La auxiliar del naval Soling enfila el cierre y deja a medias contratos en Vigo o Bilbao

Astilleros aseguran que la propiedad ha desaparecido después de cobrar y la plantilla, con 70 personas, enviada a casa

Los dueños aseguran haber vendido la compañía en enero

Exterior de las instalaciones centrales de Soling, ayer, en Vigo.

Exterior de las instalaciones centrales de Soling, ayer, en Vigo. / Marta G. Brea

Lara Graña

Lara Graña

Junto al efecto tractor de los astilleros, es la industria auxiliar la que convierte al naval privado gallego en líder global para buques de alta complejidad. Y empresas como Soling Instalaciones, especializada en sistemas de electricidad a bordo, ha sido, durante décadas, una de esas referencias. Su huella está en unidades como el crucero a vela Sea Cloud Spirit (Metalships & Docks), el arrastrero congelador Nataarnaq (Murueta), el offshore mexicano Blue Eagle (Armón Gijón) o el buque para transporte de salmones Inter Atlantic (Zamakona).

Pero la compañía se encuentra hoy a un suspiro de la quiebra, como constatan a FARO fuentes de la plantilla, de proveedores, astilleros (como clientes) y otras voces del sector. Sus en torno a 70 trabajadores no han cobrado la nómina del mes de enero y a los desplazados para contratos en Bilbao o Gijón se les ha pedido que regresen a casa. “Aquí cobraron trabajos y desaparecieron. La semana pasada se les pagó y, desde entonces, ya no cogen el teléfono”, constatan desde la dirección de uno de los mayores astilleros del país. Quedan pedidos a medio hacer en País Vasco, Asturias o en Vigo.

Todas las fuentes consultadas por este periódico señalan a la familia Mingo, que todavía figura como propietaria de la sociedad en el Registro Mercantil. Ellos niegan cualquier vinculación con la deriva actual de Soling. “La empresa fue vendida a principios de enero y yo fui destituido de mi cargo”, explica por escrito Luis Mingo Martín.

Su padre –ejerció como presidente de Sociedad Gallega del Medio Ambiente (Sogama)–, Luis Mingo Reiz, fecha esa venta en 8 de enero. “Vendimos el 100% de nuestra participaciones a una de las tres empresas que se interesaron por ella”, expone también por escrito. “Desconozco lo que el nuevo administrador está haciendo y cómo quiere llevar la empresa. Entiendo [...] que prestar el servicio que los antiguos propietarios hemos venido haciendo durante los últimos años”.

Equipo fabricado por Soling Instalaciones

Equipo fabricado por Soling Instalaciones / FdV

Pero en los astilleros y la plantilla rechazan esa desvinculación societaria. “Estuvieron aquí hace unos días cobrando, se le abonaron facturas. No es verdad que estén fuera”, expone el máximo responsable de uno de ellos. Otro empresario mantiene esta misma versión. “La semana pasada estaban yendo por los sitios para cobrar. Eso que dicen no es cierto”. En lo que también coinciden tanto clientes, proveedores como trabajadores es en la llegada de “un nuevo administrador”, que se presenta a sí mismo en redes como experto en mercado inmobiliario y que procede de Florida.

Su nombre es Yakov Villasmil, es venezolano y no constan vínculos empresariales directos en España, ni relacionados con el naval ni con cualquier otra actividad económica. En el portal mexicano La Guía Del Varón consta una entrevista con Villasmil de mayo de 2016 –se puede averiguar la fecha de publicación por el código fuente de la web– en la que exponía que “si tuviera 600.000 dólares de ingresos anuales, tendría la vida que quiero vivir. Pero, de nuevo, cuando llegue allí, voy a querer comprar un jet”. FARO ha tratado de recabar su versión, sin éxito.

Mientras tanto, 70 personas se quedan “en la calle”, condena un empleado, de viaje de vuelta desde País Vasco. “Nos empezamos a enterar de que debían dinero, pero hasta diciembre todo iba normal”, abunda. En astilleros vascos Soling Instalaciones tenía una decena de trabajadores desplazados directos, además de los de subcontratas.

Las mensualidades de los pisos donde estaban residiendo tampoco se han pagado. “Nos dicen que nos mandan para casa de vacaciones remuneradas, veinte días”, aunque todos dan por hecho que recibirán una carta de despido. Por lo pronto, para las nuevas construcciones ya se están buscando alternativas, porque era Soling el proveedor para las instalaciones de electricidad en varios astilleros.

Captura de la entrevista a Villasmil

Captura de la entrevista a Villasmil / laguiadelvaron.com

La compañía, que después de Emenasa era la principal referencia en su segmento en la industria auxiliar, cerró el ejercicio 2022 con una facturación cercana a los 8,5 millones de euros. En la memoria de ese año –y así sigue constando, al menos de momento, en el Registro Mercantil– figuraba como accionista única la mercantil Taubenblau, con sede en Madrid y propiedad de Luis Mingo.

La actividad empresarial de la familia ha sido extensa, con negocios en su trayectoria como Elaborados Metálicos (Emesa) o Soil Aguas (la unidad productiva fue adjudicada a Lantania). Estas dos compañías fueron a liquidación.

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