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Galicia abraza a madres y a niños de Ucrania

El traslado humanitario en autobús de personas ucranianas desde Varsovia llegó este martes con 31 personas que serán acogidas en diferentes puntos de la provincia

Llegada de refugiados ucranianos a Vilagarcía: "Me los llevo a casa y los trataré lo mejor que pueda"

Llegada de refugiados ucranianos a Vilagarcía: "Me los llevo a casa y los trataré lo mejor que pueda" Fotos: Iñaki Abella / Vídeo: Diego Doval

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Llegada de refugiados ucranianos a Vilagarcía: "Me los llevo a casa y los trataré lo mejor que pueda" Diego Doval

Mujeres y niños ucranianos llegaron este martes a Vilagarcía de Arousa. Son 31 refugiados que serán acogidos por familias gallegas. Sus destinos serán Vigo, Sanxenxo, O Grove, Santiago, Manzaneda y A Estrada, entre otros. Un viaje desde Varsovia hasta la villa arousana, donde les esperaban sus anfitriones, portando carteles identificativos con sus nombres. Llegaba el momento de las presentaciones, con traductor mediante. "Usted los lleva a casa, ¿no?"; "Los llevo a casa y los trataré lo mejor que pueda", respondía Mercedes, que acogerá en su casa a Alexandra y a sus hijos pequeños Valeria y Dimitri.

La zona portuaria de la villa arousana fue el destino de este autobús fletado por la asociación Galucrania. Sus ocupantes, mujeres y niños, ya tienen un lugar donde empezar a labrar una nueva esperanza de vida gracias a la humanidad de muchas personas de diferentes lugares la Comunidad. Al llegar, hubo emoción, lágrimas y tristeza cuando pisaron suelo firme. La dureza de la guerra a flor de piel. Pero también esperanza de que todo terminará pronto.

Las familias anfitrionas gallegas reciben a sus huéspedes con carteles identificativos. Iñaki Abella

Un autobús cargado de deseos de paz

Vilagarcía-Varsovia. Ese fue el trayecto que hizo el autobús de la empresa Benito Abalo para aportar su enorme grano de arena a la ayuda humanitaria en favor de aliviar la desesperada situación del pueblo ucraniano.

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La llegada a Vilagarcía de 31 personas ucranianas huyendo del dolor de la guerra Iñaki Abella

Cerca de 3.500 kilómetros después de recibir la bofetada de la cruda realidad reafirmó a los expedicionarios en su convicción respecto a la enorme labor llevada a cabo. Una delegación formada por los conductores Benito Abalo y Pablo Rial, además del joven Sergiy Nigeruk en su condición de intérprete.

Arsen, de 4 años, durante el viaje que le traerá a Vilagarcía. | // FDV

La estación de Varsovia fue el lugar de encuentro con las familias que habían solicitado el auxilio a través de la asociación Galucrania. Impacto emocional al margen, más aún en su condición de ucraniano, Nigeruk reconocía que el lugar reflejaba el dolor de una guerra. “Es una ciudad que está totalmente llena. Había personas que llevaban varios días durmiendo en la estación tratando de poder encontrar un medio de transporte con el que huir. Al menos, el trabajo de todos los voluntarios y toda la ayuda humanitaria les daba la posibilidad de comer y beber, pero era muy duro”.

La estación de la capital polaca es un hervidero de personas. | // FDV

El viaje de vuelta, acompañados de las 47 personas recogidas en Polonia, fue también todo un carrusel de emociones. Lamentaba el propio Nigeruk que “fue una pena que una familia no apareció, pero nuestra idea era traer al máximo número de personas posible”. Todas ellas mujeres y niños a excepción de un hombre de avanzada edad, algunas tras muchas horas en la calle en unas difíciles condiciones de temperatura.

El cuidado a las mascotas no se olvida pese a la desesperación. | // FDV

En la madrugada del lunes y tras partir de Varsovia el domingo a las 5.30 horas, la expedición durmió en un hotel a las afueras de París, ciudad en la que 17 de los viajeros desembarcaron. “Pudimos dormir todos en un hotel de carretera. Pudieron descansar, asearse y comer y ya había un poquito más de ánimo. Las primeras horas en el autobús fueron duras, con mucha tristeza y mucha desesperación”, afirma el joven intérprete.

Ayer también varios viajeros llegaron a Bilbao y San Sebastián como puntos de destino. A Galicia viajarían 31 con destino en varios puntos de la comarca de O Salnés. Un lugar en el que emprenderán una nueva vida con el ánimo de poder volver a su país en unas condiciones de libertad y sobre todo paz.

El viaje de Arsen, entre la tristeza y la esperanza

Entre las historias de vida que viajaron dentro del autobús, una de ellas es la de Arsen, un niño de 4 años que se pasó buena parte del trayecto sentado junto al asiento del conductor viendo como se iban sumando los kilómetros a lo largo de las autopistas que cruzan Europa. Como él, todas las personas que se convertirán en los próximos días en residentes en la comarca gracias a la labor de Galucrania.

Todo ello sin perder ripio de lo que sucede en el minuto a minuto de su país, con la esperanza de volver algún día. Una vuelta a Ucrania que sí planea la propia asociación humanitaria a tenor del recrudecimiento actual de las hostilidades. Todo ello con el objetivo de seguir ayudando a un pueblo ucraniano cuyas mujeres y niños huyen como puede de la barbarie mientras los hombres de entre 18 y 60 años se quedan para defender la libertad de su país. Una guerra que deja tras de sí, además de caos, la empatía y la solidaridad más puras de la población occidental.

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