La caza mayor mayor finaliza con todos los precintos de jabalí cubiertos y más población

Lalín alerta de su densidad en zonas limítrofes con Agolada y Silleda | En abril arrancan los recechos de corzo | Los cazadores piden que se revise el censo de esta especie, al subir los accidentes de tráfico

Una de las dos cuadrillas de Dozón, con varias piezas abatidas.

Una de las dos cuadrillas de Dozón, con varias piezas abatidas.

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

Ayer terminó la temporada de caza de jabalí, tras seis meses en vigor (había arrancado el 20 de agosto). El balance de las sociedades cinegéticas deja en evidencia la relevancia de su labor para controlar a esta especie: agotaron los precintos y, en varios casos, hubo que pedir ampliaciones.

Pero hay matices. La Sociedade de Caza, Pesca e Tiro de Lalín arrancó la temporada con 235 precintos, y pidió una ampliación. Medio Ambiente autorizó 70 más, pero al final no se emplearon todos: los cazadores abatieron 248 piezas. Un par de años atrás, el colectivo que preside José Luis Gil empleó 318 precintos. “Tenemos zonas en las que sí repunta la densidad de jabalí, y en otras se mantiene. Es muy difícil al comienzo de temporada prever dónde vas a cazar más”, explica.

La movilidad de este animal y su tremenda capacidad de adaptación le ayudan a la hora de localizar los refugios de fauna o zonas en las que apenas entran los cazadores. Así, en Lalín “hay una densidad alta en la zona de Brántega, los animales vienen a comer a Palio y Rodís, pero se asientan al otro lado de río, donde no se caza”. Es algo similar a la zona fronteriza con Silleda, en el entorno de las canteras de Rosende.

En Trasdeza, la temporada arrancó con 115 precintos y hubo que pedir 40 más. Son 155, pero al final se abatieron 150 piezas, muy por encima de las 80 que solían cazarse cinco años atrás, recuerda el presidente la junta gestora de la sociedad de caza, Jesús Caramés. Además, hubo que organizar dos batidas por daños, en las que se abatieron más de una docena de animales. “Hablamos directamente con los ganaderos afectados para conocer justo la zona dónde se producen los destrozos”, y de ahí la efectividad de estas batidas.

Rastros complicados

Ayer a mediodía, la previsión de la Sociedade de Caza de Dozón era cubrir los 100 precintos autorizado por la Xunta. Al final le sobraron solo dos. En este municipio funcionan dos cuadrillas, de las que una los sábados va a cazar a Silleda. El presidente del colectivo, José Rodríguez, apunta que hubo algún que otro destrozo en prados y carballeiras.

Sobre estos seis meses de temporada y los vaivenes meteorológicos, Rodríguez nos confirma que ni el gran calor de los primeros meses de otoño ni las trombas de agua que cayeron en Nochebuena y Fin de Año fueron buenos aliados para que los perros siguiesen el rastro de los jabalíes. Con calor, el rastro se levanta bien, pero el problema está en seguirlo, mientras que con mucha helada los perros pueden tardar un poco más en levantar el rastro, pero después seguir con él es muy sencillo. Sin embargo, con lluvia la dificultad está en dar con ese rastro, porque una vez localizado, continuarlo es fácil.

Rodeiro, batidas en mayo

Un centenar de precintos empleó también la Sociedade de Caza de Rodeiro. Su guarda, Jesús Furelos, alerta de que la densidad de jabalí en Camba es tal “que precisábamos casi el doble”, y prevé que en mayo tengan que solicitar batidas por daños en maizales recién sembrados. Agradece, además, la concienciación de los cazadores a la hora de desparasitar los canes y evitar así contagios entre la caza menor. En Cruces, por su parte, se emplearon 130 sellos.

Ya en Tabeirós-Montes, desde la Sociedad de Caza de Cerdedo su presidente, Javier Santos, coincide en ese aumento de la densidad que pone en peligro no los cultivos, sino la seguridad en la circulación vial. La normativa indica que los tecores son responsables de daños por accidente con fauna solo si este tuvo lugar el día de una acción colectiva de caza y en la zona de gancho.

Daños de corzo en árboles

Y aquí es donde cobra protagonismo el corzo. Su temporada de caza fue entre el 20 de agosto y el 15 de octubre para machos, mientras que las hembras adultas en descaste pudieron abatirse del 3 de septiembre al 15 de octubre y del 7 de enero al 18 de febrero. A Lalín se le concedieron 15 precintos solo para machos, Rodeiro pudo cazar hembras al comienzo de la temporada y Dozón, que tenía las hembras vedadas, no cazó ningún macho, y tenía derecho a 8. Tanto José Luis Gil como Javier Santos hacen hincapié en el aumento de esta especie, “sobre todo en la falda de O Seixo, orillas del Lérez”, explica el presidente de la Sociedad de Caza de Cerdedo. Para este animal se abren los recechos el 1 de abril. José Luis Gil demanda a la Xunta que revise el censo de esta población (en base a él se conceden más o menos sellos a cada colectivo cinegético), ya que “es una de las especies que causa más accidentes de tráfico”.

En cuanto a los daños en cultivos, no se producen en prados, sino en viñedos y en plantaciones de árboles. De ahí que su existencia apenas afecte a los ganaderos de Rodeiro, pero sí a quienes plantan castaños y pinos en Lalín y en otras zonas. Cuando la planta es pequeña, come los brotes, y cuando ha crecido se decanta por su corteza. Además, en primavera, durante la época en que muda la cornamenta el corzo suele arrancarle corteza a los árboles al restregar su cabeza contra ellos.

Un lobo ibérico en cautividad

Un lobo ibérico en cautividad / JAVIER TALEGÓN

El lobo se deja ver

El lobo está declarada especie protegida y no puede abatirse. Esta temporada de caza mayor permitió confirmar los datos que maneja la Xunta en el censo de 2021-2022, según el que hay asentamientos en todos los concellos de Deza salvo en Vila de Cruces, así como en Tabeirós-Montes. Desde la Sociedade de Caza de Cerdedo su presidente, Javier Santos, apunta que hay un grupo estable de lobos en el monte Seixo, que atacan algún que otro potro o ternero. En Rodeiro, la presencia del lobo también puede tener que ver con la desaparición de algún perro, como apunta el guarda, y se han visto rastros de lobo en Dozón así como manadas pequeñas en Lalín.

El cerdo vietnamieta, durante su primer celo, puede cruzarse con el jabalí

Cerrada la temporada de caza, ahora las sociedades se afanan en desbroces y preparar los terrenos para sembrar caza menor. Dozón, por ejemplo, obtuvo sendas ayudas de la Xunta (12.000 euros) y la Diputación (300) para preparar toquerías. Habrá también en primavera jornadas técnicas de la mano de la Sociedad de Caza de Lalín, junto a otras entidades colaboradoras. En estos seis meses han sido abatidas algunas piezas de jabalí de considerable peso en las comarcas, pero los cazadores también han visto animales raros, consecuencia del cruce entre cerdos vietnamitas y jabalí. Aquellos, en su primer celo, pueden procrear con el cerdo salvaje.

Silleda convoca elecciones

La Sociedade de Caza, Pesca e Tiro de Silleda celebró anteayer sábado su asamblea anual, para presentar el estado de cuentas y aprobar el calendario electoral, ya que toca renovar la junta directiva después de cuatro años. En febrero de 2022, el entonces presidente, Daniel Souto, tuvo que dimitir por cuestiones laborales, de modo que en este último año ejerció la presidencia en funciones Jesús Caramés. Desde el sábado, Caramés está al frente de la junta gestora.

Tras la apertura del plazo para comprobar el censo de electores, del 1 al 15 de junio estará abierto el periodo para la presentación candidaturas y, en caso de que se presenten varias listas, las elecciones quedaron fijadas para el 7 de julio. La junta gestora opta por convocar las elecciones ya entrado el verano con la intención de que durante estos meses que restan pueda llevar a cabo su programación de desbroces y sueltas de especies de caza menor.

Cabe recordar, por último, que la temporada de caza de jabalí había comenzado con la aprobación pendiente de los planes anuales de aprovechamiento cinegético, debido al traslado a petición propia de varios funciones de la Consellería de Medio Ambiente. Estos planes ya quedaron aprobados cuando comenzó la temporada de caza menor, a mediados de octubre. Estos planes anuales indican qué especies se pueden cazar en los tecores, durante qué jornadas y qué acciones se van a desarrollar en, por ejemplo, la preparación del hábitat más adecuado para especies de caza menor como conejo o codorniz, sobre las que existe una gran presión por parte de depredadores.

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