Los Mingo cobraron facturas con Soling ya en preconcurso y a espaldas de la plantilla

La auxiliar del naval comunicó al juzgado el inicio de negociaciones con los acreedores el 24 de enero

Los empleados aseguran que lo ingresado no llegó a las cuentas de la compañía

Entrada a las oficinas de Soling Instalaciones, en Vigo.

Entrada a las oficinas de Soling Instalaciones, en Vigo. / Marta G. Brea

Lara Graña

Lara Graña

La comunicación de una empresa al juzgado del inicio de negociaciones con acreedores, un procedimiento antes conocido como preconcurso (5bis), se realiza cuando ésta está en una situación de insolvencia –actual o inminente– y no puede atender a pagos corrientes. A partir de ahí recibe un cheque de tiempo por tres meses (prorrogables) para reestructurarse. Durante ese periodo queda blindada frente a demandas de concurso necesario que puedan interponer acreedores, por ejemplo, y continúa habilitada para trabajar o cobrar por encargos o venta de productos. Ese dinero, claro está, debe ir a parar a las cuentas de la compañía en cuestión. Y este es un extremo que no está claro en el caso de Soling Instalaciones, auxiliar del naval especializada en trabajos de electricidad, que ha protagonizado un descalabro inaudito en el sector, como ha desvelado FARO. El día 24 de enero el juzgado de lo Mercantil número 3 de Pontevedra, con sede en Vigo, recibió la comunicación de preconcurso de Soling; una semana después, cuando la compañía ya estaba supuestamente en manos de otros propietarios, Luis Mingo Reiz (padre) y Luis Mingo Martín (hijo) cobraron encargos por adelantado en astilleros de Vigo, Asturias y País Vasco.

Los Mingo figuran todavía hoy en el Registro Mercantil como propietarios de esta auxiliar. En declaraciones por escrito a este periódico, Mingo Reiz –fue presidente de Sogama– asegura que vendieron Soling con fecha del 8 de enero a uno de los tres postores que se habían interesado por ella –no identificó a la entidad adquiriente–. Su hijo, también por escrito, dice que fue cesado de su cargo como administrador tras esa venta. Pero las direcciones de hasta tres astilleros de relevancia internacional han constatado que ellos mismos, “en persona”, acudieron a sus oficinas entre el 29 y 31 de enero para cobrar trabajos por adelantado. Se le pagaron y “desaparecieron”. Lo que desconocían estos mismos astilleros es que para entonces la sociedad ya había solicitado preconcurso de acreedores, extremo que han apuntado a FARO fuentes jurídicas. El 2 de febrero, 48 horas después de la visita de los Mingo al último para proceder a esos cobros, la plantilla fue informada del cese de actividad y que se iban para casa con vacaciones remuneradas pero sin haber cobrado las nóminas del mes de enero.

Fue entonces cuando apareció en escena un personaje cuyo rol todavía no se ha clarificado, si bien tanto abogados expertos en materia concursal como los propios trabajadores sospechan que se trata de un “liquidador” contratado por los Mingo. Se trata de Yakov Villasmil, venezolano afincado supuestamente en Málaga y que se presenta a sí mismo como experto en el mercado residencial del Estado de Florida. No consta ninguna empresa a su nombre, tampoco como apoderado, y de su trayectoria como “empresario” únicamente figura una pyme unipersonal ya inactiva de cuando trabajaba en Estados Unidos. Ha aparecido en reportajes de prensa –como la revista Esquire o la agencia EFE– como un exitoso emprendedor, casado y con hijos, y con el objetivo de facturar 100.000 dólares mensuales. Los intentos de dar con él han sido infructuosos.

Tampoco han contestado a este periódico desde el despacho de abogados catalán Beta Legal, interlocutor de esa nueva propiedad. Este lunes, cuando la plantilla –son 77 personas– tenía que incorporarse después de esas vacaciones, la nave de Soling estaba cerrada y trincada desde dentro con un contenedor de obra. Un cartel plastificado en la puerta de acceso a las oficinas les informaba de su despido a través de un expediente de regulación de empleo (ERE), del que no se ha dado traslado a la autoridad laboral competente. “Queremos informarles que, debido a la situación actual de la empresa, nos hemos visto en la necesidad de iniciar los trámites del expediente de regulación de empleo [...] Queremos asegurarles que estamos trabajando arduamente en negociaciones para intentar reestructurar la empresa”, dice esa comunicación.

Está firmada por el propio Villasmil. Eso sí, teniendo en cuenta que está firmado de forma incorrecta –Yacob Villasmil, con “c” y “b”– se presume que no lo habrá escrito ni supervisado. Soling Instalaciones suma deudas por unos 3 millones de euros, según las fuentes consultadas, entre proveedores y trabajadores.

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