Mirador de Lobeira

¡Sálvese quien pueda!

¡Sálvese quien pueda!

¡Sálvese quien pueda! / Antonio Touriño

Antonio Touriño

Antonio Touriño

La sanidad en Arousa funciona mal por defecto de fábrica. Falta compromiso de la administración pública que fija más sus objetivos en grandes ciudades -Vigo, Pontevedra, Santiago, Ourense- y deja que la inercia sea motor suficiente para que hospitales como el de O Salnés cumplan con los objetivos mínimos: catarros y poco más.

El de Ande es un centro que nació con taras hace un par de décadas, auspiciado por un régimen jurídico inventado ad hoc, bajo el modelo de fundación mixta público-privada; un invento que finalmente se corrigió por la presión social y sindical como consecuencia del mal funcionamiento.

Pero han quedado cicatrices que siguen sin curar y supuran de cuando en vez. La mayor de las heridas es que ni siquiera en el escalafón figura como centro sanitario principal, al haber sido suspendida de un plumazo su categoría de área sanitaria para convertirse en un anexo, una simple sala pluridisciplinar del CHUP pontevedrés, simple cola de ratón sin sustancia.

No es de extrañar, por tanto, que nacionalistas y socialistas –en su simple papel de oposición, pues al gobernar dicen otra cosa–, saquen a la palestra un cáncer que nadie extirpa; un problemón por cuanto, básicamente, el centro se está quedando sin profesionales cada vez que se convoca un concurso de traslados.

Y sin médicos, sin enfermeros, sin auxiliares..., ¿para qué decirlo?, un hospital se convierte en un galpón por muy grande o moderno que sea.

No queda ahí el problema, ya que en Primaria, la situación aunque ha mejorado sigue en precario porque una buena atención en absoluto tiene solo que ver con la cantidad de dinero extra que se pague al profesional; sobre todo si se da la circunstancia de que le entra la modorra cuando atiende consultas urgentes después de guardias eternas. O cuando tiene que salir del box y subirse a la ambulancia medicalizada para un auxilio en medio de la calle; un momento dramático en los ambulatorios que se quedan en cuadro.

Y cambiando de escalafón, ¿qué decir de las ambulancias? Cierto que la mayor parte de las veces están paradas; sin embargo, la Ley de Murphy establece que pasado ese impás, cuando hay dos de turno se necesitan tres. O la Ley del PP que establece que, en verano, la UCI del 061 es para los señoritos que veranean en Sanxenxo y que los demás meses podrán usarla los “aldeanos” de los demás pueblos y aldeas.

Con esta estructura parece fácil comprender el grado de enorme cabreo –léase enfado, por favor– que tienen los vecinos, máxime cuando han ocurrido cosas que sobrepasan el surrealismo, el absurdo y la abstracta planificación; por no hablar de otros calificativos que describen perfectamente las leyes y códigos al uso. Han sido muchos los momentos este verano en los que quedó en evidencia la precariedad de los medios sanitarios, con algunos casos tan extremos que cuando llegó el auxilio ya era innecesario, inútil.

Hubo además varios infartos, personas que han sufrido ahogamientos, fracturas, accidentes.. Y esas veces, de nuevo, la ambulancia que llega tarde, mal y a rastras.

Sanidade debe buscar una solución cuanto antes. Es la única responsable de dar cobertura a una población más amplia de lo que puede parecer. O Salnés cuenta con casi 120.000 habitantes; parece que, de antemano, debería tener sus servicios cubiertos. No es así, ni mucho menos.

Basta de remiendos, propaganda, demagogia cuando en O Salnés solo parece válido el argumento del: ¡sálvese quien pueda!

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