La bioplanta de Sogama en el polígono de Baión toma forma
La empresa constructora creó la estructura de las oficinas, cuatro almacenes y ocho silos de fermentación / Las obras deberían estar concluidas este mismo año, salvo incidencias
Una de las cuatro gigantescas naves que se construyen en el polígono de Baión. | // IÑAKI ABELLA / A.Touriño
Una gigantesca grúa pluma de la firma Rubio anuncia a lo lejos que Sogama debe concluir a tiempo la planta comarcal de biorresíduos que desde hace un mes se levanta en el polígono de Baión (Vilanova de Arousa) para dar servicio a 26 ayuntamientos situados a menos de 50 kilómetros de distancia.
Una vez en el área industrial ya es posible hacerse una idea de su magnitud, una construcción integrada por cuatro edificios diferenciados, ocho silos de fermentación, un local para oficinas y otros inmuebles de menor entidad anexos, en una superficie de 20.000 metros cuadrados que ocupa toda una manzana frente a Soaga, la empresa que inauguró la actividad industrial.
Las grúas son imprescindibles en esta fase del proyecto. | // I.ABELLA / A.Touriño
Un responsable de la firma Rodiñas, de Santiago de Compostela, se muestra muy ilusionado por el avance y anticipa que en un mes habrán concluido el encargo.
Eso es al menos lo que espera aunque sufrió algunos “contratiempos” porque la firma tiene una enorme carga con la construcción de geriátricos en las siete grandes ciudades gallegas, entre ellas la de Amancio Ortega cerca de los juzgados de A Parda en Pontevedra.
La obra ha sido adjudicada por Sogama a la UTE (Unión Temporal de Empresas) integrada por Cespa, Arias, Petrolam y Prace por un importe de 15.109.215 euros (IVA incluído). La instalación se integra en una red de infraestructuras diseñada por la Xunta que tiene como filosofía conseguir que la mayor parte de los ayuntamientos adheridos a Sogama puedan acceder “a la valorización de la materia orgánica mediante su conversión en compost”
Aún así se muestra muy satisfecho con el trabajo que llevan a cabo en Baión pues la práctica totalidad del esqueleto de la planta está ya a la vista, aunque quedan vigas y travesaños por colocar en la enorme superficie en la que trabajan.
Entre 11 y 15 metros de alto
Los edificios permiten hacerse una idea clara de la dimensión de la obra.
“La mayor parte de los pilares tienen entre once y quince metros de altura”, a lo que hay que sumar la estructura del tejado, unos enormes travesaños de hormigón prefabricado que la empresa compostelana empezó a secar hace ya tres meses.
La planta de Vilanova dará servicio a veintiséis municipios con una población de 326.846 habitantes, que se calcula generarán alrededor de 15.000 toneladas anuales de materia orgánica. Asimismo será necesario procesar otras 7.000 toneladas de material procedentes de podas y restos de madera, que se mezclarán con los sobrantes de comida y otros para producir alrededor de 6.000 toneladas de compost al año. La planta integrará la totalidad del proceso de compostaje de los residuos recibidos, que se llevará a cabo en naves cerradas, comprendiendo todas las fases (pretratamiento, fermentación, maduración y almacenamiento), así como los correspondientes tratamientos de aire y de aguas. Aseguran que se emplearán en todo momento las últimas tecnologías disponibles, tanto de procesado como de control de olores y ruido. La operativa industrial se alimentará con energía renovable, a través de paneles solares.
Así, primero se han instalado todos los pilares de las naves, sobre el terreno de unos 52 metros de ancho por unos 70 de profundidad cada una, como pudo comprobar en los planos de la obra el encargado de su ejecución.
Estima el responsable de Rodiñas, que si las previsiones se cumplen, su trabajo habrá concluido en un mes aproximadamente. Luego queda todo el resto de la construcción, desde levantar muros y paredes a suelos, tabiques y división de espacios.
El proceso
Llaman la atención los silos estancos en los que la basura permanecerá durante un tiempo para que se descompongan lo suficiente y puedan ser mezclada con el estructurante que convierta todo ello en compost, es decir abono que luego se empleará como fertilizante para los campos de Galicia, dentro de ese proceso circular que todas las administraciones tienen en mente en estos momentos, explican en Sogama.
El tiempo para llevar a cabo el proyecto apremia. Como explican en la propia web de la firma promotora, estos ayuntamientos adheridos “quedan obligados a implantar, antes del 31 de diciembre de 2023, la recogida diferenciada de la materia orgánica a través del contenedor marrón”. Admiten que si bien se trata de una competencia municipal, “la Xunta pondrá a disposición de los entes locales los medios necesarios que den debido cumplimiento a la legislación vigente en el ámbito de residuos”.
El proyecto complementa las instalaciones que Sogama tiene en Cerceda, que a finales de año dejarán de ser referencia para la comarca arousana.
Pero ello obligará también a implantar el contenedor marrón en todas las localidades que se incorporen a este proyecto que ya empieza a ser una realidad en O Salnés.
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