Galicia: costa de frailecillos, alcatraces y la amenazada pardela balear

Nuevos e importantes avistamientos a bordo del aula de naturaleza flotante "Chasula"

El frailecillo es una especie difícil de ver en Galicia que, sin embargo, se localiza a bordo del "Chasula".

El frailecillo es una especie difícil de ver en Galicia que, sin embargo, se localiza a bordo del "Chasula".

Manuel Méndez

Manuel Méndez

La costa gallega es conocida por su casi incomparable biodiversidad, la abundancia de pesca y su belleza. Pero también por la cada vez más importante llegada de grandes cetáceos que, atraídos por la riqueza de sus aguas, se acercan al litoral para alimentarse.

Al igual que es destino de aves tan llamativas como los frailecillos, otras tan espectaculares en sus “picados” como los alcatraces y algunas tan amenazadas como la pardela balear.

Especies que, junto a los págalos, araos, gaviotas, cormoranes y garzas fueron observadas con detenimiento en la última expedición del aula flotante de la naturaleza que es el pesquero rehabilitado “Chasula”.

De esa expedición a bordo del barco que patronea Isidro Mariño, realizada con un rumbo paralelo a la costa gallega, de sur a norte, hay que destacar, precisamente, la presencia de la pardela balear (Puffinus mauretanicus), aunque solo fuera avistado un ejemplar.

Exposición de SEO/BIrdLife sobre las aves marinas y sus amenazas, en la lonja de O Grove.

Exposición de SEO/BIrdLife sobre las aves marinas y sus amenazas, en la lonja de O Grove. / M. Méndez

Pero este primer e importante descubrimiento de la temporada no puede dejar indiferente a nadie, y mucho menos a los ornitólogos y amantes de la naturaleza en general, que saben de las amenazas que pesan sobre esta especie.

Un ave que figura en el Libro Rojo de las Aves de España (2004) como “En peligro crítico” y aparece como “En peligro de extinción” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

Así lo destacan en la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), donde, además, hacen hincapié en que, “al ser una especie longeva y con un bajo número de pollos por año, resulta muy sensible a la mortalidad originada por causas no naturales, igual que sucede con el resto de aves marinas”.

Una de las gaviotas fotografiadas en el Atlántico desde la cubierta del pesquero rehabilitado.

Una de las gaviotas fotografiadas en el Atlántico desde la cubierta del pesquero rehabilitado. / Xabier V. Pumariño / Birding.gal / Chasula Birds

Las amenazas

En este sentido, “uno de los principales factores causantes de su regresión es la predación por gatos y ratas introducidos en las islas por el hombre”, a lo que se suma “la muerte de pardelas producida en los palangres de pesca”, sin olvidar que “la sobrecaptura de algunas de sus especies presa, como el boquerón”, también juega en su contra.

La organización conservacionista incide, igualmente, en que “la pérdida y degradación del hábitat de cría, tanto por la urbanización del litoral como por la llegada de depredadores, impiden la recolonización de muchos lugares potencialmente aptos para la instalación de colonias”.

Un declive, por cierto, al que también contribuyen la contaminación del medio marino y, muy particularmente, los vertidos de hidrocarburos, tal y como se explicó recientemente en Ribeira y O Grove gracias a la exposición itinerante de SEO centrada en las amenazas que pesan sobre este tipo de aves marinas.

La exposición sobre las aves marinas ofrecidas en O Grove y Ribeira.

La exposición sobre las aves marinas ofrecidas en O Grove y Ribeira. / M. Méndez

Abundando en todo ello, la Fundación CRAM esgrime que “las estimas más recientes, con datos de 2005, cifran la población en unas 2.400 parejas reproductoras, repartidas en diferentes colonias situadas en las islas Baleares; además de grupos muy importantes (de más de 8.000 individuos) fuera del periodo reproductor, lo cual sugiere la existencia de un alto porcentaje de individuos que no crían”.

Coinciden, además, en que “las amenazas más importantes son actualmente la depredación por ratas y gatos, la interacción pesquera por el palangre, la sobreexplotación de especies presa, y la pérdida o degradación del hábitat de cría por la urbanización de la costa”.

En definitiva, que se trata de una especie endémica de las islas Baleares que solo cría en ese archipiélago.

“Fuera del periodo reproductor puede observarse en aguas del Mediterráneo occidental y del Atlántico Este, llegando hasta el golfo de Vizcaya, por lo que es posible verla en invernada en aguas francesas, inglesas e incluso cerca del mar del Norte”, aseveran en SEO.

A lo que añaden que “también puede invernar en aguas del noroeste de África”.

Es por todo ello, y otras muchas razones, que la localización de la pardela balear a bordo de “Chasula” tiene más importancia de lo que puede parecer, por mucho que se tratara de un solo ejemplar.

Como la tiene la localización de más de cuatrocientos ejemplares de alcatraz atlántico (Morus bassanus), una especie que solo se posa en tierra para anidar, en los acantilados de la costa e islas del norte del Atlántico.

Xabier Vázquez Pumariño, de Birding.gal, uno de los tripulantes habituales del “Chasula”, explica que se trataba de “un espectacular paso de alcatraces, todos adultos, en dirección norte”.

La pardela balear avistada desde el "Chasula".

La pardela balear avistada desde el "Chasula". / Xabier V. Pumariño / Birding.gal / Chasula

Esa espectacularidad se explica diciendo que los adultos de esta ave de plumaje blanco puro con las puntas de las alas oscuras pesan entre 3 y 4 kilos, llegando a medir hasta un metro y alcanzando una envergadura de alrededor de 1,80.

Un alcatraz en plena pesca,

Un ejemplar juvenil de alcatraz atlántico en pleno picado de caza. / Juan Diéguez / Chasula

Tanto o más llamativa fue la localización de una docena de frailecillos atlánticos (Fratercula arctica), según SEO/BirdLife, “una de las aves marinas más habituales de cuantas frecuentan los fríos mares del norte de Europa y una de las más fácilmente reconocibles gracias a su característica morfología y su llamativo pico de forma triangular, comprimido lateralmente y dotado de una vistosa coloración”.

Uno de los frailecillos.

Uno de los frailecillos. / Xabier V. Pumariño / Birding.gal / Chasula

Desde esta entidad apuntan que “esta ave resulta poco común en las proximidades de las costas españolas, donde se presenta en bajo número durante el paso y la invernada”.

No obstante, como sucedió en esta y otras muchas ocasiones, se pone a tiro de cámara de los tripulantes del “Chasula” durante sus expediciones pelágicas.

Los araos, alcas y pardelas centraron las miradas de conservacionistas como Xavier Vázquez Pumariño, autor de esta fotografía.

Los araos, alcas, págalos y pardelas centraron las miradas de conservacionistas como Xavier Vázquez Pumariño, autor de esta fotografía. / Birding.gal / Chasula Birds

Las citadas son, como queda dicho, solo algunas de las especies aladas encontradas en la última singladura del barco escuela, de la que también pueden destacarse 191 individuos de cormorán moñudo y 61 ejemplares de cormorán grande.

También una pardela pichoneta, de aspecto muy similar a la pardela balear, “aunque uniformemente muy oscura, casi negra, por arriba, lo que produce un marcado contraste con sus partes inferiores, completamente blancas, a excepción de un estrecho borde en la parte posterior de las alas, también oscuro”, explican en SEO.

Gaviotas y cormoranes moñudos descansando en las rocas del litoral.

Gaviotas y cormoranes moñudos descansando en las rocas del litoral. / Xabier V. Pumariño / Birding.gal / Chasula Birds

Lógicamente, las gaviotas dejaron claro su dominio, con alrededor de 1.850 ejemplares de la patiamarilla, 139 de gaviota reidora, seis de cabecinegra, dos argénteas y cuatro sombrías.

También hicieron acto de presencia cuatro págalos grandes, tres araos comunes, siete alcas comunes, media docena de charranes patinegros y una garza real.

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