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Gritos de SOS por los petroglifos

La asociación Umia Vivo lleva años impugando los presupuestos municipales de concellos con grabados rupestres, para que dediquen partidas económicas a su conservación

Hace más de 4.000 años, los pobladores de la Galicia de entonces grababan en las rocas de granito extrañas figuras: círculos, escenas de caza, armas, imágenes antropomórficas... Son los petroglifos, una de las manifestaciones artísticas más antiguas que han llegado hasta la actualidad. En Galicia hay algo más de tres millares, según cifras oficiales de la Xunta, y uno de cada tres están en la provincia de Pontevedra. La cuenca del Lérez es la zona con mayor abundancia de ellos, pero también los hay en O Salnés y Ullán. La asociación Umia Vivo lleva varios años luchando para que los Ayuntamientos inviertan algo de dinero en su conservación y puesta en valor.

El colectivo impugna los presupuestos municipales de aquellos concellos donde hay grabados rupestres, solicitando que incluyan en las cuentas alguna partida específica para el cuidado de las piezas. No piden mucho, sino tan solo algo de dinero para mejorar la señalización, desbrozar los accesos, limpiar la maleza que haya en la proximidad de las rocas y cortar los árboles que puedan amenazarlos en caso de incendio.

Han presentado reclamaciones de este tipo en Pontevedra, Caldas, Vilagarcía, Valga, A Lama, Campo Lameiro, Cotobade, y recientemente, también en Meis. Pero por el momento solo les han escuchado en Vilagarcía, donde Umia Vivo ya impugnó dos veces los presupuestos.

El grupo de gobierno ha incluido para 2020 una partida de 15.000 euros para redactar un proyecto de puesta en valor de los en torno a 30 petroglifos que se cree que hay en el monte Xiabre, perdidos a menudo bajo la maleza, la mayoría de ellos en la parroquia de Cea. Pero el presidente de la asociación, Xesús Rodríguez Castro, afirma que la mayoría de los concellos les dan un portazo por respuesta. "En A Lama y Valga ya ni siquiera llevan nuestras reclamaciones a pleno. Las rechazan directamente los alcaldes".

Recientemente, el colectivo impugnó las cuentas de Meis, también sin éxito. Lo que pedía Umia Vivo era una partida propia para el grabado de Outeiro do Cribo, una de las estaciones más importantes de O Salnés, por la cantidad y variedad de sus figuras, pues las hay geométricas, circulares y de animales. "Es uno de los petroglifos más singulares del país, pero se encuentra en un espacio completamente degradado". Afirma que la vegetación crece a su alrededor de forma descontrolada, que el camino de acceso a la piedra está a veces tapado por los tojos, y que hay un pino, "que crece casi encima del petroglifo". También lamenta la proximidad de una plantación reciente de eucaliptos, que es una especie pirófita. "Los Ayuntamientos van a Fitur y fardan de patrimonio arqueológico, pero después cuando vienen los turistas y ven lo que hay se encuentran con el que recurso está en un estado impresentable", sostiene Rodríguez Castro. En la zona tampoco hay ningún letrero que explique la importancia cultural de la piedra.

"Es muy fácil y barato hacer carteles en las carreteras indicando donde están los monumentos. Los políticos se contentan con eso, pero no es suficiente", prosigue el activista de Umia Vivo. "El problema es que los petroglifos no lucen en las inauguraciones, y los políticos establecen sus prioridades en clave electoralista".

En el caso de Valga, la asociación exigía medidas para poner en valor la llamada Laxe da Serpe.

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