Los veinte refugiados que llegaron a Ourense fueron recibidos con pancartas de bienvenida, flores y globos azules y amarillos. Recorrieron en furgoneta los más de tres mil kilómetros que separan su país en conflicto bélico del que será por un tiempo su nuevo hogar: Maceda. Aplausos, cariño, abrazos, muchas lágrimas y las sonrisas de los más pequeños al recibir caramelos y peluches, tras una expedición que comenzó el pasado martes y que trae a esta localidad ourensana a 9 niños y a 11 madres y abuelas que dejan atrás el horror de la guerra.