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Una destilería de Tomiño hace el mejor licor café y de hierbas de Galicia

Miguel Oliveira, fundador de la destilería Pazo Valdomiño, con algunos de los licores premiados.

Miguel Oliveira, fundador de la destilería Pazo Valdomiño, con algunos de los licores premiados. / C. Villaverde

Los destilados y las llamadas bebidas espirituosas siempre tuvieron una importante tradición en Galicia. De hecho, podría decirse que algunas de ellas como el licor café constituyen uno de los símbolos más destacados de nuestra identidad. En este sentido, con el objetivo de promover una producción de calidad que haga justicia a este hecho, cada año la Axencia Galega de Calidade Alimentaria (Agacal) organiza las ya tradicionales Catas de Galicia, un concurso que comenzó centrado en los vinos para posteriormente sumar también dos categorías para los aguardientes y los licores tradicionales. Muchas son las destilerías que participan en el evento, pero precisamente en la comarca del Baixo Miño, concretamente en Goián, destaca una que en los últimos años no deja de acumular premios en este certamen: el Pazo Valdomiño.

La destilería de Tomiño consiguió en 2019 el Pote de Oro y de plata al mejor licor café, premios que revalidó en la edición de 2020, haciéndose también con la de oro en la edición de 2021 celebrado recientemente aunque con una marca producida para otra empresa. A ese ya de por sí espectacular palmarés, en la presente edición también se hicieron con el premio al mejor licor de hierbas y la plata al mejor aguardiente.

Licor de cilantro

Pero como detrás de cada gran éxito suele haber una buena historia, en el Pazo Valdomiño no puede ser menos. La suya y la de su fundador, Miguel Oliveira, se remonta bastante antes en el tiempo, especialmente cuando se habla del licor de cilantro, uno de sus productos más singulares. “Es algo que me viene de familia, ya que se da la casualidad que mi tatarabuelo fue el precursor del licor de cilantro. Fue a trabajar a Tordesillas en un convento y trajo la receta para aquí en el año 1877, pasando a ser una receta muy popular y que se transmitió durante muchas generaciones”, comenta Oliveira.

La importante tradición familiar y su interés por la elaboración de licores caseros desde muy joven le animaron a fundar en 1996 el Pazo Valdomiño y desde entonces no ha parado, llegando a producir en la actualidad 1,7 millones de botellas anuales. En todo este tiempo tuvieron claro que la apuesta por el producto de proximidad y de calidad tenía que ser un pilar fundamental, siendo la destilería que más productos vende amparados por una denominación de origen. “Es la única forma de asegurar que un producto lleva materia prima gallega y de la zona, y eso no solo es una garantía de calidad sino que nos diferencia de aquellos que hacen referencia a Galicia en sus productos pero que en realidad no son gallegos, sino que son comprados en otros lugares y envasados aquí, lo cual es algo fraudulento”, apunta.

"La juventud no bebe aguardiente, mientras que antes era algo que se tomaba incluso por la mañana en el desayuno"

Esta decisión de optar decididamente por un producto próximo y de calidad se fusiona también con una apuesta clara por la innovación y el diseño, algo que les ha servido para ganar también el Pote de Oro al mejor diseño de botella y etiquetado, una nueva categoría estrenada este año. En la apuesta por la innovación comenzaron desde muy pronto, ya que fueron los primeros a nivel nacional en introducir el uso de botellas estilizadas ya hace unos 25 años. “Fue algo que nos dio mucha notoriedad y para que la gente nos asociase con un producto de calidad. Aún así, en aquella época pesó la inexperiencia porque aquellas botellas no les interesaban tanto a la hostelería, que era donde estaba el mercado de verdad, ya que estaban pensadas más para las tiendas y eran algo caras, por eso la cuestión del diseño fue un aprendizaje constante”, recuerda Miguel Oliveira.

Precisamente en el mercado al que van dirigidos es donde tienen uno de sus puntos fuertes, ya que además de en la hostelería su producción también tiene presencia en el mundo de la alimentación, realizando varias marcas de licores y ginebras para cadenas de supermercados como Mercadona, Froiz o Eroski, lo que les ha permitido capear en mejores condiciones la actual pandemia. “Muchas destilerías que tenían su volumen de ventas centrado en la hostelería están sufriendo muchísimo y algunas tuvieron que cerrar. Nosotros tuvimos mucha suerte al estar diversificados y poder tener los huevos en muchas cestas, lo que nos permite estar creciendo”, comenta.

Cambios de tendencias

Pero el mercado de licores y las bebidas espirituosas no es fácil, está a menudo sujeto a cambios de tendencias en los hábitos de los consumidores y hacerse un hueco puede ser una tarea titánica, especialmente en las generaciones más jóvenes. “La juventud de ahora por ejemplo no bebe aguardiente, mientras que antes era algo que se tomaba incluso por la mañana en el desayuno. Por eso es imprescindible no dejar de innovar, hacer cosas nuevas para un target de gente que viene desde detrás”, asegura Oliveira. Y a la hora de llegar a potenciales clientes es fundamental la cultura del consumo consciente, un factor que desde la destilería esperan que vaya siendo cada vez más habitual.

“Hasta hace poco casi nadie se paraba a ver una etiqueta para comprobar de dónde venía lo que consumía. Es importante saber qué es lo que metes en el cuerpo y aunque hacer ver la importancia del consumo consciente es complicado, poco a poco cada vez es más frecuente”, concluye el fundador de la multipremiada Pazo Valdomiño.

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