria de Vigo. / Alba Villar

Acceder a una vivienda se está volviendo cada vez más difícil en Vigo. Si los tipos de interés están subiendo, provocando que las hipotecas se disparen, los alquileres continúan creciendo a un ritmo desbocado. El mercado inmobiliario de la ciudad no se lo pone nada fácil a los jóvenes que se intentan independizar o a aquellas personas que se quieren mudar buscando una vivienda a un precio más económico. Y es que ahora mismo, en Vigo, apenas hay unos setenta pisos que bajen de los 700 euros al mes. Es decir, de los casi quinientos inmuebles que hay en alquiler, solo el 14% baja de ese precio, completamente inasumible sobre todo para personas que empiezan en el mundo laboral. Y es que ese alquiler mensual se comería buena parte del sueldo medio de cualquier trabajador si viviese solo.

El problema además es que los pisos que están disponibles en el mercado por menos de setecientos euros o bien tienen un mobiliario antiguo, o la mayoría de ellos cuentan solo con una única habitación, o no tiene plaza de garaje. Es decir, si se busca una vivienda por ejemplo con más de un dormitorio, aunque no sea en el centro urbano, y que cuente con al menos sesenta metros cuadrados de superficie útil, es muy difícil encontrar alguno por el que no haya que pagar al menos setecientos euros mensuales. Y pisos y estudios de apenas treinta o cuarenta metros se ofrecen por más de quinientos y de seiscientos, cifras impensables hace unos cuantos años para viviendas destinadas a una única persona.

Y hay que tener en cuenta que dos de cada diez apartamentos en alquiler se engloban en lo que se conocen como minipisos, viviendas en las que la cocina está integrada en el salón y solo en ocasiones la habitación es independiente, además del baño. Y es que en muchos casos se trata de estudios en los que la vivienda es un único espacio y lo único que cuenta con una puerta separada es el aseo.

El porcentaje de este tipo de apartamentos ha ido creciendo exponencialmente en la última década. Si en 2010 había 9.775, ahora el último dato registrado en la ciudad es de 18.800. Es decir, en diez años se han producido un auténtico bum de minipisos, habitados por jóvenes que no pueden acceder a un apartamento con mejores condiciones.

El precio del alquiler no se reduce pese la antigüedad de las viviendas, que la gran mayoría tienen ya entre veinte y 49 años, y hay más de 35.000 hogares de más de cincuenta años de antigüedad. En este sentido, la respuesta es evidente. El ladrillo se ha recuperado en los últimos años con una creciente construcción de vivienda nueva pero la mayoría de los hogares de Vigo se han construido en el siglo pasado, cuando el sector vivió un auténtico bum que acabaría desembocando en la explosión de la burbuja inmobiliaria de 2008 y que derivó en la brutal crisis económica de los siguientes años.

Los propietarios, cada vez más estrictos para “seleccionar” inquilinos

Los propietarios de pisos, apartamentos y casas están endureciendo cada vez más las condiciones para los potenciales inquilinos. La mayoría de caseros de Vigo vetan a pensionistas y trabajadores con ingresos inferiores al salario mínimo interprofesional, que en la actualidad está en los 1.080 euros, porque esa nómina o esa pensión no se puede embargar en caso de que esos inquilinos acaben debiendo dinero. “Es una realidad triste pero es lo que está sucediendo en Vigo ahora mismo. A las personas que cobran menos que el salario mínimo se les considera vulnerables y no se les puede confiscar sus ingresos si acumulan deudas. Tienen que aportar más garantías, y muchos de ellos no pueden”, explicaban hace unos días desde la inmobiliaria viguesa Best House.

Otra de las principales novedades de los últimos tiempos es el veto que muchos propietarios están ejerciendo sobre las familias con niños. En primer lugar, precisamente, porque consideran que una pareja con dos hijos por ejemplo tiene unos gastos mucho mayores. Ese veto se debe también a que los propietarios temen que, si finalmente deben iniciar un proceso de desahucio por impagos continuados de la renta mensual, al haber niños en la unidad familiar el proceso es mucho más complicado. A las personas separadas con hijos también les está costando, y mucho, encontrar una vivienda en alquiler en la que poder alojarse. Hay que tener en cuenta que, por lo general, además de pagar la renta mensual, deben abonar una pensión a la otra persona por el cuidado del niño, además del resto de gastos. Por tanto, los propietarios también temen impagos de este tipo de perfil de inquilinos.

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