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Lo que sabrán hacer los alumnos tras la ESO

Estudiantes en una zona de instituto. Marta G. Brea

La Lomloe le dará una vuelta a lo que se enseña y a cómo se enseña para que al finalizar la etapa de enseñanza obligatoria los jóvenes estén preparados para afrontar su papel como ciudadanos y futuros profesionales “en un mundo interconectado, global y cambiante”. Así consta en el borrador de propuesta del Gobierno para reformular los currículos, que parte además de la base de que es un sentir compartido que “ya no es suficiente un aprendizaje memorístico y acumulativo de base enciclopedista”. Ahora se busca saber aplicarlo.

El Ejecutivo central define el “perfil de salida”, que marcará los logros de la etapa básica, a partir de competencias, que no solo implican el disponer de conocimientos, sino, como explica la decana de Ciencias de la Educación, Carmen Fernández Morante, el saber aplicarlos en la práctica, tanto para la realización y desarrollo personal del alumno como para lograr su empleabilidad y su integración social.

Uno de los borradores propuestos por el Gobierno y recogido por Magisnet se centra en cuáles deberían ser esas competencias que posibiliten, al término de la educación básica, convertirse en ciudadanos que sepan “responder con creatividad y eficacia a los retos relacionados con ámbitos de la vida real de gran relevancia para el propio estudiante y para la sociedad”.

Competencias básicas

El documento recoge el espíritu de las jornadas que el Ministerio de Educación organizó en diciembre para abordar la reforma del currículo, donde los expertos hicieron hincapié en las ocho competencias clave señaladas en 2018 por el Consejo de la UE, reformuladas en la propuesta gubernamental en competencia lingüística, plurilingüe, matemática y en ciencia y tecnología (STEM), digital; personal, social y de aprender a aprender, ciudadana, emprendedora y en conciencia y expresión culturales. Todas se consideran, según el texto, “igualmente importantes”. Además se “solapan” y ninguna tiene un equivalente directo y unívoco en un único ámbito o materia. Pensamiento crítico, trabajo en equipo o creatividad serían capacidades que irían integradas en esas competencias.

En la práctica

¿Pero qué significan en la práctica? Es decir, ¿qué debe saber hacer el alumno al completar la educación básica? ¿Qué habilidades concretas debe tener? Por ejemplo, en el caso de la comunicación lingüística, se da por hecho que sabrán expresarse de manera “correcta” y “adecuada” al contexto y que podrán interaccionar con otros con “actitud cooperativa y respetuosa”.

En el ámbito de lo digital, no se trata solo de saber navegar por internet con garantías, sino, en tiempos de “fake news”, de buscar con criterios de “fiabilidad”, y además de disfrutar del contenido de otros, crear el propio. En el paquete se incluye el desarrollo de aplicaciones informáticas “sencillas”.

En el ámbito STEM, se pretende que el alumno pueda aplicar sus conocimientos de razonamiento matemático a la resolución de problemas y se incluye el aplicar principios éticos al realizar proyectos para transformar su entorno próximo de forma sostenible.

Aprender a aprender integra aspectos como la regulación de las emociones y el fortalecimiento de la resiliencia, saber trabajar en equipo o asumir responsabilidades, mientras que emprender implica ser capaz de asumir retos y “conocer y comprender elementos económicos y financieros fundamentales del entorno”. Otras competencias se traducen en poder actuar como ciudadanos responsables y desarrollar una vida acorde con los objetivos de desarrollo sostenibles o la creación de productos artísticos y culturales.

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