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Ya es primavera en el mundo de los delfines

Dos delfines mulares en las Rías Baixas. BDRI

 Puede que la mejoría del tiempo se note en el estado de ánimo de los ciudadanos. Como se constató el pasado finde en toda Galicia, no dudaron en desafiar a la pandemia e intentaron olvidarse temporalmente de ella tomando calles, paseos, plazas, playas y terrazas; aprovechando para socializar cuando el sol tomaba el relevo de interminables semanas de precipitaciones, viento y frío.

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Pero no solo los humanos parecen alegrarse y cambiar de hábitos cuando el tiempo mejora. También los mamíferos marinos se muestran más bulliciosos, sociables y relajados cuando los mares se calman

Y si no, que se lo pregunten a los delfines que, con su manera de comportarse en los últimos días, parecen querer anunciar la llegada de la primavera a las Rías Baixas.

Ya se explicó en otras ocasiones anteriores que estos animales parecen más acróbatas en Galicia que en el Mediterráneo, al igual que se dijo, en base a otros estudios científicos, que les gusta interactuar con el ser humano cuando éste realiza tareas de pesca o acuicultura. 

Así vuelve a quedar patente ahora, cuando las despensas de alimento que son las rías y sus bateas, convertidas también en guardería donde proteger a sus cachorros, ven cómo los delfines incrementan su actividad.

Para satisfacción de los amantes de la naturaleza y la sociedad en general, ya que estos animales son perfectos bioindicadores, de tal forma que su sola presencia, pero también su comportamiento, dejan patente la riqueza de estas aguas.

Se intensifica la investigación

También para regocijo de los investigadores, que con la mejoría del tiempo pueden intensificar su trabajo de campo y que en los últimos días se “pusieron las botas” estudiando bien de cerca las diferentes especies de mamíferos marinos presentes en las Rías Baixas.

El seguimiento de los delfines por mar y desde el aire. BDRI

Con especial atención a los popularmente conocidos en Galicia como arroaces, a los que se está estudiando por tierra, desde zonas de observación estratégicas en la costa arousana, como Punta Cantodorxo (O Grove); por mar, a bordo de diferentes embarcaciones; y por aire, con ayuda de drones.

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El estudio de los delfines en las Rías Baixas Manuel Méndez

Bottlenose Dolphin Research Institute (BDRI)

Esa es la labor, por ejemplo, del Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI), el centro que dirige en O Grove el biólogo Bruno Díaz López, el doctor en Ecología por la Universidad de Burdeos que desde hace años se encarga, junto a su equipo de investigadores y alumnos, no solo de estudiar a los mamíferos marinos y dar cuenta del regreso de las ballenas, entre otras acciones.

El seguimiento de los mamíferos marinos desde Punta Cantodorxo (O Grove). BDRI

También se ocupa de concienciar a la población sobre la importancia de preservar las rías y las especies que las pueblan.

Cuarenta ejemplares juntos

Este centro no deja de generar noticias que demuestran tanto esa rica biodiversidad de las aguas gallegas como, volviendo al principio, el bullicio de los delfines que anuncia la llegada de la primavera. 

Los delfines estudiados esta semana con un dron. BDRI

En relación con esto, el BDRI incorpora a su labor de investigación un dron con el que esta misma semana se ha grabado “un maravilloso vídeo que resalta la enorme riqueza de las rías gallegas y la importancia de la conservación de este ecosistema costero”, proclama Bruno Díaz.

Bruno Díaz durante una de las jornadas de estudio desde embarcación. FdV

En esas imágenes se comprueba que “con la proximidad de la primavera, aumenta la actividad social de los delfines mulares residentes en la costa gallega”.

“Con la proximidad de la primavera, aumenta la actividad social de los delfines mulares residentes en la costa gallega”

Bruno Díaz López - Director del BDRI

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Es un material importante desde el punto de vista científico que ayuda a entender mejor el comportamiento de estos mamíferos marinos.

E incluye sorprendentes imágenes que invitan a la reflexión, ya que, a modo de ejemplo, ha sido posible filmar desde el aire y observar desde la costa y en embarcación una agregación de más de cuarenta delfines mulares, todos ellos identificados y/o “fichados” como residentes en las Rías Baixas.

Lo sorprendente de esto es que los delfines mulares forman unidades familiares mucho más reducidas, por lo general de entre 8 y 15 miembros. Lo extraño es encontrar familias tan amplias como ésta, y mucho más como aquella de unos 150 individuos que fue identificada, también por el BDRI, hace casi tres años.

"Formar una agregación de tantos ejemplares, con machos, hembras y crías juntos durante largos periodos de tiempo, les permite incrementar sus lazos sociales”

Bruno Díaz López

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Estos animales “son fieles a un sistema social caracterizado por la formación de pequeños grupos que cambian de forma regular su composición y tamaño, y formar una agregación de tantos ejemplares, con machos, hembras y crías juntos durante largos periodos de tiempo, les permite incrementar sus lazos sociales”, manifiesta el propio Bruno Díaz.

Un bullicio que se intensifica cada año por estas fechas

Eso de la socialización entre delfines no es nuevo, ya que su actividad suele aumentar cada año por estas fechas, justo antes de primavera, y resulta especialmente intensa entre las bateas de cultivo de mejillón y ostra, cuya presencia facilita la adquisición de alimento a los cetáceos.

Es evidente que para los delfines mulares de aguas gallegas “los polígonos de bateas se han convertido en una fuente de alimento, recurriendo a ellos de forma regular”.

Y todo porque en el entorno de esos viveros flotantes suelen reunirse los peces que son la base de la dieta de los mamíferos marinos, que al acudir a esas despensas tienen que hacer un esfuerzo menor para cazarlos.

La abundancia de alimento y el buen tiempo explican que se muestren especialmente activos en el interior de las rías, donde los mulares rebosan dinamismo y no dejan de mostrarse haciendo gala de su agilidad y dando unos saltos realmente espectaculares entre bateas.

Acrobacias entre bateas. BDRI

Tanto es así que se ha llegado a la conclusión de que son más "acróbatas" e incluso están más felices que los mamíferos marinos estudiados en Cerdeña y el Golfo Pérsico, tal y como indica Bruno Díaz López (Ferrol, 1976), el licenciado en Biología por la Universidade de Santiago -especialidad de Zoología- que dirige en O Grove el Bottlenose Dolphin Research Institute (BDRI).

“Los polígonos de bateas se han convertido en una fuente de alimento, recurriendo a ellos de forma regular

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Por emoción, para socializar o cuando quieren alimentarse

Es en este centro donde apuntan que a los arroaces "les encanta mostrar sus saltos acrobáticos por varias razones diferentes, que van desde la emoción a la socialización, la alimentación o para tener una mirada más clara sobre el nivel del mar”.

Todo esto permite profundizar en el estudio de la especie y entender su modo de comunicarse, su forma de cazar y hábitos tan llamativos como el empleo de las algas para divertirse y practicar técnicas de pesca, lo cual se antoja especialmente aconsejable para los delfines juveniles, ya que de este modo aprenden a valerse por sí mismos.

Jugando con algas como si lo hicieran al fútbol

Cabe recordar que en ocasiones los delfines se comportan como si jugaran al fútbol, lanzándose el balón unos a otros o entreteniéndose como si le dieran toques.

Solo que en lugar de una pelota los mamíferos marinos emplean algas, lo cual se interpreta como una forma de divertirse y aprender a pescar.

A veces también practican con los propios peces, como un gato cuando juega con un ratón.

Delfines mulares en la ría de Arousa. BDRI

Es lo que se está documentando nuevamente en el BDRI por medio de investigadores y estudiantes de diferentes partes del mundo que realizan trabajos de observación desde la costa o a bordo de las embarcaciones del centro.

Un lugar en creciente evolución donde insisten en que durante jornadas soleadas como las registradas recientemente el bullicio en la ría es enorme, observándose a los delfines realizando todo tipo de juegos, tanto con las algas como sin ellas, y saltando hasta alcanzar alturas considerables fuera del agua.

Así se concluye que estos cetáceos dedican buena parte de su tiempo a las “relaciones sociales” y al juego, como queda patente también cuando se acercan a las embarcaciones para nadar a su lado y, prácticamente, dejarse acariciar por su quilla.

Dibujo que muestra la red social de cada delfín, marcando cada ejemplar con un punto azul que es más grande cuanto más numerosas son sus visitas a las bateas. Mediante líneas se marcan sus contactos con otros ejemplares y se comprueba que los que usan la despensa de los viveros se relacionan menos que los otros. BDRI

Los delfines tienen sus propias redes sociales

En el BDRI sotienen que a unos delfines les gusta más que a otros comer entre bateas, y aquellos que lo hacen se convierten en menos sociales que los demás, quizás porque acceden al alimento más fácilmente y no necesitan ayuda de otros ejemplares”.

En cierto modo los delfines mulares o arroaces “se vuelven más egoístas y menos sociales porque al alimentarse entre las bateas no tienen que colaborar con otros amigos y prefieren estar solos o con poca compañía”, apostilla Bruno Díaz.

De forma muy gráfica compara este comportamiento con el del ser humano, porque “si yo descuelgo el teléfono y encargo la comida para que me la manden a casa voy a tener un comportamiento menos social del que tendré si voy a comprar al supermercado o a la plaza de abastos, ya que quiera o no, voy a entablar contacto con otras personas”.

Con los delfines sucede algo parecido, ya que al tener alimento fácil entre las cuerdas del mejillón o alrededor de las bateas “se centran en ellas e interactúan menos con los demás”.

Es cierto que “todos siguen estando con todos”, pero insiste en que “se ve claramente que los que frecuentan las bateas mantienen menos contacto con los demás”.

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