Visita al centro

Inspección constata la cesión ilegal de los 103 exempleados de Faurecia en O Porriño

Un informe solicitado por el Juzgado de lo Social número 7 de Vigo recoge que las posteriores propietarias de la fábrica, Callista Private Equity y RW Future Tech SRL, “no pusieron en juego una verdadera organización empresarial”

Trabajadores de Madera Fiber Technologies en la protesta realizada este miércoles ante sus instalaciones.

Trabajadores de Madera Fiber Technologies en la protesta realizada este miércoles ante sus instalaciones. / MARTA G. BREA

Ocurrió el 27 de junio, hace menos de tres meses. Cumpliendo la petición de informe formulada por el Juzgado de lo Social número 7 de Vigo, una funcionaria de Inspección de Trabajo (IT) acudía a las instalaciones de la antigua filial de Faurecia en O Porriño para realizar varias entrevistas con distintos responsables de la planta. Algunos de ellos y más profesionales –cerca de una treintena– habían interpuesto meses atrás una demanda contra su excompañía por cesión ilegal de trabajadores, y el propósito de aquella visita era certificar de primera mano la versión del personal. La plantilla consultada aportó entonces pruebas para demostrar el vínculo que la multinacional francesa mantenía con el centro que había vendido hacía año y medio. Todo para que la justicia invalide la subrogación de los 103 trabajadores que fueron a parar, el 1 de enero de 2022, al fondo alemán Callista Private Equity. Y de ahí, ya el 28 febrero de 2023, a la firma rumana RW Future Tech SRL.

Como adelantó FARO esta semana, esta última sociedad comunicó al comité de empresa y a la dirección de la antigua filial de Faurecia –ahora Madera Fiber Technologies– que se ha presentado la documentación necesaria para solicitar un concurso voluntario de acreedores. También que los empleados no cobrarán desde septiembre y que paraliza las relaciones con sus proveedores. En consecuencia, decenas de operarios se concentraron este miércoles a la entrada del centro; durante décadas referente en la fabricación de paneles de puerta, insertos y guarnecidos de puertas y paneles traseros de asientos para coches. Denunciaron sentirse víctimas de una doble transacción “fraudulenta” que, según aducen diversas fuentes consultadas, habría permitido al gigante galo de la automoción deshacerse de sus asalariados sin tener que pagar ninguna indemnización y eludiendo cualquier tipo de perjuicio reputacional.

Tras la incursión efectuada por la inspectora el 27 de junio, volvió al día siguiente, 28, y el 29 emitió su informe, al que ha tenido acceso este periódico. En dicho documento, remitiéndose al artículo 43 del Estatuto de los Trabajadores, recuerda que se incurre en la cesión ilegal de trabajadores cuando el objeto de los contratos de servicios entre las empresas “se limita a una mera puesta a disposición de los trabajadores de la empresa cedente a la empresa cesionaria”.

Pancartas colgadas en la antigua filial de Faurecia para denunciar la situación del centro.

Pancartas colgadas en la antigua filial de Faurecia para denunciar la situación del centro. / MARTA G. BREA

En el presente caso, dice a renglón seguido, “del relato de los hechos se advierte que las nuevas propietarias de la planta de O Porriño –Callista Private Equity y RW Future Tech SRL– no han puesto en juego una verdadera organización empresarial para el desarrollo de una actividad productiva con existencia autónoma e independiente de Faurecia, siguiendo operando con los medios humanos y materiales de la misma, sin asumir una propia dirección y gestión, y conteniéndose el riesgo empresarial al que se ve asumido Madera por el respaldo económico de Faurecia”.

Un cambio para nada y a nada

En su paso por la planta, la funcionaria charló con su director, el responsable de recursos humanos, el responsable de compras y logística, y el responsable financiero. Con idéntico fin se reunió con el presidente del comité, que al igual que los anteriores arrojó una versión similar de lo acontecido. Pese a que Faurecia había transferido su antigua filial en O Porriño al fondo alemán y este más tarde a la firma rumana, la unidad seguía enviando entre el 80% y el 85% de su producción a su exdueña.

Por si fuera poco, las personas entrevistadas afirmaron que no hubo un “ejercicio efectivo de poderes de dirección por la nueva dirección de la planta”, indicando que era Faurecia quien había continuado negociando con los proveedores; que “los medios materiales, equipos de trabajo, aplicaciones informáticas y soporte técnico empleado pertenecen a Faurecia”, hasta el uniforme de la plantilla seguía siendo el mismo ante la falta de inversión de los compradores; y, quizá lo más importante, que la nueva propiedad no había renegociado el precio de venta de sus productos a Faurecia, “causa de la situación de pérdidas de la planta al no cubrir los costes fijos y variables”.

El riesgo empresarial que afrontaba Madera Fiber Technologies, agregaron además, estuvo siendo “contenido” por Faurecia “al haber efectuado aportaciones económicas en la venta (aproximadamente tres millones) y sucesivas aportaciones económicas posteriores de 250.000, 160.000 y 162.000 euros”, recoge el escrito redactado por Inspección de Trabajo.

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