Si se cumplen las pronósticos del Instituto Galego de Estatística (IGE), la inflación superará este mes en la comunidad el 10%, algo que no sucedía desde octubre de 1986. Entonces las razones eran otras muy diferentes. La alimentación y el vestido lideraban el fuerte encarecimiento de la vida con alzas del 14,9% y el 11,5%, respectivamente, mientras que los costes relacionados con el transporte se mantenían alrededor del 4,1%. Ahora se dispara la electricidad (80% de variación anual en febrero), el gas (12%), los hidrocarburos licuados como el butano y el propano (33%) y los combustibles líquidos (52,3%). De hecho, el Índice de Precios al Consumo (IPC) subiría menos de la mitad en Galicia (3,2%) si la energía se tranquilizase. Van catorce meses de espiral inflacionista, fruto al principio del brusco rebote de la actividad tras las primeras olas del COVID-19, del impacto después en la producción de los cuellos de botella en las materias primas y la logística y el agravante en este momento del golpe económico de la invasión rusa a Ucrania. En todo este tiempo, sin embargo, el ahorro no paró de crecer.
Los depósitos en Galicia rozaron los 75.800 millones de euros al cierre del pasado ejercicio, según el balance que acaba de publicar del Banco de España. Una cifra récord. Otra. Las reservas de administraciones, hogares y empresas muestran históricamente una tendencia al alza, pero la irrupción de la pandemia aceleró todavía más el incremento hasta llevarlo a niveles sin precedentes. Solo en el último trimestre de 2021, cuando ya los precios suponían un grave quebradero de cabeza, los ahorros engordaron en cerca de 2.000 millones de euros en la comunidad.
El alza en el conjunto del año fue de 2.607 millones, a pesar de la importante recuperación del consumo –por encima del 4%, como recogen los datos de contabilidad regional del IGE– en comparación con la larga sequía provocada por los confinamientos y las restricciones a la movilidad y la oferta de ocio a lo largo de 2020. En lo que va de pandemia, los gallegos guardaron en el banco 8.976 millones de euros, la mayoría de los llamados sectores residentes (8.171 millones), mientras las administraciones metieron en la hucha unos 805 millones.
La historia se repite en prácticamente todo el país. El ahorro únicamente bajó el año pasado en La Rioja (un 3,3% menos) y Murcia (6,5%). A la cabeza de los ascensos está Asturias (10%), seguida de Baleares (9,8%) y Canarias (9,7%). La subida acumulada en el Estado supera los 77.000 millones de euros, un 5,5%.
Como el propio Banco de España y otras entidades como Funcas destacan en sus informes sobre el salto del ahorro desde el comienzo de la pandemia, la principal razón son las medidas de mantenimiento de rentas con el impulso de los ERTE y las ayudas a autónomos y empresas. Y no sería uniforme. Mientras el 44% de los hogares de Galicia contemplaba ahorrar en este primer trimestre de 2022, un 6% todavía llega con mucha dificultad aún a fin de mes.
Las líneas de avales públicos de liquidez para las empresas y el vigor de las hipotecas elevaron un 12,4% el crédito en vigor en Galicia desde la llegada del COVID-19: 5.145 millones de euros más. El incremento en el último año fue del 2,3%, aunque entre septiembre y diciembre baja por el recorte del 18% en los préstamos a las administraciones. En hogares y empresas creció un 1%, hasta los 41.700 millones.
La mora suma tres centésimas y se sitúa en el 4,32%
La morosidad de los préstamos concedidos por el total de entidades de crédito a empresas y particulares se situó en el 4,32% en el mes de enero, frente al 4,29% que marcó en los dos meses precedentes, aunque en comparación con un año antes se redujo en 22 puntos básicos. La ratio de dudosos registró un ligero incremento en el primer mes del año, tras haber cerrado noviembre y diciembre en mínimos desde marzo de 2009, debido a que el total de crédito del sector cayó de manera más significativa que el de saldos dudosos.
