Todas y cada una de las seis normas que fraguaron la polémica reforma energética en España apelan a los exceso cometidos en aumento de potencia en los años de bonanza y la necesidad de un giro de 180 grados para evitar sobrecostes que deberá pagar el contribuyente. De hecho, el director general de Operaciones de REE avisaba el lunes de que cualquier potencia eólica que fuera más allá de los 5.500 MW en 2020 necesitaría más inversión y eso redundaría en el bolsillo del ciudadano.

Para que el sistema eléctrico funcione sin problemas, con garantía del suministro y también seguridad, además de las obras internas es fundamental el incremento de la capacidad de exportación, como insistía ayer en varias ocasiones el presidente de REE en la rueda de prensa previa a la junta anual de accionistas, junto con la mayor electrificación del país. "Las interconexiones internacionales son importantísimas", incide José Folgado, tras recordar "el reto tecnológico" con el nuevo enlace a Francia que permite duplicar la capacidad de intercambio y los otros tres proyectos en estudio para aumentar esa capacidad para que España y Portugal dejen de ser "una isla energética".

"Ahora estamos en un periodo transitorio, pero a cinco o diez años habrá un escenario muy bueno para las renovables", apunta Folgado.