Al Celta le queda mucha tarea pendiente

Benítez, que pagó la decisión de jugar con Cervi en el lateral, se estrena con una derrota en Balaídos ante un Osasuna mucho más trabajado

Juan Carlos Álvarez

Juan Carlos Álvarez

El Celta llegaba al estreno liguero con una lista de tareas pendientes y sale del partido con más deberes aún. Osasuna se encargó de retratar muchas de sus deficiencias para ganar con justicia en Balaídos y bajar varios puntos el grado de entusiasmo que los de Benítez habían despertado en una pretemporada en la que tampoco habían pasado tantas cosas, pero la ilusión por creer era más grande seguramente que la propia realidad. Arrasate y sus chicos se encargaron de poner las cosas en su sitio y devolver a la tierra a quienes habían comenzado a volar con demasiada alegría.

Benítez se presentó ante su nueva afición con dos cambios llamativos en la alineación y que dicen muchas cosas: Cervi y el joven Sotelo fueron titulares. La decisión de alinear al argentino en el lateral acabó siendo determinante porque Osasuna encontró un filón en ese costado. Casi todo el juego lo inclinaron por ese lado como si ya durante la semana intuyesen que esa sería la vía de agua de los vigueses. El resto para ellos fue sencillo: tener el control del balón (algo que el Celta poco menos que ofreció) y luego hacer valer su contundencia física en el área rival. Ahí hay pocos equipos como ellos. Y no tardó en comprenderlo el Celta cuando pasado el minuto veinte Budimir, que ya había avisado, incrustó un cabezazo en el larguero cuyo rechace recogió Rubén García para batir a Iván Villar. Hasta ese momento solo Iago Aspas había tenido una ocasión en el área rival.

El gol reactivó ligeramente a un Celta que sufrió para hilvanar juego. Solo la hiperactividad de Bamba, que trabajó a destajo, pareció agitar un poco a los vigueses que se encontraron con algunas situaciones en el área rival siempre mal resueltas. De Carles Pérez no hubo noticias y de Larsen mucha voluntad. 

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Cedido

En el segundo tiempo pareció cambiar algo la tendencia porque el Celta salió con la intención de mandar y porque emergió la figura, aunque no durase demasiado, de Hugo Sotelo que tomó las riendas del partido con una personalidad que parece destinada a convertirle en una pieza clave en el futuro del equipo. A su orden creció el Celta que pisó el área y se acercó al gol en un remate de Bamba y en otro de Aspas que salió desviado. Pero fue una reacción tan tímida como efímera. 

Pronto encontró Osasuna una nueva situación favorable en un balón mal medido por Cervi que se fue de cabeza hacia la trampa de Rubén Peña que le dejó tirado. El remate del lateral golpeó el palo y Moi Gómez remachó a la red. Con media hora por delante todo parecía resuelto porque Osasuna es como una piedra a la que cuesta mover del camino y al Celta le faltan demasiadas horas de trabajo para estar en condiciones de inquietar a un equipo tan trabajado. Entró Miguel Rodríguez que le puso algo de interés y desborde y también Gabri en el que quizá sea su último partido en Baalaídos. Fueron las últimas noticias de una tarde que más que secar el depósito de la ilusión empezó a llenar el de la inquietud. Queda mucho por hacer.