Una madre lucha por mantener a flote a su cría. Es un ejemplar de delfín mular (arroaz) que se resigna a perder a su cachorro, de solo unos días de vida. Lleva varias jornadas intentando salvarlo, a pesar de que está muerto, pero es una muestra de duelo y un comportamiento ya documentado antes en esta especie, por lo que aún puede seguir así un tiempo más.

Esta es la escena presenciada ayer por decenas de vecinos y turistas a bordo de embarcaciones de recreo en el entorno de Combarro, hasta donde se desplazaron, alertados por esos testigos, efectivos de la Coordinadora para el Estudio de los Mamífero Marinos (Cemma), encargada de la Red de Varamientos de Galicia.

La madre impidió que se lo llevaran

Alfredo López, su máximo responsable, confirma la localización del joven ejemplar muerto al lado de su madre, "muy cerca de la costa de Campelo".

Tras desplazarse al lugar "intentamos recoger al cachorro para llevarlo a tierra y practicarle la necropsia; de hecho, llegamos a tenerlo en las manos, pero no pudimos sacarlo del agua porque la madre se enfadó, nos lo quitó y siguió empujándolo hacia el medio de la ría".

La imposibilidad de recoger el cadáver impide concretar las causas de la muerte. Pero tras observar de cerca al pequeño arroaz, Alfredo López no considera que esté relacionada con un "infanticidio"; una práctica conocida y documentada, también en las Rías Baixas, que protagonizan machos adultos que quieren aparearse, y que al matar a las crías intentan que sus madres entren antes en período de celo, pues de lo contrario deben esperar al menos tres años.

Una especie con alta tasa de mortalidad infantil

"Puede haber muerto por cualquier causa, ya que la tasa de mortalidad infantil entre los delfines mulares es muy alta", esgrime Alfredo López. En cualquier caso, sin disponer de toda la información necesaria, a falta de la necropsia, "no vimos ningún tipo de marca en el cachorro que apunte a un infanticidio", insiste el responsable de la Cemma.

Lo hace al tiempo que confirma que se trata de "una cría de solo unas semanas de vida, puede que solo unos días", siendo éste un momento en el que resultan "muy vulnerables y pueden morir por causas naturales".

O incluso por algún impacto con las embarcaciones, aunque Alfredo López reitera que, "aparentemente, no tenía daños propios de golpes".

Pensaron que era un tronco

Luis Vaamonde y Paula González son dos de los testigos de la escena que dieron la voz de alarma tras presenciarlas cuando salieron a navegar a vela desde el puerto deportivo de Combarro. "Vimos algo que flotaba en el agua y pensamos que era un tronco con unas ramitas que estaba a la deriva", relata.

Fue al acercarse cuando descubrieron que "se trataba de una cría de delfín muerta y boca arriba; lo que parecían ramas eran, en realidad, sus pequeñas aletas".

En ese instante "comprobamos que había un delfín adulto, supusimos que su madre, que emergía una y otra vez usando su hocico para tratar de mover a la cría y mantenerla en la superficie, desplazándola siempre en el mismo sentido que avanzaba la corriente".

Atónitos, estos vecinos de Chancelas, en la parroquia de Combarro (Poio), observaron y fotografiaron el momento sin molestar a la hembra, "aprovechando que al navegar a vela no hacíamos ruido".

También visto desde el catamarán Pelegrín

Tanto a ellos como a los pasajeros del barco de pasajeros Pelegrín, con base en O Grove y que estaba también en la zona, "nos pareció que la cría estaba un tanto deformada, y era como si le salieran vísceras por la boca, por lo que pensamos que podría tratarse de un caso de 'infanticidio' provocado por machos adultos con ganas de aparearse".

Luis Vaamonde y Paula González, que indican que "el capitán del barco de pasaje Pelegrín dijo que ya vio esa cría unos días antes nadando con dificultades cerca de la isla de Tambo", alertó de lo ocurrido al Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI), con sede en O Grove.

Su director, el doctor en Ecología y biólogo Bruno Díaz López, dice haber recibido numerosos avisos en el mismo sentido. A su juicio, "podría tratarse de un caso de 'infanticidio' entre delfines, pero esto es algo que hay que decir con todas las cautelas y es solo una hipótesis, ya que únicamente la necropsia puede desvelar si la muerte del cachorro fue traumática o natural".

Así pues, sin profundizar en las causas de la muerte, lo que hace Bruno Díaz es pedir a la población "que no se moleste a la madre, sobre todo porque acaba de perder a su cachorro y está atravesando una situación muy delicada, por lo que incluso puede volverse agresiva".

Recalca el investigador que "no deja de ser una madre que acaba de perder a su hijo, en este caso un cachorro macho, y está llorándolo mientras tratar de reanimarlo; y así seguirá hasta que se da por vencida, siendo éste un comportamiento que se repite con frecuencia y hace que algunas madres permanezcan al lado de sus crías muertas durante una semana"

Termina pidiendo a los ciudadanos que ante situaciones como la descrita se informe inmediatamente a la Red de Varamientos de Galicia o al servicio de emergencias 112.

Casos de "infanticidio" animal en las Rías Baixas

Ya se registraron otros casos de "infanticidio" entre delfines en los últimos años en las Rías Baixas. El más llamativo tuvo lugar en septiembre 2016, cuando dos delfines machos en edad adulta la emprendieron a golpes hasta la muerte con una de las crías nacidas aquel verano en la ría de Arousa.

Aquella madre también intentó infructuosamente mantener con vida a su cría agonizante, cuidándola con un comportamiento propio de humanos que sí se ha sido visto en otros animales, como gorilas y elefantes.

El propio Bruno Díaz López relataba entonces que junto a su equipo había observado a un grupo de arroaces, entre ellos una cría muerta, su madre y dos machos adultos.

"Estuvimos observando a la madre durante horas mientras intentaba mantener a flote a su cría y daba la impresión de que se negaba a aceptar la muerte y tenía sentimientos; un comportamiento visto antes en especies animales como los elefantes, pero desde luego muy humano", manifestada el doctor en Ecología.

A lo que añadía que "quizás se documentaron antes solo cinco casos de infanticidio entre delfines a nivel mundial", antes de explicar que la necropsia demostró que el delfín había muerto de una paliza, de ahí los "numerosos hematomas internos y múltiples roturas vertebrales" que presentaba, "con serios daños en el hígado, rotura de costillas y dislocación de vértebras lumbares y a nivel occipital".