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Los vehículos eléctricos ganan fuerza en la ciudad: su parque crece y suma ya 500

Cada vez se dejan ver más en los anuncios de televisión, las vallas publicitarias, las noticias, que protagonizan gracias a un catálogo que crece en tamaño y diversidad... Y, también, en las calles. El coche eléctrico cala poco a poco en Vigo. Sigue siendo una opción minoritaria, una “rara avis” aún que se mueve en cifras que nada tienen que ver con las opciones convencionales del diésel y la gasolina; pero su huella se ensancha y cada vez resulta más frecuente verlos en los concesionarios o cruzarse con un modelo en plena ciudad. Según los últimos datos publicados por la DGT –correspondientes a julio–, en Vigo hay matriculados 498 vehículos eléctricos de todo tipo, entre camiones, motocicletas, ciclomotores, furgonetas y turismos. Pueden parecer pocos –y de hecho lo son– si se compara con el parque global del municipio; lo que no lo es tanto es su tendencia. Hace justo un año el parque sumaba 345 matrículas, un lustro atrás (2016) eran 137 y se echa la vista una década más allá, a 2011, la flota no llegaba siquiera a 60.

Entre los diferentes tipos de vehículos que circulan por Vigo el que concentra mayor número de eléctricos matriculados es, de lejos, el turismo. En julio sumaban 314, casi un 40% más que doce meses atrás. Si se analiza con perspectiva, en el contexto del parque global de la ciudad, su porcentaje es minúsculo. No llega ni al 0,5% de todos los coches del municipio. Es la evolución, de nuevo, lo que llama la atención. El alza del 40% acumulado a lo largo del último año se suma a la escalada ininterrumpida que los eléctricos encadenan desde hace tiempo, una tendencia positiva que parece no detenerse. A principios de año, de hecho, los responsables de la DGT contabilizaban medio centenar menos que en julio.

El aumento se acentúa a pesar de la crisis de semiconductores que lastra al sector desde 2020 –una de las herencias, en parte, de la pandemia– y está dilatando los plazos de entrega de ciertos modelos. Aquellos clientes que quieren coches fuera de stock deben esperar de hecho varios meses.

José Luis Bringas, de Rodosa Renault, reconoce que la escasez de componentes se percibe desde hace tiempo y “el stock es cada vez más reducido”. Una de las consecuencias es que quienes se decantan por ciertos vehículos se ven obligados a esperar hasta seis meses, a marzo o abril de 2022, para la entrega. El problema no es exclusivo de los eléctricos y afecta igualmente a los coches de carburación, pero la demora suele ser en ese caso –explican– algo menor.

Desde Hyupersa, Sergi Sánchez apunta en cualquier caso que aún hay modelos en almacén y apunta incluso que es posible hacerse con algunos eléctricos en menos tiempo que otros turismos de combustión. La crisis de componentes, argumenta, sacude a todos, con independencia de la energía que utilicen para moverse: “Afecta en función de modelos y marcas concretas. Se trata de un tema que tiene más que ver con el equipamiento que con la propulsión”.

Coste, autonomía y puntos de recarga restan aún a la hora de decidir la compra

En lo que coinciden ambos expertos es en el cada vez mayor interés que despiertan los coches eléctricos. De ser una opción residual, fuera del radar de la inmensa mayoría de los clientes, ha pasado a convertirse en una opción a valorar. “La idea es que la gente entre en los eléctricos e híbridos enchufables. Por ahí van los tiros de la automoción”, comenta Bringas. Su principal atractivo, o al menos uno de los que más pesan durante la toma de decisión, es su huella en el medio ambiente: son una opción menos contaminante que los modelos clásicos de gasolina o diésel.

“Se nota que la gente cada vez pregunta más y los eléctricos ocupan cada vez más espacio en nuestros expositores y catálogo. Hay un cambio de tendencia”, conviene Sánchez. El fenómeno no se acota solo a los turismos. Las tablas de la DGT muestran que en Vigo hay también 143 ciclomotores y motocicletas eléctricos y una treintena de camiones y furgonetas.

No todo son ventajas, claro. El colectivo reconoce que el elevado precio de los modelos, su autonomía limitada y la escasez de puntos de carga siguen pesando a la hora de apostar por los eléctricos. Sánchez reconoce los hándicaps, pero insiste en que hay matices. Por ejemplo, apunta que pueden ser una opción más económica si se valoran “a medio plazo”. “Son sensiblemente más caros, pero solo en la compra. Si analizas la vida útil del vehículo y el coste de la electricidad frente al de los combustibles...” Del mismo modo, apunta que hay modelos con una amplia autonomía de 400 o 500 kilómetros.

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