Las cinco vidas de O Rebullón

El antiguo psiquiátrico de Mos encara su transformación en un pionero complejo asistencial, pero antes de eso fue colonia de verano para niños pobres y hospital

Edificio inicial de O Rebullón como colonia de verano para niños pobres en 1930. ´

Edificio inicial de O Rebullón como colonia de verano para niños pobres en 1930. ´ / Judit Bernárdez

El antiguo Hospital Psiquiátrico O Rebullón está a punto de escribir un nuevo capítulo en su historia. Tras seis años en desuso, la Xunta ha anunciado que el edificio recobrará la vida para convertirse en un pionero complejo asistencial con centro de salud, residencia de mayores, escuela infantil y centro de cuidados intermedios. Unas instalaciones multifuncionales para la que será la quinta vida de O Rebullón, que nació en 1930 como colonia veraniega para niños pobres.

La idea de crear una colonia de verano para niños desamparados partió de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo. Emilio Martínez Garrido, quien posteriormente sería alcalde de la ciudad olívica, fue el vocal que sugirió la iniciativa a finales de 1928. La propuesta gustó, buscaron terrenos para construirla y se decantaron por una finca en el Alto de Rebullón, en el término municipal de Mos. El 14 de julio de 1929 se puso la primera piedra del edificio y, un año después, a mediados de julio de 1930, cincuenta niños formaron la primera colonia.

Hospital Psiquiátrico de O Rebullón, en una foto tomada a finales de los 70.  | // D.P.

Hospital Psiquiátrico de O Rebullón, en una foto tomada a finales de los 70. | // D.P. / Judit Bernárdez

Las niñas vestían una blusa blanca y un sombrero, y los niños blusa de color y sombrero blanco, según la crónica que publicó FARO DE VIGO el día de su inauguración, en la que también se informa del sentido social del proyecto: “entregar a los niños tarados inocentemente por la penuria fisiológica o económica de sus padres, un óbolo de salud”. Durante quince días, los infantes eran sometidos a una rutina saludable, aunque el 80% de los inscritos fueron rechazados por pretuberculosis, una enfermedad que marcaría precisamente una de las vidas de O Rebullón.

Hospital de guerra

Las instalaciones dejaron de ser una colonia infantil cuando estalló la Guerra Civil Española, en el verano de 1936. Entonces, el Estado donó el edificio al Ejército para auxiliar a los gallegos heridos en Asturias y hubo que adaptar las instalaciones, para lo que se abrió una cuestación pública. En octubre de 1936 llegaban los primeros 71 heridos en el frente, testigos de la segunda y más corta vida de O Rebullón.

Dos años después, en 1938, el Estado vendió la finca al Patronato Nacional Antituberculosis para convertir el edificio en un hospital de tuberculosis, una enfermedad muy extendida entonces en toda España, aunque con apenas cien camas en Vigo. En 1946 se amplió; en 1954 se mejoró y el 31 de enero de 1963 echaba el cierre por falta de fondos, por lo que los 160 enfermos que acogía en aquel momento el centro tuvieron que ser reubicados en los hospitales de Ourense y Ferrol, o en sus propios domicilios.

Estado actual de O Rebullón, en desuso desde el cierre del psiquiátrico en 2016.   | // R. G.

Estado actual de O Rebullón, en desuso desde el cierre del psiquiátrico en 2016. | // R. G. / Judit Bernárdez

Su cuarta vida casi fue un centro para niños con síndrome de Down, pero la propuesta cayó en el olvido y el hospital permaneció más de una década abandonado. La Diputación se hizo cargo de la finca y en 1970 aprobó un presupuesto de 32 millones de pesetas para su transformación en hospital psiquiátrico, el último que se construyó en España.

Un psiquiátrico diferente

En enero de 1976 llegaron los primeros siete pacientes al Sanatorio Psiquiátrico de O Rebullón, que eran atendidos por tres médicos y siete auxiliares psiquiátricos. Precisamente la escasez de auxiliares psiquiátricos demoró la inauguración oficial de O Rebullón, con capacidad para 370 camas, según la crónica realizada por ese periódico en aquella época.

Fue a consecuencia de un incendio que arrasó el entonces psiquiátrico de referencia en Galicia, el de Conxo, cuando O Rebullón empezó a poblarse, pues los pacientes de la provincia de Pontevedra fueron trasladados a Mos. No se sabe si los internos ganaron en salud, pero de que mejoraron su calidad de vida no hay duda, pues el de O Rebullón no era como el resto de manicomios. Carecía de seguridad, había espacios abiertos, jardines, cuatro enfermos por cuarto como máximo y, sobre todo, no había ni camisas de fuerza ni habitaciones de reclusión.

O Rebullón estaba llamado a ser un psiquiátrico revolucionario en su cuarta vida, cuyo final se escribió el 19 de enero de 2016 con su clausura y el traslado de los últimos 68 pacientes y 71 profesionales al Hospital Nicolás Peña de Vigo. Tras otros seis años de abandono, O Rebullón tiene ahora, de mano de la Xunta, una quinta oportunidad.

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