El álbum gallego de Julio Iglesias

De las playas de Cangas al sorpresivo éxito de “Un canto a Galicia” pasando por sus visitas gastronómicas y la embajada del Xacobeo

Arturo Reboyras

A la altura de 1971, Julio Iglesias ya era uno de los cantantes más famosos de España. Tres años antes había ganado el Festival de Benidorm con La vida sigue igual, así como rodado y estrenado (1969) la película del mismo título, obtenido el cuarto puesto en la Eurovisión de 1970 con Gwendolyne, y conseguido vender un millón de copias de sus primeros discos. Aquel año, 1971, concretamente el 12 de agosto, actuó en el Palacio de los Deportes de A Coruña e interpretó en público, por primera vez, una canción titulada Un canto a Galicia… ¿Qué hace Julio cantando en gallego? ¿Por qué? ¿Es que le ha motivado el éxito de Andrés Do Barro y pretende imitarlo? Estas debieron ser algunas de las preguntas que se hizo el periodista coruñés Nonito Pereira quien, como la mayoría de los seguidores del divo, desconocía la existencia de una conexión entre Julio y Galicia. Pero Nonito tuvo la oportunidad de entrevistar a Iglesias y supo la verdad: “Mi padre es gallego, tengo familia orensana, me encanta el mar, me encantan las gentes de esta tierra, me gusta Galicia y por eso les canto, como un homenaje pequeño, pero sentido”, le declaró. “Un canto a Galicia”, con letra íntegramente en idioma gallego, se convirtió en su gran primer éxito internacional: fue número uno, además de en España, en varios países de Europa (Bélgica, Holanda, Alemania, Francia e Italia), en Hispanoamérica, y hasta en el norte de África y Oriente Medio.

Y ahora demos un paso atrás. El 26 de julio de 1915 había nacido en Ourense Julio Iglesias Puga, quinto de los siete hijos del matrimonio formado por el militar y farmacéutico Ulpiano Iglesias Sarria y Manuela Puga Noguerol. Por decisión de su padre, el futuro “papuchi” dejó atrás su Ourense natal para estudiar la carrera de Medicina en Madrid. Eligió la especialidad de Ginecología y, en su curriculum, figuran méritos como el de haber sido pionero en España de los partos sin dolor y uno de los creadores de la Clínica de Maternidad de Madrid, una de las más avanzadas de la época, en la que desempeñó el cargo de jefe de los departamentos de esterilidad, infertilidad y planificación familiar.

Iglesias Puga no volvería a residir en su Ourense natal hasta poco después del nacimiento de su hijo Carlos Luis, segundo de la familia tras el primogénito: Julio José. Pero lo hizo sólo durante un brevísimo período, y aunque no se sabe exactamente por qué razón, puede intuirse. El doctor quiso volver a Madrid, a su clínica, sí, pero es que también habían comenzado a surgir desavenencias con su esposa, María del Rosario (Charo) de la Cueva, de la que acabó separándose y, cuando legalmente se pudo, divorciarse.

veranos en cangas

Eso sí, salvo en los primeros años de su matrimonio, en los que elegían como lugar de veraneo Almería, el doctor y su familia volvían impepinablemente a Galicia para sus vacaciones: a visitar a sus parientes de Ourense y a disfrutar de las playas de Cangas de Morrazo, villa en la que muy pronto se harían unos turistas muy conocidos, especialmente Rosario. “¡Ya llega Gilda!  Como si de Rita Hayword se tratara, cuando Rosario de la Cueva llegaba a Cangas hasta el mismo mar se paraba”, escribe Óscar García Blesa en Julio. La biografía (Aguilar). De aquellos veranos azules, Julio Iglesias acostumbra a recordar que fueron el período más feliz de su vida. La familia se instalaba en una fonda llamada O Pote, cuyo bar era para ellos una especie de templo. “Allí -relata García Blesa- (Julio) degustó sus primeras nécoras por un céntimo cada una”. Aunque el lugar favorito del futuro cantante, que en aquellos tiempos ya soñaba con ser futbolista, era la playa de Rodeira: “Cuando no había marisco a mano, el Julio Iglesias niño echaba mano de otros frutos de la ría. Sus amigos eran los demás chavales del pueblo. Salían en pandilla a bañarse, a pescar, a coger moras…”.

Julio Iglesias, a la izquierda,  con su padre y su hermano Carlos Luis en Rodeira  (década de los 50).  | // FDV

Julio Iglesias, a la izquierda, con su padre y su hermano Carlos Luis en Rodeira (década de los 50) / FDV

De esa época data la apertura del restaurante Casa Simón, inaugurado en 1948, uno de los habituales de Julio en sus visitas a Galicia cuando ya se había erigido en toda una estrella internacional. El episodio más singular de las colosales comidas en ese local fue el que aconteció el 15 de julio de 1988, víspera del Carmen. Lo recuerda perfectamente uno de sus mejores amigos gallegos, Pepe Domingo Castaño, quien cuenta que “Llegamos en su avión, al que él llama el Pájaro Loco, desde Miami a Ibiza. Allí estaba lloviendo y Julio me pidió que me enterara de dónde había en esos momentos sol y buena comida. Y como ese lugar era Galicia, nos subimos en su avión, aterrizamos en Vigo y nos fuimos a comer una mariscada impresionante a Casa Simón, en Cangas do Morrazo. Al terminar, regresamos a Ibiza en el Pájaro Loco. Fue un viaje inolvidable”. Sobre ese episodio, Pepe Domingo Castaño llegó a insinuar que Julio se había ido sin pagar, que habían “perpetrado” un simpa, vaya, pero a quien esto suscribe, que estuvo presente en aquella noticia que publicó en exclusiva FARO, le consta que los propietarios del local dijeron que “la comida la pagó el manager”, quien, cierto es, no negó que “Julio suele desplazarse por el mundo siempre sin un duro en el bolsillo”.

La “famosa” comida en Casa Simón (15 de julio de 1988).

La “famosa” comida en Casa Simón (15 de julio de 1988). / Jesús de Arcos

La amistad entre Castaño y Julio Iglesias data precisamente de la canción Un canto a Galicia. Pepe manifestó que un día recibió una llamada de uno de los directivos de la compañía Columbia, agobiado porque Julio estaba grabando esta pieza y tenía serias complicaciones con el gallego, de modo que le solicitaba a él, como buen conocedor de la lengua, que le hiciera algunas modificaciones a la letra creada por el Benito Lauret (¿). Uno no sabe muy bien en qué consistieron esos cambios, porque en ella Julio pronuncia palabras como pae e nae (que en gallego son pai y nai) y se resistió a cambiar el leixos por el lonxe.

De estos hechos, aunque con significativas variantes, también se hizo eco el periodista Rubén Ventureira, quien además ofrece dos versiones. En la primera de ellas se cuenta que el ya citado Nonito Pereira escribió en el primer volumen de sus memorias musicales que la noche del 11 de agosto de 1971, Julio Iglesias, su padre y el periodista coruñés Ezequiel Pérez Montes cenaron en el restaurante más antiguo de la ciudad, el Fornos, en la calle de los Olmos. Y que fue en ese local donde se tradujo la letra del castellano al gallego. Y, en la segunda versión, el citado Pérez Montes contó otra historia hace unos meses en la que el lugar y los protagonistas son los mismos, pero con variantes. “En los postres salió en la conversación que esa noche estrenaba Un canto a Galicia. Me enseñó una letra que... En vez de ‘pai’ decía ‘pae’ y hubo que rehacerla, y lo hice yo. De hecho, por Navidades me manda un dinerillo de derechos de autor”.

“Julio tiene muchos amigos en Galicia, pero el mejor era, sin duda, Manuel Cores, también conocido como Manolo Chocolate"

Al margen de los conciertos celebrados en Galicia, directamente desde Miami o cuando se encuentra en otro ciudad española, Julio Iglesias no ha dejado, con irregular periodicidad, eso sí, de visitar la “terra do seu pai”. La lista de restaurantes que frecuenta en compañía de sus amigos a fe que es larga, pero de todos ellos se hace preciso mencionar uno: El Chocolate. Lo recordó en su momento el periodista Xosé Luis Blanco Campaña: “Julio tiene muchos amigos en Galicia, pero el mejor era, sin duda, Manuel Cores, también conocido como Manolo Chocolate, propietario del restaurante Chocolate de Vilaxoán. Manolo Chocolate era tan amigo de Julio Iglesias que no dudaba en esperarlo a pie de la escalerilla de su avión privado cada vez que este aterrizaba en Lavacolla para disfrutar de Galicia”.

Con Manuel Cores, del “Chocolate”.

Con Manuel Cores, del “Chocolate”.

embajador xacobeo

En 1992, el cantante fue nombrado por el por aquel entonces pesidente de la Xunta, Manuel Fraga, Embajador del Xacobeo 1993 en el mundo. Aquel nombramiento fue causa de una agria polémica, y no tanto por el nombramiento en sí, sino por la cantidad que cobró: 300 millones de pesetas (1.803.036 euros), según algunos “por no hacer nada”. Nuestro compañero Fernando Franco, que continúa este relato, le inquirió por este asunto durante una entrevista realizada en junio de de 1993, y la respuesta fue esta: “Comprendo que la gente se asuste cuando oye hablar de cantidades que son insignificantes para una Administración pero grandiosas para un bolsillo medio o en apuros. Casi estoy arrepentido de haber recibido tal dinero dadas las especulaciones habidas en torno al mismo. Me parece injusto que esto se haga con un artista que ha cantado por todo el mundo y, como yo, puede generar más dinero que ese actuando una semana”.

Julio Iglesias como embajador del Xacobeo en 1992

Julio Iglesias como embajador del Xacobeo en 1992 / RICARDO GROBAS

El día 23 de septiembre, Julio Iglesias cumplirá 80 años, y lo va a empezar a celebrar con una gira mundial que comenzará en países de Asia. ¿Visitará Galicia, antes, durante o después? Pepe Domingo Castaño nos da pistas: “Está deseando venir a Padrón conmigo y tomar unos pimientos en la Pulpería Rial. Me lo promete todos los veranos pero, por una razón o por otra, nunca ha podido venir. Hace unos días me dijo que en junio pensaba estar en Galicia y que el marisco y los pimientos se fueran preparando porque está deseando darse un atracón de su comida favorita”.

Vayamos, pues, escogiendo mesa y mantel. 

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