Las inyecciones en metal y pesca disparan un 132% la inversión extranjera en Galicia

Después de ganar la batalla a Pamplona, el emplazamiento que inicialmente barajó la vieja Citroën para desembarcar en España, los impulsores de la fábrica de Balaídos liderados por el ingeniero Félix Santamaría se encontraron con el rotundo rechazo del entonces Ministro de Industria, Joaquín Planell Riera, a dar la licencia. No quería competidores para Seat, la marca fundada por el Instituto Nacional de Industria durante su etapa anterior como vicepresidente del organismo. Pedro González-Bueno, titular de Organización y Acción Sindical en el primer gobierno de Franco, defendía la implantación de la multinacional francesa para alumbrar una nueva industria en el país y meter en el mercado nacional el modelo 2CV, popularmente conocido como el “dos caballos”. A esos mismos argumentos se unieron los ministros de Agricultura y de Comercio, decantando la balanza a favor del proyecto. El 10 de abril de 1958 se puso la primera piedra de la factoría, que supera ya los 15 millones de vehículos producidos. Es el matrimonio más fructífero de Galicia con el capital extranjero y el principal caso de éxito al que apela la Xunta siempre en su promoción de una economía abierta.

¿Lo es? En exportaciones, desde luego. Gracias a la automoción, al textil y a la pesca, la comercialización de productos y servicios made in Galicia al resto del mundo alcanzó por primera vez los 30.000 millones de euros en 2023, cerca del 8% del total de la facturación internacional de las empresas españolas. En captación de inversión extranjera, en cambio, la comunidad suele aparecer lejos de los primeros puestos del ranking regional. En las últimas tres décadas van 5.180 millones de euros. Ni el 1% del capital que entró en España. Su evolución en Galicia suele ser muy irregular, con años de vacas gordas y otros no tanto. Como se preveía que fuera 2023. La inyección de enero a septiembre rondó los 100 millones de euros, un 33% menos que en el mismo periodo del ejercicio anterior. Pero el fuerte repunte del último trimestre elevó la partida final hasta los 416 millones de euros, un alza del 132% respecto a 2022, según el balance actualizado ayer por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

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La metalurgia concentra casi siete de cada diez euros de capital foráneo destinado a la comunidad. Fueron 289 millones de euros. De ellos, alrededor de 269 millones se inyectaron en el sector de la fabricación de productos básicos de hierro, acero y ferroaleación, vinculados a la compra de las dos factorías y las hidroeléctricas con 167 megavatios de potencia de Xallas Electricidad y Aleaciones (Xeal) en Cee y Dumbría al fondo de inversión Sixth Street Partners por parte de la compañía checa Energo-Pro. La inversión extranjera en actividades de producción de otros metales no férreos alcanza los 19,4 millones de euros.

A negocios de pesca y acuicultura en Galicia, que en 2022 apenas recibió capital procedente de otros países, llegaron 25,7 millones de euros. En el suministro de energía eléctrica y gas aterrizaron 19,2 millones de euros. Almacenamiento, logística y otras actividades relacionadas con el transporte recibieron 17,6 millones de euros; 16,5 millones otras industrias extractivas; 10,7 millones los servicios de información; 9,7 millones se destinaron a auxiliares de servicios financieros; 9,4 millones en firmas de seguros; 4,9 millones fueron a la industria del papel; 4,4 millones a actividades inmobiliarias; y 4,3 millones a actividades sanitarias.

La inversión extranjera en Galicia cae un 33% pese a la inyección en pesca y energía

La venta de los activos que en su día pertenecieron a Ferroatlántica condiciona también el reparto de la inversión por países. Chequia cobra protagonismo en el mapa con esos 269,7 millones de euros de la operación. A continuación figura Reino Unido con 25,5 millones de euros. Les siguen las Malvinas (24,6 millones), Canadá (29,2 millones), Alemania (17,6 millones), Hong Kong (17 millones), Suecia (10,7 millones), Francia (9,4 millones) y Portugal (9,1 millones). Hay también flujos desde Estados Unidos (5,3 millones), México (3,4 millones) Ecuador (1,1 millones) y Suiza (1 millón).

La inversión extranjera de carácter productivo –al margen de las operaciones realizadas por entidades de tenencia de valores extranjeros (ETVE)– ascendió a 28.214 millones de euros en toda España tras una caída del 18,5%. Madrid captó algo más de la mitad, alrededor de 15.300 millones, aunque con un recorte del 13% en comparación a 2022. La otra comunidad más atractiva fue Cataluña: 4.643 millones, un 18% más que el ejercicio precedente.

Lo que sí baja con fuerza en Galicia –un 60%– es el capital que salió de aquí con destino a otros territorio. Pasó de 2.378 millones de euros del récord de 2022 a 976 millones. El 80% está en actividades inmobiliarias, cerca de 800 millones de euros, por el tirón de Pontegadea, brazo inversor de Amancio Ortega. Otros 95 millones fueron a construcción de edificios y 64,3 millones a la pesca. En destinos destacan Estados Unidos (508 millones), Canadá (247 millones) y dos países considerados paraísos fiscales: Irlanda (65 millones) y Luxemburgo (59 millones).

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