Mirador de Lobeira

Festa do Marisco, sin sello internacional

Antonio Touriño

Antonio Touriño

O Grove ha perdido otra gran oportunidad de defender en Fitur (Madrid) la merecida declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional para las jornadas de exaltación del marisco que cada año, salvo el de la interrupción por COVID, se celebra en la localidad alrededor del día del Pilar; unas fechas en las ya se ha superado con creces la campaña veraniega y, por tanto, es ejemplo evidente de la tan manida desestacionalización turística.

Y otra vez, la enésima, el marchamo quedó fuera de la carpeta, aunque ojalá no sea consecuencia de un olvido como el de finales del pasado siglo cuando el expediente quedó atascado en alguna oficina y terminó siendo un espejismo que avergonzó a propios y extraños.

El alcalde socialista Cacabelos está ya en la obligación de dar explicaciones sobre qué esta ocurriendo con un proceso que lleva sobre la mesa de su Gobierno un porrón de años, mejor ni contarlos, porque sonroja.

En el pasado certamen, fue el propio delegado del Gobierno Pedro Blanco quien se comprometió a que la vitola internacional se imprimiría en este 2024, pero tampoco se movió ficha desde aquella visita. Vuelve el silencio.

Habrá que estar atento, habrá que ojear a diario el Boletín Oficial del Estado para saber si realmente O Grove se hará merecedor en esta ocasión de la distinción por parte de un Ministerio de Turismo y otras hierbas que también trabaja a ritmo lento por los vaivenes del Gobierno recientemente constituido y preocupado por otras cosas.

Pero tales vicisitudes deberían salvarse cuanto antes porque O Grove ya ha perdido demasiadas oportunidades al seguir sin un título que supone importantes beneficios económicos para la localidad, entre otros, que podría organizar la próxima edición con mucha más soltura económica gracias a ayudas que llegan de más instituciones que deberían confíar en su tirón.

La declaración como Festa de Interés Turístico Internacional reporta fondos estatales para la organización de un evento que tiene unos costes elevados que finalmente soporta con sacrificio el propio Ayuntamiento, como la contratación de carpas, personal, promoción o celebración de conciertos y espectáculos.

Cambados y Catoira pueden explicar bien qué reciben a cambio en el albariño y la vikinga, pues ellos sí han sabido divulgar a los cuatro vientos sus peculiaridades y atractivos.

Es, por tanto, llamativa, la incertidumbre a estas alturas de la película, del Gobierno de Cacabelos, a la sazón socialista. Descorazonador que tampoco se explique a los ciudadanos cuáles son las expectativas reales para la consecución de este mérito, máxime cuando se han hecho presentaciones internacionales por doquier y sin escatimar gastos; la última en Alemania, pero la comitiva también ha viajado a Bélgica, a Francia, a Portugal...

La Festa do Marisco genera importantes ingresos que finalmente suelen cubrir el coste de organización, pues el público no escatima gastos a la hora de disfrutar del mejor marisco del mundo, el que produce la ría de Arousa y es aclamado en todo el mundo. Aún así, todos los años se registra un importante déficit que tiene que cubrir el Ayuntamiento cuando lo razonable sería que una fiesta que atrae a tantos miles de comensales se sostuviese sin recurrir a las arcas municipales. Es necesario trabajar desde ya. Y eso supone mover Roma con Santiago para que la 61 edición presuma de ser un acontecimiento global, simplemente por el hecho de que las cocinas de O Grove se lo merecen. Señor Cacabelos: le toca peregrinar por los despachos.

Suscríbete para seguir leyendo