Un activo esencial

El gestor concursal de Madera Fiber urge a la Justicia a revertir la venta de su fábrica

Considera que hubo “mala fe” en la operación por la que se traspasaron las naves y los terrenos de la antigua filial de Faurecia a Freilouro Investments: “Fue un precio irrisorio”

Trabajadores de uno de los centros que Faurecia sigue manteniendo en Galicia protestan por la situación de sus excompañeros, empleados ahora de Madera Fiber.

Trabajadores de uno de los centros que Faurecia sigue manteniendo en Galicia protestan por la situación de sus excompañeros, empleados ahora de Madera Fiber. / Marta G. Brea

Callista Private Equity es el fondo alemán que adquirió la unidad productiva que Faurecia mantenía en O Porriño (Pontevedra). Tras esta operación, poco tiempo necesitó para vender sus terrenos e instalaciones –entonces englobadas dentro de Madera Fiber Technologies, el vehículo que usó para fraguar la misma– a Freilouro Investments. La compraventa se materializó por 2,3 millones, Madera Fiber se quedó sin su “activo esencial” y Callista Private Equity se deshizo de los restos al traspasarlos a RW Future Tech. Esta sociedad afincada en una barriada rumana, propiedad del alemán Rüdiger Wisser, sería la encargada de solicitar meses más tarde el concurso de acreedores de Madera Fiber Technologies.

Parecía un trabajo limpio. Con el primer traspaso, Faurecia evitaría cualquier coste reputacional ante un hipotético cierre de la planta y se libraba de hacer frente a las indemnizaciones por despido, como así lo han manifestado reiteradas veces sus más de 100 exempleados; Callista, por su parte, se quedaba con una porción del pastel al descapitalizar la fábrica. Ante esta situación, parte de la plantilla denunció ante el Juzgado de lo Social número 7 de Vigo que durante estas transacciones se produjo una cesión ilegal de los profesionales del centro, hasta terminar en manos de RW Future Tech y con la intención de que, tras el procedimiento concursal, acabase respondiendo el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa).

Falta poco para que se dicte sentencia sobre este asunto, al menos en el plano laboral, y podría derivar en que Faurecia se vea en la obligación de subrogar a su antiguo personal, que corre el riesgo de quedarse en la calle. En paralelo, el concurso de acreedores sigue su curso en el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Pontevedra, al que ya se ha dirigido el bufete Lener para que –como avanzó FARO a comienzos de noviembre– la Justicia “declare la ineficacia” de la compraventa del solar y las naves de Madera Fiber, que pasaron a Freilouro Investments.

Lener, que actúa como gestor concursal de Madera Fiber Technologies, ha presentado una demanda de incidente concursal en ejercicio de acción rescisoria que involucra a Freilouro. Conforme recoge la misma, pide que condene a esta empresa a restituir el inmueble y la finca sobre la que se asienta a Madera Fiber, libres de cargas y gravámenes. Asimismo, solicita que declare que hubo “mala fe” durante el transcurso de la operación, “especialmente de Freilouro Investments”. Como señala, Freilouro se constituyó ad hoc para realizar esta adquisición, “con un objeto social de promoción inmobiliaria y por socios que conocen la zona”.

“Eran plenos conocedores de que estaban comprando por debajo de mercado”, indica Lener en su escrito, en el que tilda el importe por el que se ejecutó este traspaso de “irrisorio”. Fueron 2,3 millones de los que, como explica, Freilouro Investments pagó poco más de 1,85 millones en dos cheques bancarios nominativos a favor de Madera Fiber Technologies: uno por 230.000 euros y otro por 1,62 millones. El resto del dinero, 445.000 euros, “nunca fue entregado por el comprador”.

No fue así porque, además de la compraventa, las mismas partes suscribieron un contrato de arrendamiento con respecto a los terrenos y las instalaciones traspasadas. En otras palabras, Madera Fiber –en manos de Callista Private Equity– malvendió lo poco que tenía para posteriormente alquilarlo. Lo hizo por un periodo de duración de 10 años, cuando carecía de proyecto industrial alguno, y a razón de una cuota mensual que rebasaba los 20.000 euros. Los 445.000 euros que jamás vio Madera Fiber, que supuestamente tomó esa decisión por problemas de liquidez, correspondían con el importe equivalente a 18 mensualidades de renta pactada que retuvo Freilouro.

Lener “no alcanza a comprender” cómo sucedió todo esto, cómo se llevó a cabo este “sacrificio patrimonial injustificado” habida cuenta de que, aún por encima, Callista se llevó una comisión del 3,5% sobre el precio de venta. La incomprensión va a más si uno echa un vistazo al valor del conjunto de la fábrica que en su día fue propiedad de Faurecia. La compañía Galtier Franco Iberia emitió dos informes de tasación el 1 de febrero de 2023 en los cuales lo tasaba entre 5,11 millones –como valor de mercado para uso alternativo– y 7,35 millones –como valor razonable–.

Trabajadores de Madera Fiber en una de sus protestas ante el centro de Faurecia en Galicia.

Trabajadores de Madera Fiber en una de sus protestas ante el centro de Faurecia en Galicia. / Marta G. Brea

También hizo lo propio Tasaciones Inmobiliarias, a petición del administrador concursal, y cifró el valor razonable del inmueble y su finca en casi 4,12 millones. Como indica Lener, “cualquiera de las tasaciones es superior a más del doble del importe efectivamente pagado”, los mencionados 1,85 millones. “La mejor alternativa para causar un menor perjuicio a los acreedores hubiera sido la aportación de fondos por el adquirente, o incluso acudir, por aquel entonces, a los remedios que ofrece el texto refundido de la Ley Concursal”, añade, confirmando que en el escaso tiempo que lleva desarrollando su labor ya ha recibido una oferta de compra valorada en 4,5 millones por los terrenos e instalaciones malvendidas. De igual manera, pide a la Justicia que condene a Freilouro a devolver a la masa del concurso las cantidades cobradas en razón del arrendamiento suscrito con Madera Fiber, suma que asciende a 290.900 euros.

A la espera de la resolución del Juzgado de lo Social número 7 de Vigo, el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Pontevedra aprobó a mediados de diciembre un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para los más de 100 trabajadores de Madera Fiber Technologies: exempleados de Faurecia. Los mismos han protestado ya múltiples veces desde que se declaró el concurso de su empresa, denunciando su caótica deriva e insistiendo en que, a pesar de que Faurecia se deshizo de ellos, en todo momento siguieron produciendo piezas de automoción para la multinacional francesa. El 85% de sus envíos iban a parar al grupo galo, para el que llegaron a producir por debajo de coste, aseguran, al no actualizarse los contratos de suministro pese a la elevada inflación que sí padecieron.

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