Los ocho intoxicados por monóxido de carbono en Meis regresan a casa

El edificio fue desalojado y el Concello barajó la posibilidad de buscar un hotel para los vecinos

Edificio de Mosteiro en el que se produjo la emergencia.   | // IÑAKI ABELLA

Edificio de Mosteiro en el que se produjo la emergencia. | // IÑAKI ABELLA / A. Martínez

Quedó todo en un enorme susto, que tardarán mucho en olvidar. Los ocho miembros de la familia de Meis que el domingo por la tarde sufrieron síntomas de intoxicación por monóxido de carbono debido a la mala combustión de una caldera de gas ya regresaron a su domicilio. Están todos bien, incluidos los niños de corta edad que empezaron a sentirse mal a media tarde, con vómitos y dolor de cabeza. Fueron ellos, precisamente, quienes hicieron sospechar a sus padres que podía estar sucediendo algo extraño.

La intoxicación se produjo en una vivienda del primer piso de un edificio de tres alturas situado en Mosteiro (Meis), muy cerca del colegio público. En el domicilio había en ese momento ocho personas, entre ellos varios menores de edad. Tal y como manifestaron los padres posteriormente, habían notado un olor extraño, pero en un primer momento no le dieron mayor importancia. Las alarmas saltaron cuando al menos uno de los hijos empezó a sentirse peor.

Fue en ese momento cuando llamaron al 061, abrieron las ventanas y bajaron a la calle. Eran las ocho y media de la tarde.

Los servicios de emergencias ordenaron por seguridad la evacuación completa del inmueble, por lo que una veintena de personas bajaron a la calle, algunas de ellas prácticamente con lo puesto, mientras un equipo de bomberos procedentes del parque de Ribadumia realizaba mediciones de gases en la vivienda. En efecto, los resultados fueron anormales, con una elevada concentración de monóxido de carbono.

Entre tanto, cuatro de los miembros de la familia eran evacuados al Hospital Provincial, mientras los otros cuatro eran derivados a Montecelo. Por fortuna, no estaban graves y todos ellos fueron recibiendo el alta hospitalaria a lo largo de la madrugada del lunes, quedando en casa de unos parientes en Pontevedra. Durante el día de ayer, ya pudieron volver a Mosteiro.

En lo que respecta a los demás inquilinos del edificio, el Ayuntamiento llegó a barajar la posibilidad de encontrarles un alojamiento para pasar la noche.

Sin embargo, finalmente no fue necesario, pues la concentración de monóxido de carbono fue bajando paulatinamente. Así, en torno a las 22.30 horas del domingo se dio por finalizado el operativo.

La tesis inicial apuntaba a que una caldera había funcionado mal. Esta fue confirmada posteriormente por la compañía suministradora de gas, que envió a la zona a un equipo de técnicos y a un ingeniero. El monóxido de carbono es un gas inodoro (por lo que a veces es llamado el “asesino silencioso”), incoloro, inflamable y muy tóxico, pues puede llegar a provocar la muerte.