Una podría pensar que, tras 41 ediciones, en la Feira Internacional Abanca ya está todo visto e inventado. Pues no. La memoria fotográfica, y también el paladar, permite a la periodista y también al visitante fiel que enseguida localice aquellos stands que le resultan novedosos, ya sea por su producto innovador o por su atención a las nuevas exigencias del consumidor, cuya tendencia se enfoca ahora cada vez más hacia los alimentos ecológicos. De ahí que, por séptimo año, Vegalsa-Eroski y Agaca renovasen en el marco de la feria el convenio para vender productos de calidad en dicha red comercial.

Pero es que también, cada vez más las empresas de alimentación tienen en cuenta a los consumidores alérgicos al gluten, a la caseína o a la lactosa, así como a las personas veganas y vegetarianas. A este colectivo presta especial atención The bio-factory A Factoría Ecolóxica. La firma coruñesa cuenta con dos socios con experiencia en Casa Xanceda, que basan precisamente el grueso de su producción de helados en los veganos. Beatriz Barro, que se encarga del departamento comercial, explica que se elaboran a base de agua y sin usar aromas. Sus productos, que triunfan todo el año, pueden encontrarse en su heladería de la ría Santa Catalina, en A Coruña, así como en heladerías ecológicas y en Ikea, pero de momento solo para los empleados.

Dulce es, también, la propuesta de Oriente Exquisito, la empresa que regenta el paquistaní Imtiaz Muhammad. Sus frutas deshidratadas y sin azúcar proceden de Colombia (como la piña), de Israel (los dátiles) o de Thailandia (el pomelo verde). Los frutos secos y una golosina que se hace llamar "pétalos de rosa" hacen las delicias del paladar más exigente.

Y de lo exótico a lo más cercano a casa. Chocolates Moreno, de Ribadeo, vende el chocolate a la taza típico de la postguerra, sin leche y con un mercado de proximidad, en una firma que va ya por la segunda generación con María José Ríos. Desde Santa María de Sacos, José Luis García emplea entre seis y nueve meses para cebar caracoles a base de maíz y trigo. La producción, como siempre, depende del cielo: a más calor, menos ejemplares.