La captura de piarda con el arte del cerco, otro espectáculo en la costa arousana

Las maniobras del “Novo Rosymar” cerca de la orilla evidencian el valor añadido que supone para el turismo la pesca artesanal

La pesca del cerco en la ría de Arousa, esta misma semana.

La pesca del cerco en la ría de Arousa, esta misma semana. / Iñaki Abella

Manuel Méndez

Manuel Méndez

En medio de los temporales, y con buena parte de la flota amarrada, esta semana también ha habido tiempo para volver a disfrutar del espectáculo que ofrece la pesca en Galicia.

Especialmente en la ría de Arousa, donde las naves que se hicieron a la mar desplegaron sus siempre llamativas maniobras a escasos metros de las bateas y la costa.

“Novo Rosymar”

Uno de los protagonistas fue el barco “Novo Rosymar”, construido en acero, dado de alta en Santander en agosto de 2001 y con puerto base en Cambados.

La captura con el arte del cerco conforma otro espectáculo en la costa arousana.

La captura con el arte del cerco, otro espectáculo en la costa arousana. / Iñaki Abella

Una nave censada en la modalidad de “cerco en Cantábrico Noroeste” que está provista de una potencia de 175 caballos y tiene una eslora total de 19,5 metros.

Es el único de los grandes barcos de cerco cambadeses actualmente en activo, ya que los demás están a la espera de que comience la campaña de la anchoa en el Cantábrico y los que se quedarán en la ría están pendientes de la temporada de sardina, que puede arrancar en cuestión de semanas.

Estos días, como otros años por estas fechas, pudo verse al “Novo Rosymar” largando y levantando sus aparejos prácticamente encima de la costa de A Illa de Arousa, para satisfacción de no pocos ciudadanos que paseaban por la zona y se detuvieron a observar detenidamente las operaciones llevadas a cabo.

El barco de cerco “Novo Rosymar” maniobrando entre la costa de A Illa y las bateas. |   // IÑAKI ABELLA

El barco de cerco “Novo Rosymar” maniobrando entre la costa de A Illa y las bateas. / Iñaki Abella

La llamativa embarcación se centraba en la captura de lo que se conoce como piarda, piardo, pialla o pión, un pez que se adentra en la ría a medida que se acerca la primavera y es bastante común en Galicia, desovando –como la sardina– entre enero y abril en los bajos de fondos arenosos.

Tiene su mercado

No es, quizás, una especie demasiado popular, pero sí tiene su mercado. El año pasado se subastaron en toda Galicia 65 toneladas de piarda común, piarda del Mediterráneo y pión de altura, siendo la primera especie citada la más abundante, con casi 54 toneladas que generaron 112.000 euros.

En lo que va de año han sido 8 las jornadas de piarda común vendidas ya (25.000 euros), 2 de ellas en la lonja de Ribeira, a la que también acude el “Novo Rosymar”, y casi una tonelada en la de Cambados.

El barco “Novo Rosymar” realizando la maniobra de virado y recogida de las redes. |   //  IÑAKI ABELLA

El barco “Novo Rosymar” realizando la maniobra de virado y recogida de las redes al lado de la costa. / Iñaki Abella

En definitiva, que tanto si es por la piarda como por la sardina, el jurel o cualquier otra especie, el trabajo que desarrolla la flota pesquera y auxiliar de acuicultura no solo reporta beneficios directos al sector, sino que constituye un atractivo turístico añadido para la comarca.

Patrimonio de la ría

Ya se explicó en FARO DE VIGO en ocasiones anteriores que las artes de cerco y arrastre artesanales que se manejan en el entorno de Vilanova, Cambados, A Illa y O Grove forman parte del patrimonio etnográfico de la ría.

Y lo mejor de todo, como se decía antes, es que no siquiera es necesario estar a bordo para disfrutar del espectáculo, sino que arousanos y visitantes pueden contemplar desde tierra firme, ya que el largado de los aparejos y el momento en que se suben a bordo son acciones que a veces tienen lugar casi en la orilla.

Otras artes

El cerco es, junto a artes tan tradicionales como el “xeito” y el “racú”, una de las modalidades destacadas en la pesquería de especies pelágicas costeras.

La sardina es la dominante, aunque también se emplean las artes de cerco para capturar jurel y caballa.

El papel de estos barcos será más importante a medida que avance la primavera y la sardina alcance sus mayores índices de popularidad y consumo.

Al aludir a este sector y a sus espectaculares “largadas” de aparejo hay que incidir en el papel históricamente desempeñado por el arte de pesca conocida como chinchorro, venida a menos y cuestionada por parte de la flota.

También conocida como boliche y, en su momento, sustituta del “bou de man” o rapeta, ahora prohibida, esta arte se usa desde el paralelo que pasa por Punta Carreiro (Monte Louro) a Cabo Silleiro, solo entre los meses de julio y octubre y, de lunes a viernes, en horario exclusivamente diurno, del orto al ocaso.

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