Cuando nombres ingleses fueron más populares en Galicia que en EE UU

El estudio de una investigadora del ILG documenta que apelativos como Jonathan o Jennifer arrasaron en los años 90

Esa década se impusieron los de origen celta

Nombres ingleses tuvieron popularidad en Galicia en los años 90.

Nombres ingleses tuvieron popularidad en Galicia en los años 90. / Fdv

Elena Ocampo

Elena Ocampo

Si te llamas Jonathan o Jessica y eres gallego, muy probablemente tengas más de treinta años. Concretamente, treinta y pocos. La moda de la época te delata. Eso es, al menos, lo que dice –muy anecdóticamente– uno de los últimos estudios de antropónimos y onomásticos de la investigadora del Instituto da Lingua Galega (ILG), Ana Boullón. Una de las sorprendentes conclusiones de su trabajo “A escolla dos nomes en Galicia a finais do século XX”, viene a demostrar que la popularidad –los puestos en el ranking de nombres más usados– de apelativos como Christian, Vanessa, Cynthia o Sheila llegó a ser superior en Galicia que en EE UU. También detalla la arrolladora tendencia de elecciones como Kevin y Jennifer para nombrar a los nuevos nacidos –que curiosamente, vuelven esta década–.

Esa corriente fue incluso mayor en popularidad en nuestra geografía que en territorios vecinos como Cataluña, pero también que en Inglaterra, Alemania y Francia. Salvo en la excepción de Kevin, que tuvo gran predicación en los territorios germanos en los años noventa. Otros, sin embargo, parecen haberse quedo anclados al pasado.

El gusto por lo foráneo no es, no obstante, ajeno a estos tiempos. Conste observar que en Galicia en la actualidad hay 13 niñas que se llaman Shakira, de las que 8 nacieron –o se registraron– en A Coruña y 5, en Pontevedra.

Ranking nombres ingleses

Ranking nombres ingleses / Hugo Barreiro

“La elección de los nombres preferidos solo coincide en cierta manera con la de nombres muy frecuentes en los Estados Unidos [...] Claro está que algunos nombres tienen mucha aceptación en varios países (como Kevin o Jessica), pero hay otros que parecen disfrutar de popularidad más regional”, detalla la autora en su investigación. “Por ejemplo, Sheila está bastante por debajo de los primeros 150 en Estados Unidos, y, no obstante, disfruta de mucha aceptación en el ámbito hispánico. Además, la mayoría de estos nombres (no siendo Kevin), no tuvieron especial impulso de los medios de comunicación, es decir, no eran nombres de personajes populares o carecieron de un impulso mediático semejante”, reflexiona Boullón.

Y, hecho paradigmático, lo constituye otro llamativo grupo de nombres que se impusieron en esa fecha: los de origen celta. “Entran, con bastante probabilidad, a través del inglés, pero posiblemente sus motivaciones sean diferentes, dadas las tradicionales relaciones culturales existentes entre Galicia y el llamado “mundo celta” (la Bretaña francesa, Irlanda, Escocia, Gales...). Ahí, la estudiosa detalla un listado de nombres registrados como Kilian, pero también Brianda, Enya, Muriel o Aine.

Y también se van integrando nombres más propiamente de origen gallego como Sabela, Uxía, Iria, Brais o Iago, entre otros, “que figuran en esa década entre los treinta más frecuentes.” Pero no siempre fue así. “Los apelativos gallegos fueron aumentando de forma progresiva desde los cambios legislativos que propició la llegada de la democracia a España en el último cuarto del siglo pasado”. Y a partir de los años noventa algunos de esos nombres autóctonos entran en el ránking de los treinta más frecuentes. Boullón habla de un mayor conservadurismo entre los nombres masculinos, de ahí que entre los treinta primeros haya más femeninos que masculinos de origen gallego.

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