Ribadumia está de luto por la muerte de su Hijo Adoptivo, el cura Dositeo Valiñas

El sacerdote tenía 102 años y llevaba en la parroquia arousana desde 1944 | El arzobispo emérito preside esta tarde el funeral, en la iglesia de Santa Baia

Dositeo Valiñas, presidiendo una misa cuando tenía 101 años.

Dositeo Valiñas, presidiendo una misa cuando tenía 101 años. / Iñaki Abella

Ribadumia amaneció ayer con la triste noticia del fallecimiento de Dositeo Valiñas Fernández, sacerdote de 102 años de edad que llevaba en la parroquia arousana desde 1944. El Ayuntamiento decretó tres días de luto oficial, durante los cuales las banderas ondearán a media asta y con crespón negro. Asimismo, la institución municipal ha convocado un minuto de silencio en el consistorio en señal de duelo, que será mañana viernes, a la una de la tarde. El entierro es esta tarde, en la iglesia parroquial de Santa Baia y el funeral será presidido por el arzobispo emérito de Santiago, Julián Barrio Barrio.

Dositeo Valiñas falleció sobre las 22.00 horas del martes, en la casa rectoral, en compañía de familiares y allegados estrechos. Sus restos mortales están siendo velados en el tanatorio de Ribadumia desde primera hora de la mañana de ayer miércoles, y fueron innumerables las personas que pasaron a lo largo de la jornada por la sala velatoria. La misa de funeral será hoy a las cinco de la tarde.

La muerte de Valiñas Fernández ha causado un gran dolor en Ribadumia, ya que era una persona muy querida, no solo por su larga labor pastoral en esta parroquia, sino también por su enorme contribución al desarrollo social, cultural, económico y deportivo del municipio. Tanto es así que el Ayuntamiento le nombró Hijo Adoptivo de Ribadumia en 2011, en señal de gratitud y reconocimiento.

Dositeo Valiñas nació el 7 de febrero de 1921 en Quireza, un lugar que pertenece al actual municipio de Cerdedo-Cotobade, y llegó a Ribadumia en 1944. Apenas un par de años después asumió la dirección de la parroquia de Santa Baia. El joven sacerdote era una persona inquieta y muy comprometida socialmente, por lo que su legado en Ribadumia pronto trascendería a la acción pastoral.

Así, participó de una forma u otra en la gestación del Club Deportivo Ribadumia de fútbol y del Náutico Muiño de piragüismo, que son hoy dos de las principales entidades deportivas de la localidad; auspició la creación de la primera cooperativa agraria de la provincia de Pontevedra y de una de las primeras cajas de ahorros; ayudó en sus orígenes a la Agrupación Músico-Cultural de Ribadumia, que es hoy una de las principales bandas de música de Galicia; puso los cimientos de la primera escuela de baile popular de Ribadumia; y gracias a sus gestiones con el Arzobispado, el municipio experimentó un enorme crecimiento urbanístico, puesto que instalaciones como el campo de fútbol de A Senra, el Auditorio o la “pousada” se construyeron en terrenos que eran de la Iglesia. También participó en la gestación de fiestas como la de los mayores o la romería de Santa Baia.

“Don Dositeo hizo parroquia, hizo Concello y ayudó a construir la Ribadumia que es hoy”, afirmó ayer el alcalde, David Castro. “Fue una persona muy importante para el desarrollo de Ribadumia, y una persona que conocía a todas las familias de su parroquia. Todo lo que pueda decir de él es poco”, añade el regidor.

Hernando Martínez Chantada, profesor e investigador local que fue amigo y colaborador estrecho de Dositeo Valiñas, afirma del sacerdote que, “fue un gran amigo y un gran consejero mío, lo consideraba casi como un padre”. “Fue una persona comprometida socialmente, tanto que no era bien visto por las autoridades franquistas”, añade.

Martínez Chantada destaca también de Dositeo Valiñas su gran valía intelectual. Fue corresponsal del periódico El Pueblo Gallego y de la revista Vida Gallega, y tenía una extensa biblioteca, con ejemplares de gran valor. “Era un hombre muy vital, muy culto”, explica su amigo.

José Antonio Souto, párroco de Meis y arcipreste de Ribadumia, también resalta de Valiñas su enorme erudición. “Con él, se va una auténtica enciclopedia de O Salnés. Era una persona muy erudita y tenía una memoria excelente. Hablar con él era como abrir un libro”.

Juan Blanco, presidente de la asociación de vecinos de Barrantes, es otra persona de Ribadumia que trató mucho al sacerdote, que fue uno de los primeros socios de la Agrupación Músico-Cultural. El parto de esta banda no fue sencillo, porque en Ribadumia ya había otra, y Dositeo Valiñas hizo todo lo que estuvo en su mano por fomentar la concordia y el buen ambiente entre ambas. “Fue una grandísima persona, y siempre estuvo a nuestro lado”, afirma Blanco, que también fue presidente de la Agrupación.Recuerda que en la primera misa de Santa Cecilia que celebraba la banda recién nacida, el cura dijo que en su localidad natal también había dos grupos de música y que eso, lejos de ser malo, “era algo que engrandecía al pueblo”.

Juan Blanco destaca que el reverendo jamás perdió el vínculo con la Agrupación, hasta el extremo de que asistía siempre que podía a sus fiestas y conciertos. “Forma parte de la historia viva de Ribadumia”, concluye el dirigente vecinal.

Era el cura que más tiempo llevaba en una misma parroquia en toda Europa

Dositeo Valiñas llevaba 79 años en la parroquia de Santa Baia de Ribadumia, lo que le convertía en el sacerdote católico europeo que más tiempo llevaba en una misma feligresía. En los últimos años también se ocupaba de la parroquia de San Xoán de Leiro, igualmente en Ribadumia. Persona de una gran vitalidad, condujo él mismo su coche hasta bien pasados los 90 años y solo lo dejó después de un accidente doméstico. También rehusó en numerosas ocasiones jubilarse, y con la ayuda de los seglares, primero, y del religioso Edgar Emir Méndez, después, pudo mantener su actividad hasta pasados los 101 años. Una dispensa del Obispado para que diese misa sentado le permitió compaginar durante muchos meses sus responsabilidades en las parroquias con su estado físico, por lo que fue el sacerdote en activo más longevo de España. Los vecinos le mostraron en más de una ocasión el cariño. El Ayuntamiento le nombró Hijo Adoptivo y le puso su nombre a una calle. Los vecinos le dedicaron un busto, situado a las puertas del atrio, y le organizaban año tras año una misa especial con motivo de su cumpleaños, que era el 7 de febrero. Dositeo Valiñas deja un enorme vacío en Ribadumia.

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