El padrino gallego de "O Rei" Pelé

Pepe Macia, hijo de un matrimonio ourensano, compartió con el astro recientemente fallecido doce temporadas en la histórica delantera del Santos. Cuarenta veces internacional por Brasil, en su palmarés también figuran dos Copas del Mundo, las de Suecia y Chile, aunque no pudo jugar los partidos de la fase final debido a sendas e inoportunas lesiones. “Sería maravilloso que me declarasen el mejor futbolista gallego de todos los tiempos” asiente, entre risas, a sus 85 años de edad

Pelé y Pepe,  en los prolegómenos de un partido  del Santos.

Pelé y Pepe, en los prolegómenos de un partido del Santos. / Archivo. Familia Macia

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

En millones de hogares de todo el mundo, lágrimas de tristeza brotaron de los corazones de hombres y mujeres, jóvenes y mayores, cuando el pasado 29 de diciembre se dio a conocer el fallecimiento de Edson Arantes do Nascemento, “Pelé”, considerado el mejor futbolista de todos los tiempos. En una casa de São Paulo, la luctuosa noticia se vivió con un sentimiento muy especial, porque en ella es donde reside uno de los mejores amigos que tuvo “O Rei”. Es la vivienda de Pepe Macia, el hijo de un matrimonio de gallegos, José y Clotilde, que emigraron a Brasil a principios del siglo pasado. “Para mí, no solo fue la muerte del mejor jugador de fútbol del mundo, sino la muerte de un amigo, un buen y gran amigo”, afirma Pepe, quien añade: “La verdad es que, aunque de vez en cuando nos hablábamos por teléfono, no volví a estar personalmente con él desde 2019, cuando lo visité en su casa. En aquel entonces ya estaba bastante enfermo, pero después vino la pandemia del Covid y durante sus últimos años vivió prácticamente recluido, más que nada como prevención debido al avance del cáncer que padecía. A mediados de diciembre ya empezó a publicarse que estaba muy grave y, de un momento a otro, se esperaba su fallecimiento, pero aún así a mí me dolió mucho, sentí mucha pena y comencé a recordar muchas cosas que vivimos juntos ”.

¿Por dónde empezar a contarles la historia de esta amistad?. Pues que lo haga Pepe: “Recuerdo que la primera vez que lo vi fue en las instalaciones del club. A mí me estaban cortando el pelo y él se estaba probando unos pantalones nuevos. Yo jugaba en el equipo juvenil del Santos y a él lo acababan fichar. Un compañero mío, Brito, al verle me avisó: “Dicen que este chico es muy, muy bueno”. Al día siguiente, nos encontramos en el entrenamiento. Nuestro entrenador, que se llamaba Lula, se acercó a mí y me dijo: “Mira, Pepe, fíjate ben, ese negrito es un fuera de serie, hace maravillas, nunca he visto nada igual en mi vida. Yo creo que, si no se tuerce, va a ser el mejor futbolista de Brasil”. ¡Y se quedó corto! Porque en realidad había llegado para jugar con nosotros no solo el que iba a ser el mejor jugador de Brasil, sino del mundo”.

3. Imagen reciente de Pepe en el estadio del Santos.  | // AFM

Con su amigo Pelé, ambos ya jubilados, en un acto de homenaje de la selección brasileña. / FDV

A todo esto, además de compañeros de equipo, Pelé y Pepe se convirtieron grandes amigos, al punto de que el gallego fue el padrino de la primera boda que contrajo O Rei: “Sí, fue con su primera esposa, con la que tuvo tres hijos”. Ambos, Pepe y Pelé, habían subido juntos al primer equipo del Santos. Al “negrito” lo integraron casi de inmediato, y en menos de una temporada, con apenas 17 años de edad, ya fue llamado por la selección brasileña que iniciaba la preparación para la Copa del Mundo de Suecia en 1958, y con él también seleccionaron a Pepe. “Ese Mundial sirvió -relata Pepe- para que lo conociesen en todo mundo, para empezar a ser O Rei, pero yo de las Copas del Mundo tengo un recuerdo digamos que agridulce. Estuve concentrado con la selección en los Mundiales de Suecia y Chile (1962) pero no pude jugar ningún partido de la fase final por culpa de dos lesiones. El consuelo que me quedó fue que también me dieron la medalla de campeón mundial en las dos ediciones”. A pesar de ello, Macia puede presumir de un envidiable historial en la selección nacional brasileña, que él mismo traduce en números estadísticos: “Jugué 40 partidos y marqué 22 goles. No está mal para un extremo izquierdo ¿no?”

O menino de ouro

El historial de Pepe Macia en el Santos, el único equipo en el que jugó en toda su vida, es de los que asombran. En doce temporadas, ganó 11 campeonatos paulistas, 6 campeonatos brasileños (cinco de ellos consecutivos), 2 copas Libertadores y 2 intercontinentales con goles en cada una de las finales. Aquella delantera del Santos, constituida por Pelé, Dorval, Coutinho, Mengalvio y Pepe está escrita con letras de oro en la historia del club, y de ella Macia tiene un recuerdo tan imborrable como simpático: “En aquella época querían que todos los delanteros fuesen negros, para promocionarlos, pero yo les fastidié. Era el único branco entre pretos, pero como era bueno, no podían prescindir de mí en el equipo titular, ¡jaja! Y la nuestra era la mejor línea de ataque de Brasil”.

2. Con su amigo Pelé, ambos ya jubilados,en un acto de homenaje de la seleccion brasileña.  |

Pepe con la camiseta de Brasil en los años 50. / FDV

Apodado “el cañón de Vila Belmiro” por la potencia de su disparo, Pepe no era de los jugadores que pasaban desapercibidos para los ojeadores europeos, que por aquel entonces empezaban a sondear el mercado futbolístico brasileño. Estaba dotado de un disparo con la pierna zurda preciso y durísimo, tanto o más que los del legendario Puskas, y como ya citamos, marcar goles (aunque no tantos como Pelé) era habitual cada vez que jugaba. “Suelen preguntarme -comenta- por qué hice como Pelé, por qué no quise nunca salir del Santos, y mi respuesta es la misma que la suya: el Santos es el equipo de mi vida y de mi corazón. Por eso me quedé. Y, sí, sé que hubo equipos españoles como el Barcelona que se interesaron por mí, y más cuando se enteraron de que era hijo de gallegos, pero no quise ir. Otra opción era el Real Madrid, pero allí jugaba Gento en la misma posición que yo, de extremo izquierdo, así que tampoco me apetecia, igual me ponían de suplente suyo. Y aunque me apeteciese, el Santos no me hubiese dejado marchar. Para ellos yo era su Menino de Ouro”.

Gracias a la fama de Pelé, el Santos comenzó a ser contratado para jugar partidos amistosos por toda América y por Europa. Los hinchas del Viejo Continente querían verlo de cerca y, para el Santos, resultó todo un negocio: “Si jugaba Pelé, el club cobraba 38 mil dólares; si no jugaba, solo 8 mil”, apunta con ironía Pepe: “Y eso que en el equipo había otros muy buenos jugadores… como yo, ja, ja, ja!”.

Sí se decidió a salir del país, en cambio, cuando colgó las botas y se hizo entrenador. Tras adiestrar a varios equipos brasileños, en la década de los 80 se trasladó a Portugal para dirigir al Boavista y, más tarde, a Japón y a Catar. En este país, donde se disputó el último Mundial, tuvo a sus órdenes a un Pep Guardiola en su recta final como futbolista, entre las temporadas 2004 y 2005. “Aunque ya tenía sus años -recuerda Pepe- seguía siendo un magnífico jugador, tenía una gran calidad técnica, y se convirtió en uno de los mejores que jugaban la Liga de allí. Él y yo hablábamos mucho porque Guardiola estaba muy interesado en saber cosas del Santos de Pelé. Recuerdo que, un día, me dijo: tenemos en Barcelona a un chaval que va a dar mucho que hablar. Se llama Leonel Messi. ¡Y vaya si acertó!”

1. Con Pep Guardiola, cuando le entrenaba en un equipo de Catar.  |

Con Pep Guardiola, cuando le entrenaba en un equipo de Catar. | / FDV

-Y a todo esto, ¿por qué Pelé era mejor jugador que Messi y Maradona?

 -(risas) Messi y Maradona son extraordinarios pero, bueno, a Pelé es que tenías que haberlo visto jugar. Y una cosa: Pelé marcó más de cien goles de cabeza. ¿Cuántos marcaron Messi y Maradona?

.¿Era más fácil jugar con él a su lado?

- ¡No, no, eso sí que no. Era muy difícil! Pelé era una buenísima persona pero, sobre el campo durante los partidos, el resto de sus compañeros nunca sabíamos qué iba a hacer cuando le llegaba el balón. Podía ocurrírsele cualquier cosa y siempre nos sorprendía. Y eso que cuando empezó a tener fama era muy severamente marcado. Pero él siempre se salía con la suya.

La sangre gallega

El padre y la madre de Pepe Macia nacieron, respectivamente, en los pueblos ourensanos de Verín y Mandín. “Mi padre empezó trabajando como empleado en una mercería en Santos -cuenta Pepe- pero, cuando juntó el dinero suficiente, y como era un hombre con mucho carácter, con gran temperamento, montó su propio negocio; lo llamó la Mercería Central, y fue muy conocida en toda la ciudad. La verdad es que vivíamos muy bien. Ellos, papá y mamá, cuando yo era niño estaban hablando casi siempre de Galicia, pero yo no pude visitar la tierra en la que nacieron hasta unos años después”. Eso sucedió en 1959 cuando el Santos disputó en A Coruña el XIV Trofeo Teresa Herrera contra el Botafogo, otro equipo brasileño. Hacía un año que Brasil se había proclamado campeona del mundo en Suecia y en el campo se hallaban, entre ambos bandos, hasta siete jugadores de la selección. El partido acabó con victoria del Santos por 4-1, con, faltaría más, dos goles de Pepe, quien aprovechó aquel fin de semana para conocer a sus familiares de Verín y Mandín, porque algunos de ellos, “os meus primos”, dice, “vinieron a verme jugar y después del partido pude conocerlos”. Volvería, ya con su familia, a Galicia para visitar a sus parientes más de dos décadas después, como nos recuerda Tilde, una de sus hijas: “Sí, fue en 1987. Yo tenía 17 años. En casa tenemos muy buenos recuerdos de esa visita porque nos recibieron con muchísimo cariño. Una de las cosas que me quedaron grabadas en la memoria fue que en las casas de mis primos siempre había jamones colgando del techo y que todos ellos se dedicaban a cosechar y hacer vino. Había muchas botellas de vino por todas partes y me hizo mucha gracia ver cómo se pisaban las uvas”.

Pepe (segundo por la derecha) y Pelé (en el centro) en el estadio de Riazor (1959).  | // AFM

Pepe (segundo por la derecha) y Pelé (en el centro) en el estadio de Riazor (1959). / AFM

Ahora solo quedan pendientes de visitar Galicia los siete nietos de Pepe, y aunque discretamente no lo anuncie, Tilde lo desea. Y nos confiesa que, aunque toda la familia es muy futbolera, todavía no ha surgido ningún sucesor de su padre: “Los únicos que practican deporte son dos de mis sobrinos, pero han elegido al tenis. Quien tuvo la posibilidad de ganarse la vida con el fútbol fue mi hermano mayor, Pepinho. Todo el mundo decía que tenía cualidades. Yo creo que lo de la comparación con papá debió pesarle mucho, se sintió presionado, y esa fue una de las principales razones por las que a los 16 años dejó el fútbol.”

EL PADRINO GALLEGO DE  “O REI” PELÉ

Imagen reciente de Pepe en el estadio del Santos. / AFM

En esta conversación, realizada por teléfono, escuchamos de fondo las risas de Pepe Macia cuando, en la despedida, bromeamos con su hija: “¿Usted se da cuenta de que, cuando lean esto en Galicia, muchos vamos a creer que hemos encontrado al mejor futbolista gallego de todos los tiempos?”. “¡Sería maravilloso. Y además es verdad: por las venas de mi padre toda la sangre que corre es íntegramente gallega”, responde Tilde mientras su padre asiente. Ni en los mejores sueños pudo ocurrírsele a Jose Macia esa distinción, ni siquiera en su infancia, cuando su mayor ilusión era que, en Navidades, Papá Noel le regalase uma bola colorida. ¡Una pelota de fútbol, vaya!

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