La sede del CSIC en la ETEA se integrará en el territorio y potenciará la conexión con el barrio de Teis

El jurado elige como ganadora la propuesta de dos estudios navarros, uno de ellos también con oficina en Santiago | El complejo generará el 70% de la energía necesaria

Sandra Penelas

Sandra Penelas

La futura sede del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC en la ETEA ya tiene proyecto ganador. La propuesta “De Terra e de Mar”, defendida por una UTE de dos estudios de arquitectura navarros, uno de ellos también con oficina en Santiago, ha sido la elegida por el jurado, que valora el “muy alto nivel” de los 38 trabajos presentados. El diseño vencedor hace énfasis en la conexión con el barrio de Teis y reduce en gran medida el impacto paisajístico con una disposición de volúmenes paralelos al mar a modo de crujías que ganan altura a medida que avanzan hacia la montaña y en los que los materiales predominantes serán el vidrio, para generar espacios de trabajo agradables, y el granito en sus partes inferiores para armonizar con los inmuebles existentes.

“Nos tomamos el proyecto con mucha ilusión y muchas ganas de hacerlo muy bien. Es una obra emblemática en un sitio precioso, con una serie de edificios a conservar, una plaza de Armas muy bonita y una salida directa a la Ría. Y que además tenía el hándicap de esa apertura al barrio de Teis que era una reivindicación histórica. Era un reto, porque además el programa de usos es complejísimo, casi endiablado, pero ganar el concurso ha sido una alegría y un orgullo”, reconoce Óscar Pérez, del estudio Pereda Pérez de Pamplona, que elaboró la propuesta de forma conjunta con MRM, que tiene presencia en la capital navarra y en Galicia y que incluye entre sus obras la premiada sede de Finsa en Santiago.

El CSIC lanzó el concurso en marzo de 2022 con la pretensión de construir un complejo de referencia en Galicia y “ejemplar”, tanto en su dimensión arquitectónica como científica, para acoger las instalaciones del IIM y la Unidad de Tecnología Marina (UTM). El objetivo es que se convierta en “un polo de referencia internacional en investigación marina” y la ejecución se plantea en dos fases, puesto que el presupuesto consignado por el Gobierno central, 16 millones de euros, resulta insuficiente para acometer todo el proyecto.

Sobre la propuesta ganadora, el jurado destaca que “refuerza” el patrimonio existente y reduce el impacto paisajístico. “Es una prolongación del mar hacia la tierra y viceversa con una serie de edificios muy contenidos en cuanto a su escala, que se van amoldando al territorio. El programa funcional es muy complejo porque incluye una gran cantidad de despachos, oficinas, salas de reuniones, laboratorios, acuarios, almacenes, etcétera. Y requería casi una labor científica de orden para conseguir adaptarlo a los espacios de los que se disponía. Y todo esto sin hacer un gran edificio frente al mar que estropeara el limite con la costa. Por eso redujimos el plan previo y optimizamos la volumetría, sin perder metros cuadrados, mediante el escalonamiento y otras estrategias”, detalla Pérez.

El edificio Kelvin conservará su carácter emblemático para acoger la dirección y las relaciones institucionales del IIM. Las naves posteriores serán sustituidas por nuevas edificaciones pero se conservará la zona porticada, que se abrirá a una nueva plaza interior, uno de los elementos destacados por el jurado, a través de la que se accederá a todos los edificios y también será de uso público para conectar la ETEA con el barrio de Teis.

“El pliego del concurso ya incluía esa conexión, pero nosotros hemos apostado por ella haciéndola fuerte. Y se logra, por un lado, a través de esa plaza, y por otro, a lo largo del límite costero. Esa nueva plaza interior también contribuye a que el complejo del CSIC tenga su propia entidad dentro del futuro campus científico y tecnológico de la ETEA”, explica el arquitecto.

La propuesta de la UTE Pereda Pérez y MRM también conserva los edificios Gauss y Churruca, que acogerán, respectivamente, un programa de usos culturales y otro de carácter público que incluye un auditorio y una cafetería. “Hemos mantenido edificios que no tenían protección porque son muy dignos y eliminarlos podía distorsionar esa imagen unitaria de la plaza de Armas. Y también conservamos el arbolado, que es muy potente”, añade.

El trabajo ganador contempla además el sótano como “una especie de cordón umbilical” que une todas las edificaciones del complejo: “Los distintos módulos se van escalonando desde el mar hacia la montaña con una organización muy clara, laboratorios hacia el mar y despachos hacia tierra. Y se unen por ese sótano en el que hemos intentado incluir todos los espacios que no requieren luz natural o que no están destinados al trabajo continuo de personas, además de almacenamiento, instalaciones y aparcamiento”.

Otros elementos aplaudidos por el jurado del concurso son el fácil mantenimiento de los materiales, la propuesta constructiva económica y el aspecto ambiental. Y es que el edificio va a generar el 70% de la energía necesaria para su funcionamiento gracias al uso de paneles fotovoltaicos y otras soluciones como la propuesta de patios para el aprovechamiento solar y de la ventilación natural.

El proyecto refuerza el patrimonio existente y reduce el impacto paisajístico

El complejo rondará los 25.000 metros cuadrados de superficie, triplicando el espacio de las instalaciones del IIM en Bouzas, y permitirá aumentar la plantilla desde los 221 trabajadores actuales hasta los 345 en 10-15 años. El pliego del concurso establece que, en una primera fase, se ejecutará un programa mínimo de 8.653 m2, lo que ya permitirá el traslado de una parte de los científicos y técnicos a la ETEA.

Los arquitectos ganadores destacan el enfoque del concurso lanzado por el CSIC, que contó con la colaboración de la Fundación RIA de David Chipperfield. “Valoramos de forma muy positiva el planteamiento. Había un trabajo previo y un compromiso por parte del convocante muy fuerte. Y cuando hay trabajo detrás el resultado siempre es bueno. Las inversiones en investigación son escasas y este proyecto tiene que ser un orgullo para Galicia”, destaca Óscar Pérez.

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El IIM-CSIC será la primera institución en materializar una aspiración de la ciudad que suma casi veinte años, la de convertir el antiguo complejo militar de la ETEA en un gran campus científico y tecnológico que potencie el ya destacado potencial que aúna la ciudad de Vigo en torno a las ciencias marinas.

El CSIC dio a conocer ayer la resolución del concurso, cuyo presupuesto de licitación asciende a 760.000 euros. En los últimos meses, tanto la nueva delegada institucional en Galicia como el director del IIM se mostraban confiados en que las obras podrían arrancar ya este año y que los primeros investigadores llegarían a la ETEA en 2025.

El jurado, que eligió diez finalistas entre 38 candidatos, destaca el “consenso” alcanzado a la hora de elegir a los tres ganadores, que serán premiados con 15.000, 10.000 y 7.500 euros, respectivamente.

Tras el proyecto “De Terra e De Mar”, el segundo más puntuado fue “Pesquisa”, del estudio BmasC, con sede en Ávila. El jurado destaca su organización flexible, la singular entrada a los edificios y el aprovechamiento de los patios para el acondicionamiento térmico.

Y el tercer premio recae en “Scienta Maris”, de los arquitectos Jordi Comas y Anna Pont, de Barcelona. Su proyecto fue muy bien valorado por la buena relación con el barrio de Teis, una propuesta de cubiertas inspirada en la tradición naval del entorno y el uso de energías renovables.

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