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Necrofilia y racismo entre delfines

Delfines mulares (arroaces) en la ría de Arousa. BDRI

El Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI, por las siglas en inglés de Bottlenose Dolphin Research Institute), presenta un nuevo trabajo de investigación de alcance internacional, ya que desvela aspectos totalmente desconocidos relacionados con prácticas que pueden considerarse como racismo y necrofilia en el mundo animal.

En este centro de investigación del medio marino asentado en O Grove y dedicado al estudio y a la conservación de la biodiversidad dan a conocer “varios comportamientos desconocidos hasta el momento sobre los delfines mulares”, los popularmente denominados arroaces.

Bruno Díaz López, doctor en Ecología por la Universidad de Burdeos y director del BDRI, avanza en relación con este estudio que “se trata de un trabajo en el que explicamos las razones por las que un grupo de delfines mulares atacan y matan a un delfín común en la ría de Arousa”.

La misma jornada de trabajo, por cierto, en la que investigadores y estudiantes del BDRI pudieron “evidenciar el primer caso de necrofilia en cetáceos”.

Abundando en ello, este investigador de origen ferrolano con amplia experiencia en el estudio de mamíferos marinos, tanto en las Rías Baixas como en el Mediterráneo y Oriente Medio, detalla que el citado estudio “describe la segregación espacial de las dos especies de cetáceos, el delfín común y el delfín mular”.

La culminación de un trabajo llevado a cabo entre 2014 y 2019 en Arousa

Es la culminación de un trabajo llevado a cabo entre 2014 y 2019 en la ría de Arousa que “pone de manifiesto que ambas especies utilizan esta zona como zona de alimentación, aunque muestran diferentes patrones de distribución”.

El ataque mortal de un grupo de arroaces a un delfín común

El ataque mortal de un grupo de arroaces a un delfín común BDRI

Esto es tanto como decir, tal y como se indicó en ocasiones anteriores a través de FARO, que a los delfines mulares les gusta adentrarse en la ría, donde interactúan con la flota pesquera y usan sus aguas como guarderías para sus cachorros, además aprovechar el ecosistema específico existente en torno a las bateas de mejillón a modo de despensa.

Sin embargo, los menos sociables delfines comunes se dejan ver, mayoritariamente, fuera de las Rías Baixas, adentrándose de forma ocasional en ellas.

De hecho, durante los seis años de estudio “solo se observaron delfines mulares y delfines comunes en cinco ocasiones al mismo tiempo y en la misma zona”.

Y prueba de las malas relaciones existentes entre ambas especies es que en tres de esas ocasiones los arroaces provocaron el alejamiento de los delfines comunes, llegando a producirse “una interacción letal”.

Se trata del caso documentado del que ya se hizo eco en su momento el decano de la prensa nacional que ahora se hace público a modo de informe científico oficial y definitivo.

Lo golpearon, mordieron y ahogaron

Fue en enero de 2020 cuando FARO DE VIGO se hizo eco del ataque “racista” que ahora el BDRI divulga a modo de publicación científica internacional. Como se avanzó entonces, los arroaces golpearon, mordieron y ahogaron hasta al delfín común.

Las desgarradoras imágenes fueron filmadas por un grupo de turistas a bordo de una embarcación de recreo en algún punto entre la isla de Rúa y Cabo de Cruz (Boiro).

Aquellos vídeos fueron detalladamente estudiados por el BDRI, donde confirmaron que, efectivamente, se había tratado de un ataque mortal protagonizado por los arroaces.

Los delfines protagonistas de este cruento ataque eran “viejos conocidos” de la comunidad científica, ya que fueron fotoidentificados y constan como visitantes habituales de las Rías Baixas.

A raíz de aquello, Bruno Díaz indicó que “analizando las marcas externas, sobre todo provocadas por dientes, que presentan algunos ejemplares que aparecen varados en la costa, sospechábamos que podrían existir este tipo de ataques violentos y agresiones entre delfines”. Y aquel suceso servía para confirmarlo.

Ese “altercado” entre delfines permitió observar a varios mulares, incluyendo adultos y crías, y tanto machos como hembras, “persiguiendo y agrediendo a un delfín común hasta provocarle la muerte”.

Según el informe, “después de aproximadamente diez minutos de agresiones consecutivas, el cadáver del delfín común apareció flotando, y varios delfines mulares adultos empujaron repetidamente el cuerpo bajo la superficie del agua”.

Un estado de erección evidente y un intento de cópula

Fue en ese momento, como explica Bruno Díaz, cuando “se presenció un intento de cópula, por lo que concluimos que el delfín común podría haber sido agredido hasta la muerte por competencia entre especies a causa de recursos alimenticios o por práctica de infanticidio, y la excitación sexual podría haber sido desencadenada por una expresión de dominación”.

Lo que parecía un juego era un ataque mortal

Las imágenes que muestran el ataque de los arroaces a los delfines comunes tienen “enorme valor documental y científico” . Son vídeos grabados por la tripulación de un barco de recreo que "observó primero a un grupo de delfines comunes y poco después, otro de mulares”.

Cuando se juntaron, “lo que en principio parecían momentos de confusión y ajetreo en el agua, provocados por los juegos en los que suelen participar estos mamíferos marinos, resultó ser una agresión mortal por parte de un grupo de arroaces que aquel mismo día habíamos estado estudiando desde nuestro barco durante más de cinco horas, cuando se alimentaban en la cara sur de la ría de Arousa”, confirmaba el propio Bruno Díaz.

 

Abundando en ello, el director del BDRI argumenta que en la época del año en que se produjo el ataque, los niveles de testosterona de los delfines machos “son aún bastante elevados, y esto también hace que aumente su nivel de agresividad”.

Tanto es así que “en las imágenes se puede observar incluso cómo los machos están tan excitados que llegan a presentar estados de erección mientras agreden al delfín común”.

Aplicaron estrategias de caza propias de grandes depredadores terrestres

Los arroaces atacantes eran cinco machos y dos hembras con sus crías que, tras alimentarse en la parte sur, se habían desplazado a la cara norte de la ría, donde se toparon con la familia de delfines comunes. Y decidieron atacarlos como si de una manada de leones u otros carnívoros se tratara, acorralando a las víctimas y presionándolas hasta conseguir aislar a una de ellas, posiblemente el ejemplar más débil.

Así, aplicando la estrategia de caza de los grandes depredadores del medio terrestre, los arroaces acabaron con el delfín común.

Usaron una técnica realmente llamativa, ya que se alejaban para ganar espacio y se acercaban violentamente, golpeando con fuerza a su víctima antes de realizar nuevas cargas, una tras otra. Golpeaban a su víctima con el cuerpo y la cola, además de empujarla hacia el fondo del mar para tratar de ahogarla.

Tras aquel brutal episodio, Bruno Díaz indicaba que “el delfín común sufrió brutales golpes de cola y cargas de cuerpo durante minutos por parte de los arroaces, que además le impedían subir a la superficie para respirar”.

Y así, tras media hora de ataques, el cuerpo sin vida del delfín común apareció flotando en el agua, al tiempo que los delfines mulares que lo habían matado abandonaban el lugar de los hechos.

Con la inestimable ayuda de la flota 

Al hablar de todo esto sale a relucir que la colaboración ciudadana es fundamental para que el BDRI pueda complementar su trabajo.

Interacción entre delfines y pescadores. BDRI

Lo cierto es que en el caso del posible ataque “racista” y las prácticas necrófilas descritas, la aportación realizada por la sociedad se antoja esencial.

Tanto es así que este trabajo en concreto “nació gracias la colaboración de ciudadanos desinteresados y apasionados del medio marino que se pusieron en contacto con nosotros tras presenciar y grabar con sus móviles aquel encuentro letal entre los delfines mulares y los delfines comunes en la ría de Arousa”.

Así lo destaca el director del BDRI, Bruno Díaz, quien además quiere agradecer a Francisco Redondo y su tripulación el apoyo prestado, ya que “fueron testigos directos de los hechos y no dudaron en contactarnos para que pudiésemos estudiar y comprender mejor este comportamiento tan poco común y desconocido de los arroaces”. 

“El delfín común sufrió brutales golpes de cola y cargas de cuerpo durante minutos por parte de los arroaces, que además le impedían subir a la superficie para respirar”

Bruno Díaz López - Director del BDRI

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Un “infanticidio” que conmocionó a la comunidad científica por la reacción de la madre

A los casos de “racismo” entre delfines hay que sumar, por ejemplo, los de “infanticidio”. En septiembre de 2016, FARO DE VIGO daba cuenta de un episodio inédito que conmocionaba a la comunidad científica y permitía augurar que iba a servir de base a estudios e informes científicos que tendrían repercusión mundial.

Miembros del BDRI documentando un caso de infanticidio. BDRI

Y no solo se documentaba el supuesto infanticidio, sino también la reacción “casi humana” de la madre, que permaneció durante horas al lado del cadáver de su cría muerta, un macho de apenas una semana de vida, tratando de mantenerlo a flote y reanimarlo.

La madre intentando mantener a flote a su cría ya muerta. BDRI

Lo que sucedió, cabe recordar, es que dos delfines machos en edad adulta la emprendieron a golpes hasta la muerte con una de las crías nacidas aquel verano en la ría de Arousa, se cree que con el propósito de que la hembra, al perder a su retoño, pudiera recuperar la época de celo.

“Daba la impresión de que la madre rechazaba la muerte y tenía sentimientos, como negándose a asumir que su cría ya no vivía”

Bruno Díaz

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Esto permitiría el apareamiento a los arroaces autores de la agresión mucho antes de lo previsto, pues en caso contrario tendrían que esperar al menos tres años.

Como se dijo entonces, lo que más llamó la atención a los biólogos, hasta el punto de emocionarlos, fue ver cómo aquella hembra trataba desesperada e infructuosamente de mantener con vida a su cría agonizante.

Como los gorilas o los elefantes

La relevancia internacional de aquel episodio, ocurrido en aguas de Rianxo, se debía a que en todo el mundo apenas se habían documentado media docena de casos de “infanticidio” entre delfines, y a que pocas veces antes se había visto a una hembra de esta especie cuidar de aquel modo a su cría muerta, con un comportamiento propio de humanos que sí se ha sido visto en otros animales, como los gorilas o los elefantes.

La cría atacada en 2016. BDRI

Eso es lo que detallaban en el BDRI, cuyos integrantes estuvieron observando a aquella madre durante horas mientras intentaba mantener a flote a su cría.

Una auténtica paliza

“Daba la impresión de que la madre rechazaba la muerte y tenía sentimientos, como negándose a asumir que su cría ya no vivía”, reflexionaba Bruno Díaz antes de explicar que la necropsia desveló que el pequeño delfín murió de una auténtica paliza.

El desesperado intento de una madre por salvar a su cría de delfín en Galicia

El desesperado intento de una madre por salvar a su cría de delfín en Galicia CRUCEROS PELEGRIN

Presentaba “numerosos hematomas internos y múltiples roturas vertebrales, principalmente con serios daños en el hígado, rotura de costillas y dislocación de vértebras lumbares y a nivel occipital”, lo cual demostraba que los machos lo habían destrozado mientras la hembra trataba de protegerlo.

"La necropsia desveló numerosos hematomas internos y múltiples roturas vertebrales, principalmente con serios daños en el hígado, rotura de costillas y dislocación de vértebras lumbares y a nivel occipital”

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Bruno Díaz, que desde entonces dio cuenta de otros casos similares ocurridos en Galicia, entre ellos uno muy llamativo que tuvo lugar en aguas de Combarro, informaba también tras aquel episodio de que en uno anterior registrado en Grecia una madre estuvo al lado del cadáver de su cría durante una semana.

“Lo que pudimos ver con esta hembra tratando de salvar al pequeño delfín, subiéndolo a su lomo y procurando que no se hundiera, es algo realmente impactante que dará mucho de qué hablar”, pronosticaba el director del BDRI, quien durante sus estudios en Italia había visto cómo las hembras abandonaban a sus crías tras fallecer.

Un ejemplar de delfín común. BDRI

Delfín común (Delphinus delphis):

  • Es una especie oceánica que se encuentra distribuida en las aguas tropicales, templadas y frías del océano Atlántico y Pacífico.
  • Al nacer mide entre 80 y 100 centímetros.
  • Las hembras adultas alcanzan entre 1,6 y 2,2 metros y los machos, entre 1,7 y 2,3 m.
  • El color gris oscuro predomina en la superficie dorsal, desde la frente hasta la aleta dorsal, donde forma un pico invertido. Ventralmente es blanco.
  • Las aletas dorsales y pectorales son oscuras, aunque en adultos la dorsal presenta un tono gris en la parte central.
  • Destaca una línea que parte de la zona genital hacia adelante atravesando el parche torácico amarillo, así como una banda negra que une aletas pectorales con el maxilar inferior. Los juveniles tienen una coloración más clara.
  • Se alimenta de calamares y peces pequeños.

Delfines mulares (arroaces) en la ría de Arousa. BDRI

Delfín mular (Tursiops truncatus):

  • Conocido en Galicia como arroaz, es una especie muy común en los océanos y mares periféricos de latitudes tropicales y templadas.
  • Nace con una longitud aproximada de un metro y los adultos pueden medir entre los 1,9 y 3,8 metros, siendo normalmente los machos más largos.
  • El peso medio de un adulto es de 150 a 650 kilos.
  • Su aleta dorsal, que se sitúa aproximadamente en el centro de su cuerpo, es alta y curvada.
  • Su forma y coloración varían mucho en función de su localización geográfica pero sigue un patrón que va de gris más oscuro a gris claro, en la parte dorsal y de blanca a rosada, en la parte ventral.
  • La dieta del delfín mular está basada en peces, cefalópodos y crustáceos.

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