Manual para no desesperarse en la ABAU

Los profesionales recomiendan no innovar con los hábitos de estudio y repetir los patrones del curso

Dormir, comer y hacer deporte, buenos aliados para la cabeza

Jóvenes en la biblioteca del auditorio Mar de Vigo preparando los exámenes

Jóvenes en la biblioteca del auditorio Mar de Vigo preparando los exámenes / Marta G. Brea

La selectividad, el examen que da acceso a la Universidad en España, es un proceso casi siempre agobiante, de grandes esfuerzos, mares de dudas y la esperanza de alcanzar la calificación para entrar en el grado deseado.

Los aspirantes lo dan todo estas semanas previas a la prueba pero, entre materia y materia, pueden surgir pensamientos negativos o ansiedad, en forma de sensación de nerviosismo o manifestándose físicamente.

Para sobrellevar mejor el estudio, tres profesionales –un psicólogo y dos profesores de Bachillerato– dan sus mejores pautas acerca de las inquietudes o “problemas” que puedan surgir durante el proceso.

Un bloqueo por ansiedad

Xacobe Fernández es el presidente de la sección de Psicología y Salud del Colegio Oficial de Psicología de Galicia. Explica que es normal sentir estrés durante el proceso, pues “todos conocemos nuestras capacidades y con esta prueba nos enfrentamos a un reto que las excede”.

La sensación de no poder conseguirlo se combate, según él, con repaso: “Lo que más puede tranquilizar es estudiar. Si no consigues lo que quieres, es un problema del futuro”, apunta.

Además, es fundamental no llevarse sorpresas. Para eso, afirma, “es importante tener claro cuánto necesitas abarcar desde un comienzo y luego ver cuánto has avanzado, sin que aparezca más materia inesperada”, reflexiona. Estudiar debe ser algo tranquilizador.

Lo que más puede tranquilizar a un alumno de cara al futuro es estudiar

Por su parte, el profesor de Inglés Pablo García, del IES Pedro Floriani de Redondela, indica que la ansiedad se debe pasar con acompañamiento y hacer ver al alumno que “un examen no es el fin del mundo”. “Hay muchas opciones más allá de entrar en una carrera –algo que nos obsesiona–. La ABAU se puede volver a hacer, se puede acceder a través de un ciclo superior (que puede incluso gustar), entrar en una segunda opción que también puede estar bien… Hay muchas alternativas”, indica.

Rosa del Río, profesora de Historia en el IES Rosais II de Vigo, lleva años acompañando a sus alumnos al Cuvi para la realización de las pruebas. Afirma que la mayoría de los alumnos ya pasaron momentos de estrés similares durante el curso y son precisamente estos los que llevarán mejor la Selectividad: “Cuando empiezan a repasar se dan cuenta de que el trabajo de verdad lo han llevado a cabo durante el curso”, apunta.

¿Cómo me organizo?

Lo fundamental, desde el punto de vista de los profesionales es no innovar en estas semanas de esprint. “No se deben asumir nuevos retos. Tal y como llevas estudiando hasta ahora es como tienes que hacerlo, pero con más fuerza”, opina el psicólogo.

Por tanto, no hay una respuesta correcta entre llevar a cabo el repaso en casa o en la biblioteca: solo hay que hacer lo de siempre.

En el sueño es donde se reordena lo que hemos aprendido

Xacobe Fernández

— Psicólogo

Del Río recomienda repartir los tiempos de estudio de cada materia. “No rinden igual, por ejemplo, diez horas seguidas de Historia, que dos divididas en cinco días; el tiempo es el mismo, pero se optimiza mejor y el resultado también suele ser mejor si no hay atracones”, señala. Además, para evitar el agotamiento destaca que cambiar de asignatura cada cierto tiempo puede servir como descanso.

Por otra parte, los repasos en el instituto son, para los profesionales, una buena opción: “Yo aconsejo al alumnado en general que se acerque estos días, pero sobre todo a aquellos adolescentes con más dificultades. Pueden verse beneficiados si vienen a clase, ya que las aulas suelen estar más vacías y por tanto, la atención es más personalizada. Algo más complejo durante el curso: he llegado a ver 35 niños y niñas apelotonados en una misma aula”, advierte el profesor del IES Pablo Floriani.

¿Estudio todo o hago criba?

Ojo con los cribados. El criterio en este tema es variable, pero en caso de llevarla a cabo hay que hacerlo con estrategia.

La profesora Del Río advierte de que en la medida en que se criba, los alumnos pierden “una de las mayores ventajas que ofrece la Abau, que es la posibilidad de escoger”. Si los adolescentes se exceden pueden verse acorralados contra una sola opción.

García tiene otra opinión: “Recomiendo hacer criba. Es poco tiempo para tanto contenido que, en teoría, ya ha sido integrado a lo largo del curso. Estos días deberían dedicarse al repaso, no al estudio”, reflexiona.

En un momento de mucha presión, si te sientes atascado, basta con salir a caminar media hora

Rosa del Río

— Profesora

Dormir es fundamental

“Aunque todos sabemos lo que es un esprint, los momentos de descanso son muy importantes para mantenerse sano mientras uno estudia. También una buena alimentación”, afirma Fernández. El descanso y la comida son para el psicólogo la gasolina necesaria para alcanzar la mejor calificación, combinado, claro, con el esfuerzo adecuado en los estudios. “En el sueño es donde se reordena lo aprendido. Si quieres tener disponibles los conocimientos es mejor que los tengas ordenados”, indica el psicólogo.

¿Pongo en pausa mis hobbies?

Los alumnos que durante el curso realizan un deporte o una práctica artística deben valorar si dejarlo, hacer un stop o continuar como hasta ahora. Los expertos creen que a gusto del consumidor pero, si se puede, mejor mantenerlo.

Por ejemplo, Pablo García lo ve positivo: “Estos exámenes son muy importantes, sí, pero más lo es nuestra salud física y mental. Desahogarnos entrenando al balonmano u olvidarnos por un momento del mundo en el conservatorio y mantener la rutina que hemos llevado a cabo a lo largo del curso puede ser mucho mejor que encerrarnos tajantemente”, explica.

Un examen no es el fin del mundo. Hay opciones más allá de una carrera

Pablo García

— Profesor

Del Río ve el deporte como una buena forma de despejar la cabeza. “A veces, en un momento de mucha presión o de mucho agobio, si te sientes atascado, basta con calzarse unas deportivas y salir a caminar media hora de forma más o menos intensiva”, señala.

¿Contemplar el fracaso?

No hay que pensar en ningún momento que se va a fracasar. Así lo sugieren los profesionales.

Xacobe Fernández aconseja centrarse y no engañarse a uno mismo. “Ni pensar que todo va a salir bien ni lo contrario, hay que prestar atención al proceso y no echar las cartas”, dice, y añade que el fracaso –en caso de producirse– habría que gestionarlo después. Sentir frustración, estar triste y llorar no es malo ni hay que evitarlo a toda costa, sino un paso necesario para seguir avanzando.

Del Río recomienda pensar en positivo “Si yo pienso que voy a sacar un mero aprobado y me preparo para eso, es posible que suspenda… Si intento prepararme para sacar la mejor nota posible, igual no llego al sobresaliente pero posiblemente obtenga buenas calificaciones. En cualquier caso, no obtener los resultados ansiados o no entrar en el grado al que uno aspira no determina absolutamente nada”, concluye.

Los padres deben evitar juzgar a sus hijos o transmitir nerviosismo

El agobio de los adolescentes al prepararse para la Selectividad puede muchas veces salpicar a los padres, que se preguntan cuál es la mejor manera de ayudar a sus hijos.

El psicólogo Xacobe Fernández explica que los progenitores suelen tener muchos nervios y poco control de lo que pasa, lo que hace una mala combinación porque se le da mucha importancia a algo en lo que pueden actuar poco. “No se pueden transmitir los nervios, los padres deben limitarse a facilitar las cousas a nivel práctico. Si tienen la comida lista y esa semana los chavales no tienen que hacer la cama, mucho mejor”, indica.

Cuidar al estudiante es la única labor a llevar a cabo. “No deben juzgar los periodos de descanso, que son máis que necesarios”, añade. Eso no quita que se puedan dar pequeños toques de atención si fuese necesario o se observa que el adolescente está perdiendo el tiempo.

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