Las tres viviendas que quiere recuperar el Concello de A Illa se adquirieron de forma radicalmente diferente. La primera de ellas que pasó a ser patrimonio municipal fue la de Goday, junto al jardín, las salazones y la antigua fábrica de conserva, la primera de estas características que existió en Galicia y que hoy se ha convertido en un centro de interpretación. Esta vivienda se adquirió a través de un convenio urbanístico con sus propietarios que permitió la construcción de un bloque de edificios en las proximidades. Más complicado resultó hacerse con las casas de Dona Tomasa y O Campaneiro, ya que fue necesario convencer a los herederos para que vendiesen los inmuebles. Ese logro se consiguió en 2010, y el Concello abonó por su compra 400.000 euros, financiados a través de la Caja de Anticipos de la Diputación. Desde entonces nada se ha podido hacer en ellas.