Si el lunes, en la derrota ante el Athletic, el Celta emitió señales preocupantes, hoy las alarmas se han disparado. Los vigueses sucumbieron (4 - 2) ante el Rayo Vallecano en un partido caótico, del que los madrileños salieron justos vencedores. De paso, se prolonga la nefasta racha celeste en Vallecas con nueve derrotas consecutivas. El grupo de Cardoso se mete de lleno en el fango de la lucha por el descenso tras el tercer partido consecutivo con 0 en el casillero.

La vida sin Iago Aspas es dura, ha vuelto a quedar demostrado. Sin el de Moaña en el campo este equipo es mucho menos: falta su gol, su entendimiento del juego y su liderazgo. Las carencias se intensifican, las virtudes menguan, y la solución a su ausencia con tres mediocampistas -hoy Beltrán, Okay y Jozabed Esta noche el equipo se vio superado por el penúltimo de la categoría, que pudo haber marcado una goleada de escándalo.

La primera parte fue una oda al caos. Los de Vallecas salieron incisivos, buscando las llegadas por banda, auténticas autopistas para sus carrileros, Advíncula, sobre todo, y Moreno. En el minuto tres ya se adelantaron con un golazo de falta de Raúl de Tomás. El primero de un recital de remates del delantero rayista, que se fue a casa con un triplete.

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Rayo Vallecano - Celta de Vigo | El duelo de Vallecas, en imágenes

Tras unos 10 minutos sobre la lona, al poco de desperezarse el Celta se encontró con el empate. Fue en un córner muy mal defendido -el Rayo es penúltimo por algo- que cazó Néstor Araújo en el segundo palo. Y solo cinco minutos después un defensa del Rayo paró con la mano un disparó de Brais Méndez. Maxi Gómez anotó el penalti. Parecía un milagro, pero el partido se ponía de cara.

Un espejismo. El Rayo siguió sangrando la defensa del Celta, en especial por la banda de Juncà. Ocasiones clarísimas y un gol (bien) anulado precedieron al empate, firmado de nuevo por Raúl de Tomás en el 37. Y aún pudo ponerse por delante antes y justo después del descanso pero un extraordinario Rubén Blanco -pena que su estado de forma vaya quedar manchado con malos registros de goles recibidos- lo impidió.

Durante la segunda parte, el equipo de Cardoso puso un poco de control en el caos. Se hizo con el mediocampo y cerró los boquetes, pero tampoco dio sensación de peligro. Solo una falta de Maxi Gómez al larguero -segunda a la madera en dos jornadas- puso en aprietos a la defensa rayista.

En esa indefinición, sin embargo, emergió de nuevo De Tomás. En una jugada defendida con pasividad por el Celta, el delantero cazó el balón dentro del área y conectó un remate imparable. Con unos 15 minutos por delante, los vigueses lo intentaron, pero no se puede reseñar ni una ocasión destacada. En el descuento, otro error grosero en defensa dejó solo a Bebé, que sentenció.