Javier Otero y la ópera; un viaje hacia el infinito

El pianista estradense cambia de registro para presentar “Pálido punto azul”

El músico estradense Javier Otero, concentrado antes de una actuación.  |

El músico estradense Javier Otero, concentrado antes de una actuación. |

El 14 de febrero de 1990 la sonda espacial Voyager 1 captó una de las imágenes más icónicas de la historia de la humanidad. La bautizada como “punto azul pálido” fue parte de una secuencia de fotos tomadas por el Voyager antes de que su sistema de cámara se apagara para ahorrar energía. En ella se muestra el planeta tierra como un diminuto píxel en la inmensidad del espacio y atrapado dentro de un rayo de sol. Carl Sagan haría famosa esa imagen a través de sus escritos y ahora también ha inspirado al pianista estradense Javier Otero Neira en la que será su primera incursión en la ópera.

“A estas alturas ya no sé cuál es mi zona de confort”, bromea el músico al hablar de su nuevo cambio de registro. Esas bromas terminan sin embargo cuando el pianista comienza a hablar del “reto” que tiene por delante, un reto con plazo de entrega. Será el próximo mes de noviembre cuando Javier Neira realizará en A Coruña la puesta de largo de “Pálido punto azul”. “Es un proceso apasionante pero no pensé que fuese a ser tan inmediato. Pensé en un proyecto a dos o tres años y ahora tengo cinco intensos meses por delante para darle forma a todo”, explica el estradense, quien ya ha dejado vacía la mayor parte de su agenda de verano. Por primera vez en su carrera solo tiene dos conciertos en los próximos meses.

Javier Otero recuerda que esta idea surgió a partir de una actuación en Roma en la que dio rienda suelta a su pasión por la escritura, enfocándola en esta ocasión como una unión con la música. Ese proyecto terminó tomando forma gracias a su colaboración con Iria Azevedo, quien se convirtió en la directora escénica de esta aventura, y al productor José Díaz. De esa manera crearon un equipo con “patas sólidas” que permitió “dar rienda suelta” a la imaginación del estradense.

El resultado final, según nos adelanta, está muy alejado de la imagen clásica que muchos pueden tener de este género musical. “Es una ópera contemporánea, en la que el mensaje es el punto más importante”, explica. El propio estradense será el encargado de poner la música –de piano y piano electrónico– a su ópera, contando con una soprano para dar forma a sus escritos. Esta parte más abarcable se complenta después con un gran apartado audiovisual. “Es un proyecto que me genera inquitud porque, por primera vez, no puedo controlar personalmente todo. Es un reto que me obliga a estar en contacto y a confiar en muchos aspectos en mi directora de escena”.

El objetivo de esta aventura girará en torno a la imagen tomada por la Voyager, un regalo que sirvió para constatar la inmensidad del universo y plasmar de una manera real y metafórica la sensación de que “no somos nada” en medio de ese oscuro infinito.

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