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Ciencia portátil

El pulpo: sensible e inteligente

Un ejemplar de pulpo. FDV

La captura global de pulpo (420.000 toneladas al año, según la FAO) está, de momento, en caída libre. Los ejemplares que se pescan tienen como destino Corea del Sur, Japón, España, Italia, Portugal y, últimamente, Estados Unidos. Uno de nuestros platos por excelencia, el pulpo a la gallega, puede no ser gallego porque Galicia importa entre 10 y 20 veces más pulpo del que captura. La media de las capturas entre el 2010 y el 2018 estuvo en torno a las 1.800 toneladas, mientras la cantidad de pulpo importado fue de 19.000.

El pulpo, producto básico de las dietas de países del Mediterráneo y Asia, se ha convertido en una apreciada delicatessen global debido a la creciente popularidad del sushi, las tapas y el poke. En los últimos años, la demanda y los precios se han disparado pese a que las capturas han caído. Aún recuerdo como muchos no latinos hacían muecas de asco al pensar en las ventosas dentro de sus bocas al comerlos.

Algunos opinan que la cría de pulpos es la única forma de garantizar que las poblaciones salvajes tengan menos presión y puedan recuperarse en algún momento y satisfacer la demanda al mismo tiempo. Algunos aspectos del ciclo vital del pulpo lo convierten en un candidato atractivo para la acuicultura. Como el salmón o el mejillón, necesitan poco tiempo para su comercialización (las especies de pulpo más comunes viven de uno a dos años, pueden ganar un cinco por ciento más de peso en un día). Sin embargo, replicar su ciclo en laboratorio tiene un gran obstáculo: la supervivencia en la etapa de larva (paralarva).

La multinacional Grupo Nueva Pescanova, con sede en Galicia, finalizó la investigación sobre la reproducción del pulpo gracias al trabajo previo del Instituto Español de Oceanografía, la explotación comercial comenzará en 2023. El Grupo proyecta construir una planta de cultivo en el puerto de Las Palmas, que será la primera instalación del mundo de cría de pulpo en cautividad.

En Las Palmas se construirá una granja en tierra con una zona de piscina para cría. Las larvas se alimentarán inicialmente de algas y de piensos y cangrejos en un proceso que se alargará hasta 15 meses. Nueva Pescanova prevé comercializar 3.000 toneladas de pulpo anuales. El proyecto creará en Las Palmas más de 300 empleos.

El grupo de activistas de bienestar animal Compassion in World Farming (CIWF) pidió por carta al Gobierno que detenga la cría industrial de pulpo tras publicarse el informe “Octopus Factory Farming -A Recipe for Disaster”.

En la misma línea se manifiesta el informe “ The Case Against Octopus Farming “. En él sostienen que las desoladoras “consecuencias éticas y medioambientales” de la producción de carne industrial “deberían hacer que nos preguntemos si queremos repetir con los animales acuáticos los errores que ya cometimos con los animales terrestres, sobre todo con los pulpos”.

Estas oposición se basa en las especiales características de los cefalópodos. Su avanzado y complejo sistema nervioso y su peculiar capacidad de regeneración los hace muy atractivos para distintos campos científicos.

Al igual que una rata de laboratorio, un pulpo puede aprender a salir de un laberinto. Los pulpos también pueden realizar actividades inteligentes que no hacen las ratas, como simular el aspecto de rocas y serpientes, salir de sus tanques o esconderse dentro de cáscaras de coco.

En 2021, descubrieron que la sepia puede pasar una versión de la prueba del malvavisco, una medida de autocontrol que se usó en psicología.

La prueba del malvavisco de Stanford es un experimento de una serie de estudios sobre gratificación retrasada. En estos estudios, se pedía a un niño que eligiera entre una recompensa pequeña inmediata o dos recompensas pequeñas (es decir, una recompensa más grande) si esperaran un pequeño período de aproximadamente 15 minutos.

"Los pulpos llevan la mayor parte de su sistema nervioso en sus brazos. Sus ventosas no solo se agarran a las cosas, también las sienten y las prueban"

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Los cefalópodos se resistieron a comer un trozo de gamba durante dos minutos para ganarse un alimento aún mejor (un camarón vivo).

A diferencia de los humanos, cuya inteligencia está, por así decirlo, en sus cabezas, los pulpos llevan la mayor parte de su sistema nervioso en sus brazos. Sus ventosas no solo se agarran a las cosas, también las sienten y las prueban.

En un experimento, se descubrió que los pulpos acariciaban una herida con sus picos y evitaban las cámaras donde fueron colocados después de recibir una dolorosa inyección.

Los pulpos machos de anillos azules usan el tacto para reconocer a las hembras con las que ya se habían apareado. Después de toparse con una ex pareja, los machos huyeron, quizás para evitar ser comidos. Tal investigación sugiere que los pulpos y otros cefalópodos son inteligentes y sensibles.

Pero, ¿sienten dolor como nosotros? No podemos preguntarles si les duele.

Sabemos que los pulpos que recibieron una inyección de ácido acético acariciaban la herida con sus picos y evitaban la localización del tanque donde habían recibido la inyección. Pero a los pulpos no les importaba seguir en el lugar en el que habían recibido una inyección de anestésico después de la primera.

Los investigadores usan una prueba similar en ratones para juzgar si diversas sustancias les causan dolor.

En otro artículo de 2021, en el que se estudió la actividad nerviosa de pulpos y sepias que habían sido anestesiados. Anestesiados en cloruro de magnesio, cuando un animal dejaba de moverse y se ponía blanco, los científicos asumían que no sentía nada y que no se estresaría. Pero los electrodos para detectar actividad nerviosa mostraron que durante varios minutos después de dejar de responder, el cefalópodo aún podía sentir.

Tanto los partidarios como los opositores de la acuicultura de pulpos coinciden en un aspecto: las capacidades increíbles que poseen estos maravillosos moluscos.

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