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La fuerza del consumo y de las exportaciones acercan el PIB de Galicia a niveles prepandemia

La economía regional está aún un 4,2% por debajo de 2019 pese al rebote del 5,2% en 2021 | La Xunta preveía un alza del 6%

Contenedores de exportación en el puerto vigués de Guixar. PABLO HERNANDEZ GAMARRA

La pandemia era hace un año la principal sombra sobre la economía. Y ahí sigue, ahora en un segundo plano más discreta gracias a la inmunidad general por las vacunas y la explosión de casos con la variante ómicron en la sexta ola. Las otras amenazas ganan terreno desde el momento en el que, paradójicamente, se inició la recuperación. La demanda despertó con tanta fuerza tras los meses de confinamiento que saturó el tráfico internacional y puso en jaque los mercados de materias primas. Los precios de la logística, el abastecimiento y la energía están hoy por las nubes y el ataque de Rusia a Ucrania agravará la situación, especialmente en los territorios dependientes del gas, de algunos productos estrella de ambos países y, en general, del comercio internacional.

Galicia mira atenta la tragedia en la otra punta de Europa. Es una gran compradora de cereal y aceite en Ucrania y de fertilizantes y combustibles en Rusia, entre otros productos. Las importaciones cubren el 21% de la oferta de bienes y servicios en la comunidad y las ventas al resto de España y el mundo ascendieron a 36.430 millones de euros el pasado año, superando por primera vez el gasto aquí del sector privado (36.172 millones).

Evolución del PIB Hugo Barreiro

Las previsiones

Esas dos bazas, la fortaleza del negocio exterior y de la demanda interna, explican el rebote del Producto Interior Bruto (PIB) en 2021. Creció un 5,2%, según el balance de contabilidad regional publicado ayer por el Instituto Galego de Estatística (IGE). El incremento se queda por debajo del 5,3% estimado inicialmente por el organismo y alejado del 6% previsto por la Xunta, que destaca “el mejor comportamiento” de la economía de Galicia frente al conjunto del Estado (un 5% de alza). La Consellería de Facenda e Administración Pública asegura que la comunidad “estará en disposición de recuperar la riqueza prepandemia” a lo largo de 2022. Por el momento, el PIB cerró el ejercicio pasado un 4,2% aún por debajo de 2019.

El regreso a los niveles previos a la llegada del COVID-19 se retrasa por el frenazo durante el cuarto trimestre. Se notó la dureza de la sexta ola, que obligó a recuperar parte de las restricciones en un sector tan potente como la hostelería, y, sobre todo, la escalada de los costes de la energía y las materias primas. Entre octubre y diciembre, la economía gallega avanzó un 0,9% respecto al periodo de julio a septiembre por el cambio de velocidad en el consumo, que creció en el verano a un ritmo del 1,4% y despidió el año con una subida del 0,5%.

Crecimiento equilibrado

Aún así, el gasto de las familias y las instituciones sin ánimo de lucro acumuló un alza del 4,2% en el conjunto del ejercicio, frente al desplome del 11,4% en 2020; y el de las administraciones, que en el primer año de pandemia se disparó un 4,8%, se incrementó un 2,7%. Las exportaciones aumentaron un 9,9% y un 6,5% las importaciones. Como ya destacaron los expertos del Foro Económico de Galicia en su informe de coyuntura hasta el tercer trimestre, una de las peculiaridades de la recuperación esta vez es la contribución positiva tanto de la demanda interna como la externa, síntoma de buena salud en el crecimiento. De los 5,2 puntos de incremento anual del PIB regional, el gasto doméstico aportó 3,2 puntos y el negocio exterior otros 2 puntos, como desgrana el IGE.

Lo que no levanta cabeza del todo es la formación bruta de capital, otro de los termómetros para medir el estado de ánimo de la economía. El capítulo se alimenta básicamente de la inversión de las empresas, que descendió casi un 12% tras el estallido de la pandemia y únicamente creció un 1,1% el año pasado por la intensa subida del segundo trimestre (16,4%). El saldo de los otros trimestres fue negativo, especialmente el del último, cuando la inversión disminuyó un 4,1%.

Por sectores

Que hubo un cambio de ciclo en la economía con la vacunación y la posibilidad de tomar medidas más concretas para frenar las sucesivas olas del coronavirus sin repetir los cierres y el confinamiento es evidente. Solo dos grandes grupos de actividad acabaron 2020 sin números rojos: las finanzas (7,1%)y la administración pública, incluidos los servicios sanitarios y la educación (2,1%). Nada que ver con lo sucedido durante el año pasado.

Hay tres sectores como excepción en la recuperación generalizada. ¿Cuáles? La construcción, que mermó su aportación al PIB autonómico un 2,4%; información y comunicaciones (0,1% de caída); y el sector primario, que se dejó medio punto después de caer ya cerca del 4% el ejercicio anterior. Su evolución es preocupante porque coincide con una sangría del empleo. Agricultura y ganadería perdieron más de 1.000 trabajadores en el último año y la pesca alrededor de 260, según los últimos datos de la Seguridad Social.

El caso de la industria

A pesar de que los cuellos de botella en el aprovisionamiento y la escalada de costes impacta de lleno en la industria, el sector finiquitó el 2021 con un incremento de su valor añadido bruto del 4,1% y del 6,1% en el caso de la rama manufacturera. En un momento en el que se habla insistentemente de la reindustrialización, su cuota en el PIB gallego sigue siendo raquítica: 11,8% del total. La Xunta aspiraba a que estas alturas la actividad representase un 20%. Aunque no hubiese aparecido la pandemia, el objetivo no se cumpliría.

Con el oxígeno del pasado año, comercio, transporte y hostelería acortan distancias con la vieja normalidad. Su actividad se queda un 10,2% por debajo de la de 2019. El diferencial en la industria es del 5%; un 11,5% en la construcción; y un 12,4% en los negocios artísticos, recreativos y otros servicios. Finanzas y seguros, en cambio, superan en casi un 12% los niveles prepandemia; un 4,3% la administración pública; y un 0,2% las actividades inmobiliarias.

Todos los sectores, en este caso sin notas discordantes, elevaron la ocupación. Galicia sumó cerca de 69.000 puesto de trabajo a tiempo completo, un incremento del 7,2%.

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