Examen al sistema educativo gallego con la primera prueba de diagnóstico de la Lomloe

El robo del Códice Calixtino y los misterios de la ruta jacobea protagonizan el reestreno de las evaluaciones de diagnóstico

Judith Fernández, ayer, en el CEIPMonte dos Postes de Santiago.

Judith Fernández, ayer, en el CEIPMonte dos Postes de Santiago. / FDV

Carmen Villar

Carmen Villar

Cuando el robo del Códice Calixtino situó el Archivo de la Catedral de Santiago en el centro del mundo, posiblemente algunos de los escolares de 2º de la ESO, niños que tienen ahora entre 13 y 14 años y que ayer estrenaron la primera prueba de diagnóstico de la Lomloe, no habían nacido todavía y unos cuantos estarían dando sus primeros pasos un año después, cuando se recuperó. Sin embargo, toda esa promoción de estudiantes respondió ayer a un cuestionario que tuvo al manuscrito medieval como uno de sus principales protagonistas, junto con los misterios, juegos y temibles criaturas lobishome del Camino de Santiago medieval, todo ello aliñado con youtubers y con textos literarios, como el de la pontevedresa Fina Casalderrey, autora de referencia de libros para público infantil y juvenil.

Siguiendo el esquema de exámenes como PISA, que se esfuerzan por contextualizar las preguntas en situaciones próximas al alumnado, se estrenaron ayer las evaluaciones de diagnóstico de la Lomloe y alrededor de 46.000 estudiantes de 2º de ESO y de 4º de Primaria, afrontaron, tras años paralizadas por los efectos colaterales de la pandemia, la primera parte de un test que servirá no para engordar o adelgazar su expediente, sino para radiografiar el sistema educativo y “mejorar” la calidad y la equidad.

Entre las cuestiones que se evaluaron ayer en la prueba de competencia lingüística en Lingua Galega e Literatura, en el caso de Secundaria, se incluyen si el estudiante sabe cuál es la estructura de una noticia periodística o si es capaz de discernir la veracidad de una información. Al alumnado que complete este año la ESO le corresponderá, solo por graduarse, una acreditación de oficio firmada por la Administración de su nivel de competencias digitales, que demuestra que domina lo “básico” de “conocimientos, habilidades y actitudes para usar la tecnología de manera creativa, crítica y segura”. El aspecto relativo a una visión crítica tiene mucho que ver con que tengan la capacidad de identificar las conocidas como “fake news” (noticias falsas). Demostrar que reconocen los elementos indicadores de que una noticia que leen en un periódico es veraz es precisamente una de las preguntas que tuvo que resolver el alumnado de 2º de la ESO gallego.

Planes de mejora

La prueba no tiene ninguna repercusión académica para quienes la realizan, pero sí para los centros. En función del desempeño, tendrán que diseñar planes de mejora. En su regulación en el Diario Oficial de Galicia, la Xunta incide en que la evaluación de diagnóstico tiene carácter “informativo, formativo y orientador” para toda la comunidad educativa e indica que la información que se extraiga de las pruebas debe servir para elaborar propuestas de actuación que contribuyan a mejorar el nivel logrado por el alumnado de cada centro y también para “analizar, valorar y reorientar, si procede, las actuaciones encaminadas al desarrollo del currículo de la etapa”.

Ayer tocó pasar revista a la competencia lingüística, en concreto de Lingua Galega e Literatura y su homóloga, Lengua Castellana, y cederán hoy el testigo al idioma extranjero, principalmente Inglés, y a la competencia matemática. Las pruebas recuperadas por el Gobierno en la nueva ley realizadas en Galicia siguen la estructura encomendada por el Ejecutivo central, que publicó el pasado mes de diciembre un marco general para estas evaluaciones en el que instaban a valorar, en el ámbito lingüístico, situaciones informativas y literarias a través de la comprensión de textos orales y escritos y de ejercicios de redacción y en función de ese esquema se confeccionaron las pruebas gallegas.

El estudiantado de ESO dispuso de 140 minutos, 70 por competencia, para dar cuenta, bolígrafo negro o azul indeleble mediante, como en la ABAU, de sendos cuadernillos conformados por 15 páginas –12 de ejercicios más portada e instrucciones–. El test de Lingua y el de Lengua siguieron una estructura similar. Lo primero fue situar al estudiante ante un audio informativo, la recuperación del Códice en el caso del gallego y una información sobre una leyenda de un ser que inspiraba terror a los peregrinos medievales en el de castellano, para comprobar su destreza de comprensión oral.

En la comprensión escrita también tocaron textos relacionados con el manuscrito y con la ruta jacobea con los que se valoró su capacidad para identificar metáforas, distinguir descripciones de narraciones y entre subgéneros literarios, reflexionar sobre la propiedad intelectual o para elegir fuentes de información idóneas en internet para realizar un trabajo sobre la piedra filosofal.

Finalmente, les tocó demostrar que saben redactar: tuvieron que buscarle sendas continuaciones a las historias de Fina Casalderrey y de María Isabel Molina, dirigirse a una youtuber de misterio para invitarla a interesarse por el Códice o enviar un correo electrónico a la oficina de turismo del Concello de Dumbría para pergeñar una excursión al corazón del territorio del hombre lobo Vákner.

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